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Marjo Koivisto (Nordea): "Hasta ahora nos hemos centrado en la gestión activa, pero no descartamos ofrecer fondos ASG pasivos"

  • La codirectora de la 'pata' de sostenibilidad de la gestora del banco finés
Marjo Koivisto.

Más de una cuarta parte de los activos bajo gestión de Nordea AM responden a enfoques responsables: en esta temática se enmarcan 61.500 millones de euros, de un total de 229.100 millones en activos bajo gestión. Marjo Koivisto dirige, junto con Katarina Hammar, el equipo de inversión responsable de la gestora del banco finés. Koivisto, entre cuyos principales cometidos está el desarrollo de modelos de inversión en base a criterios ASG -ambientales, sociales y de gobernanza-, atendió a elEconomista durante una visita a Madrid.

Nordea AM es una gestora activa, pero, con la gestión pasiva y la inversión responsable en pleno auge, ¿se plantean ofrecer fondos ASG indexados en el futuro?  

Nuestra trayectoria se ha centrado, desde el principio, en fondos activos. Cuando lanzamos nuestros primeros productos ASG, las compañías no proporcionaban la suficiente información sobre aspectos medioambientales, sociales o de buen gobierno. Parte del esfuerzo que implica este tipo de inversión es precisamente el de animarlas a que los faciliten. Te comento esto porque para desarrollar más estrategias pasivas en ASG se precisa información. Y es cierto que hoy hay más datos que hace un par de años.  

Cuando analizamos los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza de las compañías vemos que, en muchos casos, aún no están recogidos en el precio.

¿Cabe la posibilidad, entonces, de que Nordea ofrezca fondos pasivos? 

Hasta ahora hemos tenido éxito con productos activos, pero ¿por qué no? La clave está en ese aumento de los datos disponibles. El volumen de información ha ido aumentando en tal medida que nos hemos dado cuenta de que necesitamos contratar a expertos en análisis de datos ASG.  

A 'promocionar' la inversión con criterios ASG ayuda que haya caído el mito de que es menos rentable... 

Así es, hay datos que lo demuestran. La información ASG permite generar alfa. Cuando analizamos los riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza de las compañías observamos que, en muchos casos, aún no están recogidos en el precio. Ahí entra la habilidad del equipo gestor de interpretar hasta qué punto un peligro puede materializarse, y cuándo. Los gestores cada vez tienen más habilidad para hacerlo, pero queda camino por recorrer. 

Confiar en un cuestionario universal, como hacen los índices sostenibles, te da un enfoque limitado

¿Ha dado la industria de gestión de activos un mal uso a la palabra 'verde'? ¿Ha denominado 'verdes' a productos que no lo son solo para vender más? ¿Y la taxonomía que prepara la UE pondrá fin a ese mal uso? 

Nada es perfecto. Es encomiable que la industria esté haciendo un esfuerzo por ser más transparente, pero eso no es lo mismo que decir que las cosas puedan mejorar. En mi opinión, es un buen momento para que todos los inversores auditen los fondos en los que invierten, vean cómo se implementa la ASG en las estrategias, cómo la integran los gestores, cómo involucran a las compañías para cambiar, etc. El greenwashing -la utilización del término verde como una mera herramienta de marketing- ha generado mucha preocupación, y la creación de un estándar europeo ayudará a unificar el concepto de bono verde. 

Existe una variedad de índices sostenibles. Sus proveedores formulan cientos de preguntas a las empresas cotizadas para decidir si las incluyen o no en ellos. ¿Cuáles son las diferencias entre esa forma de trabajar y la de una gestora activa como Nordea? ¿Cómo recaban toda la información? ¿También utilizan cuestionarios? 

En primer lugar, no creo que puedan hacerse unas preguntas sobre ASG uniformes a todas las compañías del mundo. Los riesgos son específicos para empresas, sectores, etc. Y son esos parámetros específicos para cada industria los que guían nuestro enfoque de stock picking -selección de valores-. Si confías en un cuestionario universal quizá excluyas la oportunidad de entrar en una compañía y guiarla hacia unas mejores prácticas de sostenibilidad; también puede que consigas tener una especie de visión histórica de lo que has ido excluyendo, pero no una perspectiva de hacia dónde va un sector. Nos parece un enfoque limitado. 

¿Utilizan ustedes filtros de exclusión? 

Para nosotros, la exclusión es el último recurso. Preferimos analizar los factores ASG para cada compañía en su modelo de negocio, en su exposición geográfica, etc. Y así conocer su calidad ASG. Nuestro enfoque es bottom up -es decir, va de lo más concreto a lo más general-.  

¿Supone un gran esfuerzo conseguir toda la información directamente de las compañías? 

Pasamos bastante tiempo viajando a diferentes países del mundo porque nos parece muy importante visitar las ubicaciones. Nuestro primer fondo Stars -una gama de Nordea centrada en los criterios ASG-, lanzado en 2011, es un producto de inversión en emergentes. ¿Y por qué elegir los emergentes para nuestro primer lanzamiento? Porque vimos la oportunidad que tenían sus empresas de hacer una transición y convertirse en los ganadores en sostenibilidad del mañana. Las prácticas de engagement -compromiso- que pusimos en marcha, visitando las sedes de las compañías, nos ayudaron a entender sus condiciones, que son muy diferentes de las de las empresas europeas.  

¿Me podría ilustrar todo esto, incluyendo ese 'compromiso', con un ejemplo? 

¡Claro! Actualmente estamos prestando mucha atención a la industria textil, ya que, debido a la fast fashion -ropa barata que pasa de moda rápidamente- la producción de prendas se ha duplicado desde 2014. Decidimos viajar al sudeste de Asia, región a la que muchos fabricantes europeos han trasladado su producción porque los costes laborales son más bajos. Y descubrimos que, en países como Bangladesh o Vietnam, ese coste del trabajo se ha disparado un 70%. ¿Deberían irse de allí los fabricantes hacia zonas más baratas -lo que también conlleva sus riesgos-? Nuestra sugerencia fue que esas compañías se unieran en una coalición para el salario justo, y que remunerasen a sus trabajadores por encima del salario mínimo -en Bangladés, los sueldos tendrían que duplicarse para llegar al mínimo vital, según un informe de Nordea-. Ofrecerían sueldos decentes y, al mismo tiempo, podrían predecir los costes laborales. Seguimos visitando a otros holdings textiles para animarles a unirse a esta iniciativa.

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