
El mercado del aluminio ha vivido un auténtico cisne negro este fin de semana. En Guinea se ha producido un golpe de estado que ha depuesto al presidente Alpha Conde, un evento inesperado que ha puesto nerviosos a los inversores en aluminio por la posibilidad de que la inestabilidad desemboque en un deterioro de la producción, en el país que más bauxita produce en todo el mundo.
Se trata de un componente clave para la aleación de aluminio, por lo que la amenaza de cierres de minas en el país puede ser un serio problema para el abastecimiento.
"Guinea exportó 83 millones de toneladas de bauxita en 2020 y supuso en torno al 48% de todo el comercio marítimo del metal en el año", explican desde Citi, añadiendo cómo "el 26% de la bauxita que se utiliza para la producción mundial de aluminio proviene de Guinea".
Aunque, por el momento, los militares que han tomado el control en el país han instado a las minas de bauxita a no parar sus operaciones, algunos productores están dando señales de nerviosismo, con United Rusal comunicando que si la situación en el país empeora, es posible que se vean obligados a evacuar a sus empleados de la región.
"Aunque el impacto de los acontecimientos políticos en la minería y exportación de bauxita no está claro, lo más probable es que la incertidumbre termine traduciéndose en algunos problemas de oferta a corto plazo", señalan desde Citi.
Tras conocerse la noticia del golpe de estado, los contratos de futuro a 3 meses en la Bolsa de Metales de Londres sobre el aluminio cerraron el lunes con una subida de más del 1,6%, llevando a los precios a tocar nuevos máximos no vistos desde 2011.
El metal ya venía experimentando un rally alcista que empezó en mayo de 2020; en aquel momento los precios se situaban en el entorno de los 1.462 dólares por tonelada en Londres, y la subida desde entonces es del 89,7%, hasta los 2.773 dólares en los que cotiza en este momento.
Y es que, el golpe de estado es un factor alcista para los precios del aluminio que se ha sumado a los que llevan ya meses espoleándolos.
Los controles medioambientales para las minas que extraen los elementos con los que se fabrica el aluminio son cada vez más fuertes, y están incrementando los costes para los productores, algo que se está trasladando a los precios del metal.
Además, la industria del aluminio, con China como el principal productor, con casi el 60% del total, según los datos de Bloomberg, también está lidiando con el frenazo de la producción en el gigante asiático. La campaña de Pekín para reducir la contaminación ha paralizado muchas fábricas en los últimos meses, al mismo tiempo que la demanda se ha disparado después de la parálisis que supuso la pandemia en 2020. Así, se trata de otro mercado que está sufriendo cuellos de botella.