En la industria de los fondos de inversión, desde hace años ha surgido un debate que debe ser resuelto: ¿es mejor invertir con gestión pasiva, o con activa? Los fondos indexados han irrumpido en el mercado en los últimos años.
Desde la Gran Crisis financiera, el mercado parece que se ha movido en una sola dirección: hacia arriba. Los inversores han cosechado grandes ganancias, en un contexto en el que subirse a un índice y despreocuparse ha dejado muy buenos resultados. Con el apoyo de los bancos centrales los inversores han disfrutado de años muy positivos en los mercados, tanto de renta fija, como de variable.
Pero nada es para siempre, y la situación ya ha empezado a cambiar: la volatilidad ha vuelto con la crisis del Covid, el regreso de la inflación y la inevitable retirada de los estímulos por parte de los grandes bancos centrales del planeta, que, o ya están subiendo los tipos de interés, como es el caso de la Reserva Federal, o se preparan para ello, como hace el Banco Central Europeo.
En este contexto muchos inversores se pueden estar preguntando si es momento de volver a ganar exposición a gestión activa, que había quedado algo olvidada después de atravesar una racha complicada: la mayor parte de fondos activos no han logrado batir a los índices y a los ETFs que los replican, siendo incapaces de justificar unas comisiones más elevadas que las que cobran los fondos indexados.
En este contexto, elEconomista ha organizado la jornada empresarial de la gestión activa y pasiva para invertir con una subida de tipos real, y la primera mesa de debate giró en torno a la pregunta clave: ¿Tiene sentido combinar la gestión activa y pasiva? Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM, Ignasi Viladesau, director de inversiones de MyInvestor, André Themudo, responsable del negocio de distribución y de gestoras de fondos para BlackRock en Iberia, y Francisco Sainz, CIO de Imantia, han sido los participantes de la mesa, moderada por Isabel Blanco, coordinadora de Mercados de elEconomista.
Los participantes llegaron claramente a la conclusión de que sí, los dos tipos de gestión son totalmente complementarios y los inversores deben hacer uso de ambos para maximizar sus resultados.
Estrategias complementarias
"Cuando las cosas van bien, poner el piloto automático da buenos resultados y es muy útil. Pero cuando no van tan bien, tiene más sentido la gestión activa". Esta frase de Francisco Sainz, de Imantia, resume bien los puntos fuertes que tiene cada estilo de gestión. Sin embargo, yendo un paso más allá, los expertos coinciden en que lo que más sentido tiene es ser capaz de sacar provecho a ambos estilos de gestión.
La mejor opción, a juicio de los expertos, es no cometer el error de excluir un tipo de gestión. "En Estados Unidos el 50% de los fondos en renta variable americana son ya de gestión pasiva; en Europa son un 20% y en los debates entre gestión activa y pasiva hay tendencia a confrontar ambas, pero no hay nada más alejado de la realidad. Las estrategias activas permiten aprovechar oportunidades más a medio plazo, mientras que la gestión pasiva puede ser más una forma de implementar visiones tácticas. Son absolutamente complementarias", explica Gonzalo Rengifo, de Pictet.
Ignasi Viladesau, de MyInvestor, remarca la importancia de combinar ambos tipos de gestión ya que "los fondos indexados son muy útiles, pero no siempre son suficientes. A veces no hay un fondo que replique a un índice, o no es tan eficaz, por lo que hay tendencias de inversión para las que hay que coger gestión activa", señala. André Themudo, por su parte, pone de manifiesto cómo la gestión activa hace uso de los productos indexados, por lo que la separación entre ambos tipos de gestión cada vez tiene menos sentido: "Hay espacio para convivir. El principal cliente de la gestión indexada es la gestión activa. Cada vez una parte mayor del inversor minoritario la utiliza. Son dos soluciones complementarias", explica el experto de BlackRock.
En el mismo sentido, Francisco Sainz pone en relación los dos tipos de gestión: "Es necesario hacer una gestión activa de la gestión pasiva. En los productos indexados no todos los fondos son eficientes".
Por la parte de la inversión indexada, hay algunos frentes en los que tiene especial sentido echar mano de ella. "Te ahorra analizar la estrategia y el análisis de las comisiones", apunta Viladesau. Sainz, por su parte, expone un ejemplo claro, y conocido por todos, en el que invertir con gestión pasiva es especialmente interesante: "En renta variable americana es muy difícil batir al índice", reconoce, algo en lo que está de acuerdo Themudo, quien señala cómo "el mercado americano es muy eficiente. Si el S&P 500 fuera un fondo, estaría en el primer cuartil de rentabilidad".
