El creciente debate sobre el "tapering", como se conoce a la reducción del programa de deuda de la Reserva Federal, y el auge de la variante Delta no han conseguido dejar una huella significativa este verano en el mercado de renta variable estadounidense, que continúa con su constante racha alcista en medio de una baja volatilidad.
El S&P 500 lleva ya más de 196 días de negociación sin un retroceso del 5% (la quinta racha más larga en 50 años) y va camino de alcanzar un número casi récord de máximos históricos en 2021.
También puede apreciarse una dinámica similar de mercado en la renta variable europea. El EuroStoxx 50 ha alcanzado los máximos posteriores a la crisis financiera de 2008 con la menor volatilidad en dos años y unos volúmenes de negociación así como una profundidad de mercado históricamente bajos.
No obstante, desde Bank of America, su equipo especializado en volatilidad y renta variable, sugiere que a partir de ahora habrá que aumentar la precaución ya que la historia indica que algunos de los mayores shocks han estado precedidos por episodios similares de extrema estabilidad del mercado.
Así, por ejemplo, las dos rachas más largas sin un retroceso del 5% en el S&P 500 culminaron en sustos como los registrados en agosto de 2015 y febrero de 2018. En una línea similar, 2017 fue el año con más máximos históricos en el S&P desde la crisis financiera y febrero de 2018 se registró el tercer shock de fragilidad más grande en el indicador desde 1928.
"Este comportamiento del mercado es coherente con los impulsores de la fragilidad que hemos identificado y descrito en muchas ocasiones. En concreto, la supresión del riesgo por parte de los bancos centrales obliga a los inversores a tomar posiciones de baja convicción que se deshacen en masa en un mercado ilíquido cuando cambia la marea", aclara Riddhi Prasad, estratega del banco.
Otra prueba de ello es que las dos mayores crisis de fragilidad de la historia (en febrero de 2018 y en marzo de 2020) estuvieron precedidas por rendimientos ajustados al riesgo casi récord. La estacionalidad y la proximidad de posibles catalizadores clave se suman a la acumulación de riesgos de fragilidad a medida que llegamos al otoño.
Teniendo en cuenta el papel destacado de la Reserva Federal en la recuperación posterior a la crisis y el seguimiento de la cuenta atrás para la reducción de los tipos de interés, los episodios clave que hay que vigilar a corto plazo son el discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell en Jackson Hole (probablemente el 26 de agosto), las nóminas de agosto (3 de septiembre) y la reunión del FOMC del 22 de septiembre.