
El café va camino de convertirse en el nuevo oro líquido. En 2021, el precio del café fue el que más se disparó como consecuencia de la crisis de suministros y las malas cosechas de los mayores exportadores cafeteros del mundo, Brasil y Colombia. Una situación esta última que se hará cada vez más frecuente conforme se incrementen las temperaturas debido al cambio climático.
En función de la cantidad de gases de efecto invernadero que se produzcan en los próximos años, el planeta podría estar abocado a un escenario en el que, para 2050, se reducirán entre un 54% y un 60% las zonas altamente aptas para el cultivo del café, mientras que el tamaño de las moderadamente aptas disminuirá entre un 31% y un 41% y el de las marginalmente aptas entre un 5% y un 13%, según el último informe del Instituto de Ciencias de los Recursos Naturales de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zúrich.
El café arábica, el más popular entre las grandes cadenas de cafeterías como Starbucks, será una de las principales víctimas. Se trata de una variedad que requiere unas condiciones específicas para su cultivo: prospera entre los 64 y los 70 grados, aunque puede tolerar temperaturas medias anuales de hasta unos 73 grados. En la actualidad, las zonas más idóneas para su crecimiento son América Central y del Sur, sobre todo en Brasil, así como en África Central y Occidental y en partes del sur y el sureste de Asia. Con el aumento de las temperaturas, estas zonas son las más propensas a volverse significativamente menos aptas para el cultivo cafetero.
No obstante, lo que para algunas zonas pueda llegar a ser un problema, para otras podría ser una ventaja. Dicho aumento de las temperaturas hará que Estados Unidos, Argentina, Chile, China, África oriental, India, Nueva Zelanda, Sudáfrica, el sur de Brasil y Uruguay se vuelvan más aptas para el cultivo de café. Aún así, el estudio advierte que esto no sucederá en un futuro cercano.
Ante este escenario, los agricultores pueden optar por cultivar variedades de café mejor adaptadas a temperaturas más altas y a la sequía, como la robusta, aunque se caracterice por un sabor más fuerte. En el caso concreto de Starbucks, la cadena ha empezado a distribuir plantas de café resistentes al clima entre los agricultores.
Los futuros de café arábica casi se han multiplicado por tres desde 2019 y fueron los que más se revalorizaron en 2021 al superar el 80% en el S&P Goldman Sachs Commodity Index. El precio de esta variedad de café ha pasado de unos 100 dólares por cada bolsa de 100 kilos (así se analizan los futuros de café arábica), a rozar los 300 dólares en la actualidad. Un precio que se encarece aún más conforme se procesa, se transporta y se trata. A todo esto se suma unas cosechas muy mermadas debido a sequías y heladas y a los cuellos de botella. En cuanto a las perspectivas para 2022, están marcadas por la incertidumbre y "dependerán de las precipitaciones durante la temporada de lluvias brasileña", aseguran los analistas de ING.
¿Y qué pasará con el rey de los brunch?
Este escenario de incremento de las temperaturas también afectará al cultivo del aguacate, el rey de los brunch. Mientras que México, el mayor productor del mundo, incrementaría en más de un 80% las tierras aptas para el cultivo del aguacate, Perú perdería casi la mitad de sus regiones destinadas al mismo.
En este caso, a los investigadores les preocupa que el desarrollo de dichos cultivos en las nuevas regiones vaya acompañada de la tala masiva de bosques o de un incremento de las especies invasoras. Para evitar un impacto ambiental negativo, es necesario la participación de las comunidades locales en el proceso de cambio.
Pese a que los seres humanos llevan comiendo aguacates desde hace miles de años, su pasión por ellos es relativamente reciente. Según el Centro de Comercio Internacional, las importaciones mundiales de aguacate alcanzaron los 4.820 millones de dólares en 2016, con un crecimiento del 21% entre 2012 y 2016. Desde el 2000, las importaciones de esta fruta al continente europeo se han multiplicado por cuatro, hasta casi medio millón de toneladas. Solo en 2020, España importó aproximadamente 173.800 toneladas de aguacates.