El experto de BlackRock también pone algunos otros ejemplos en los que la inversión pasiva tiene más valor. "También es útil para tener exposición a mercados menos conocidos: entras rápido y de una manera diversificada", destaca Themudo.
Por el contrario, hay ciertos momentos en los que el inversor debe echar mano de la gestión activa para conseguir buenos resultados. Es el caso, por ejemplo, del inversor que pueda estar buscando el nuevo Amazon o el nuevo Google. Si uno quiere sacar el máximo partido a los campeones del futuro, esas firmas incipientes que todavía no han levantado la cabeza, lo más probable es que no vaya a ser capaz de hacerlo si sólo utiliza la gestión pasiva. "Lo indexado es una parte clave de las carteras, pero si uno quiere invertir en las empresas ganadoras del futuro, estas no están en muchos índices", considera Rengifo. "En nuestros fondos temáticos, el 95% de la cartera no se puede encontrar en los índices", reconoce.
Otro argumento a favor de la gestión indexada es que está a disposición de los inversores minoritarios. Tanto, que el ETF sobre el MSCI World de BlackRock "tiene participaciones a menos de 5 euros", según explica Themudo. Además, cada vez más inversores españoles son conscientes de la importancia que tienen las bajas comisiones, ya que, si no es así, el precio que se paga a las gestoras puede terminar comiéndose la rentabilidad que se consiga con la gestión activa: "La cultura financiera ha crecido una barbaridad en España", explica Rengifo. "Ahora, el plazo medio del inversor está entre 2 y 3 años. El coste es muy importante, y el inversor hoy lo tiene muy fácil por la gran transparencia que hay en comisiones", reconoce.
Fondos baratos y fondos buenos
El futuro de la industria de fondos, enfocado desde la diferenciación de los dos estilos de gestión, promete que se producirán cambios en los próximos años. Los gestores tienen claro que va a haber una polarización en la industria, y que lo más probable es que el término medio desaparezca en este sentido: si no tienes un fondo barato, más te vale ser bueno, o no podrá sobrevivir. Es sencillo de comprender y totalmente lógico: el inversor que pague por la gestión querrá ver resultados, ya que siempre tiene la alternativa de pagar una comisión mucho más baja, subirse a un índice y sentarse a esperar.
Las gestoras parecen haber asumido este nuevo escenario que se ha formado en los últimos años, y se están viendo obligadas a reducir sus comisiones para poder competir. "Más que una guerra de precios, esto es devolver al partícipe, por el volumen que hay", señala Viladesau.
Themudo considera que "siempre podremos ver más bajadas de comisiones. Se puede bajar más, siempre que haya más volumen". Ante la pregunta de si la gestión activa podría llegar a reducir sus comisiones hasta los niveles a los que ha llegado la pasiva, Rengifo recuerda que "llega un momento en el que los costes deben estar acordes con el valor añadido del fondo" y considera que "ahora hay más espacio para bajar comisiones en gestión activa que en la pasiva".
Sainz, por su parte, no cree que haya "mucho margen de rebaja" y expone una realidad que parece inevitable en la industria de la gestión de fondos: "En unos años no habrá más clase media: habrá fondos muy baratos y otros muy buenos". Los demás tenderán a desaparecer. "En gestión activa, en algún momento los que lo hagan peor van a desaparecer", insiste Viladesau, mientras que "en gestión pasiva creo que los flujos van a continuar".
Lo que tienen claro los participantes en la mesa es que ambos estilos de gestión todavía tienen espacio para crecer. "Hay muchísimo potencial", señala Themudo, ya que "hay 1 billón de euros en depósitos. Todavía hay mucho espacio para la buena gestión activa, y en la pasiva, por el tema de los costes.
En este sentido, Sainz coincide con Themudo: "Veo crecimiento en ambos tipos de gestión. Tiene sentido empezar con la pasiva y luego ir pasando a la activa", explica, en referencia a los nuevos inversores que puedan aparecer en el mercado. "Con las cifras de depósitos que hay en España, tenemos que crecer sí o sí", incide.
"Hay campo de crecimiento para el ahorrador" coincide Rengifo, y pone sobre la mesa una de las cuestiones de las que más se está hablando en este momento: "La referencia es la inflación. Esta se va a comer los depósitos", por lo que los inversores pueden terminar acudiendo a los fondos para protegerse.