
El miércoles de la semana pasada la Reserva Federal (Fed) dio el paso definitivo hacia el principio del fin del programa de compras de deuda que se activó con la llegada de la pandemia.
La determinación de la Fed para terminar con el principal paquete de medidas contra la pandemia ha tenido eco en los mercados de deuda. Los inversores se han lanzado a vender los principales títulos de renta fija soberana en los últimos días, llevando al bono estadounidense a 10 años hasta el 1,481% de rentabilidad, el nivel más alto que se ha visto desde el pasado mes de junio.
La reacción de los inversores no se ha limitado a la deuda estadounidense: el título español también tocó ayer nuevos máximos de rentabilidad no vistos desde junio, en este caso en el 0,417%.
Esta última tanda de ventas en los títulos de renta fija hace que ya se pierda un 1,93% con el bono español, desde los precios más altos que tocó en agosto. La caída de precio del bono estadounidense es todavía más fuerte, con pérdidas del 2,81% en el mismo periodo.
Las ventas de deuda han sido una reacción generalizada en los bonos soberanos europeos y estadounidenses. Aunque el bono alemán no ha regresado todavía a las rentabilidades de junio, la reacción ha sido muy marcada para el título, pasando del -0,5% en el que se movía en agosto, hasta el -0,225% actual.
En estas últimas semanas el título francés ha vuelto a las rentabilidades positivas, pasando del -0,16% de agosto hasta el 0,117% actual.
Inflación temporal
En el mercado de deuda europeo ha pesado más este lunes el cambio de ritmo de la semana pasada de la Fed que el discurso que pronunció ayer Christine Lagarde en el parlamento europeo.
La presidenta del Banco Central Europeo insistió de nuevo en que la institución cree que los repuntes de la inflación serán temporales, ya que se deben a factores como la subida de precio del petróleo, el recorte del impuesto sobre valor añadido en Alemania, y problemas puntuales en las cadenas de suministro, que terminarán por solucionarse.