
Gran parte de la actividad en el mercado de las salidas a bolsa en lo que llevamos de año en Estados Unidos, alrededor del 40%, está impulsada por las denominadas empresas de adquisición con un propósito especial (SPAC, por sus siglas en ingles).
También son conocidas como compañías de "cheque en blanco", es decir, entidades que recaudan dinero en una operación pública de venta (OPV) para realizar la compra de una compañía en un plazo generalmente de dos años que tomará su lugar para cotizar en bolsa.
?Este mecanismo ha sido ya empleado por el fabricante de camiones eléctricos Nikola o la plataforma de apuestas deportivas DraftKings para cotizar en bolsa dado que Ambas fueron compradas por una SPAC. La empresa de turismo espacial de Richard Branson, Virgin Galactic Holdings, también salió a cotizar públicamente en el NYSE el año pasado a través de una SPAC.
Recientemente, Gary Cohn, ex asesor económico del presidente de EEUU, Donald Trump, y ex director de operaciones de Goldman Sachs, se convirtió en el último inversor de alto perfil en unirse al frenesí de las SPAC.
Según los datos de su antiguo banco, en lo que llevamos de año, las SPAC han recaudado en bolsa más de 30.000 millones de dólares. Para ser más concretos, 86 compañías de "cheque en blanco" han captado 31.400 millones de dólares en 2020, con otras 34 SPAC en proceso para salir a bolsa y conseguir 8.600 millones de dólares.
Este frenesí ha llevado a la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) querer asegurarse de que los inversores reciben información adecuada sobre las jugosas estructuras salariales de los miembros de este tipo de entidades. El presidente de la SEC, Jay Clayton, reconoció en la CNBC que le preocupa que los accionistas no comprendan completamente cómo los incentivos vinculados al pago de difieren de las ofertas públicas iniciales tradicionales.
Es importante tener en cuenta que las SPAC pueden generar pagos muy elevados a su equipo directivos a través de la conocidas como acciones "de promoción o de fundadores". De esta forma, según explica Bloomberg, se incentiva a los ejecutivos a encontrar objetivos para una compra, al mismo tiempo que los compensa por el coste de establecer la SPAC y por su trabajo en la búsqueda de inversores en salida a bolsa.
Es por ello que, en general, los directivos tienen derecho a comprar el 20% del capital social de una SPAC a un valor nominal de 25.000 dólares, una participación que puede valer millones de dólares cuando se cierra una adquisición. Los fundadores también tienen derecho a garantías que se activan cuando las acciones cotizan por encima de un precio objetivo después de la fusión.
De acuerdo a los datos de la consultora Renaissance Capital, Pershing Square Tontine, la SPAC del inversor Bill Ackman, se erige como la más grande en salir a bolsa hasta la fecha. Por su parte, la mayor fusión anunciada por este tipo de vehículo corre a cargo de la SPAC Churchill Capital III y su adquisición de MultiPlan por 11.000 millones de dólares.