Conceptos como sostenibilidad, cambio climático, mejoras sociales o buena gestión empresarial han cobrado un gran protagonismo como vías para enfrentarse a la crisis generada por la pandemia de la Covid-19. Criterios que, pese a no ser nuevos, han cogido un fuerte impulso y la inversión es una buena muestra de ello.
No en vano, según una encuesta de Natixis el 71% de los inversores quiere generar un impacto positivo con sus inversiones. Asimismo, HSCB recoge que el 82% de los inversores califica las cuestiones éticas, medioambientales y sostenibles como bastante o muy importantes. En esta línea, un estudio de BlackRock muestra que los inversores planean duplicar sus asignaciones a los productos sostenibles en los próximos cinco años y el 20% de los encuestados afirmó que la pandemia había acelerado la inclusión en sus carteras de este tipo de activos.
Una de las vías que está ganando más atractivo a la hora de acercarse a este universo es la gestión indexada, es decir, aquella que intenta replicar un índice determinado en vez de batirlo, tal y como intenta la gestión activa. Entre las ventajas de este tipo inversión destacan que las comisiones son mucho más bajas, gracias a la automatización de los procesos, que el seguimiento para el inversor es muy sencillo y fácil de comprender, que hay una gran oferta disponible que permite crear carteras ultradiversificadas que minimizan el riesgo o que su evolución no depende de la decisión de un gestor.
A este respecto, el interés que genera la gestión pasiva queda reflejado en el crecimiento de plataformas españolas como inbestMe que nació en 2017 y prevé superar a finales de este año los 5.000 clientes y los 100 millones de euros bajo gestión.
Precisamente, en 2018 inbestMe fue el primer robo-advisor en España y de los primeros en Europa en lanzar carteras temáticas de gestión indexada ISR (Inversión Socialmente Responsable). Actualmente, la inversión sostenible está presente en el 40% de sus carteras. Como explica Jordi Mercader, CEO de inbestMe, la apuesta de la compañía por la ISR nace "de un interés personal por aportar nuestro granito de arena a la sostenibilidad y trasladar esa oportunidad a nuestros clientes. Estamos convencidos que en el futuro la inversión será sostenible o no será".

Para construir sus carteras la fintech utiliza tres estrategias: la exclusión de empresas de sectores controvertidos, como puede ser el armamentístico o el tabacalero; el filtro de empresas con mejores puntuaciones en ESG, lo que se denomina best-in-class (el mejor de su sector); y la inversión de impacto, aquella que busca tener un impacto positivo y medible en alguno o varios de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) definidos por Naciones Unidas. Respecto a este último punto, entre las mayores preocupaciones de los inversores de inbestMe se sitúan el cambio climático y las energías renovables.
La personalización como valor
Además de ser pioneros en la gestión indexada sostenible, inbestMe se diferencia de otros robo-advisors por el grado de personalización que ofrece al cliente. Así, se puede acceder hasta 100 carteras entre las que es posible elegir diferentes planes: ETFs (fondos de inversión cotizados), fondos indexados y planes de pensiones, tanto en euros como en dólares. Actualmente, la modalidad ISR está disponible para ETFs y fondos indexados. En noviembre, la compañía va a lanzar la versión ISR también para sus carteras de planes de pensiones.
A este respecto, cuentan con 11 perfiles en base al binomio rentabilidad-riesgo. "Nuestra misión es que el cliente tenga con nosotros un hub con el que pueda planificar todo su ciclo financiero", destaca Jordi Mercader. Y es que no es lo mismo un inversor joven que quiere invertir para su jubilación que un inversor que quiere invertir para una compra importante a corto plazo. Muestra de ello es inbestMe Plus, que permite al cliente personalizar totalmente su cartera eligiendo, por ejemplo, temáticas como la ISR, Value (inversión en valor) o tecnología.
Además, inbestMe incorpora un servicio de optimización fiscal inteligente en sus carteras, único en España, por el que el cliente puede personalizar qué tipo de optimización fiscal quiere aplicar a su cartera, la que le permite diferir al máximo su fiscalidad o, por el contrario, maximizar las ganancias en un periodo para compensar las pérdidas que pueda tener en otros activos.
Rentabilidad atractiva
Uno de los principales estigmas que ha acompañado a la inversión sostenible durante los últimos años es que ofrece menos retorno que las que no se rigen por estos criterios. No obstante, "la información de la que disponemos es que todos los índices de renta variable más importantes de inversión socialmente responsable son algo más rentables que sus índices principales casi sin excepciones desde que disponemos de información (aproximadamente diez años). Adicionalmente, también se observa que los índices ISR son algo menos volátiles. Esto sería una fórmula de medir la resiliencia", indica el CEO de inbestMe.

A este respecto, desde 2015 y hasta agosto septiembre de 2021 las carteras de fondos indexados ISR de inbestMe han acumulado, de media, una rentabilidad del 44,5%, mientras que el rendimiento de las que no utilizan este sesgo ha sido del 41,5%. Asimismo, las carteras de ETFs sostenibles han ganado un 50,9% de media, frente al 39,8% de las carteras de fondos cotizados que no se basan en criterios ISR.
"El inversor que busca sostenibilidad ha decidido manifiestamente anteponer sus valores a su rentabilidad y se conforma en que sus resultados sean similares a la inversión estándar. Además, constatar que, como ha sido tendencia hasta el momento, la rentabilidad sea mejor es más bien un premio a sus valores y convicciones. Por otro lado, sin duda, la sostenibilidad es una clara megatendencia para la próxima década", concluye Jordi Mercader.