
¿Alguien se acuerda de la demanda contra Goldman Sachs? Con la tormenta que ha sacudido los mercados desde entonces, parece que aquello pasó hace mucho tiempo y que es cosa del pasado. Pero no. Goldman sigue amenazado por las autoridades norteamericanas, y la demanda puede acarrearle consecuencias muy graves.
Para evitarlo, el banco de inversión ha optado por una vieja estrategia: mantener un perfil bajo. Ayer compareció ante la Financial Crisis Inquiry Comisión, que le acusó de inundarla con millones de documentos para defenderse, a lo que Goldman respondió que simplemente ha respondido a sus requerimientos de información.
Según John Carney, de CNBC, Goldman está deliberadamente reaccionando por debajo de lo esperado a la ira del público por sus supuestas prácticas ilegales con activos hipotecarios. Esta actitud actual contrasta vivamente con su primera respuesta airada a la demanda de la SEC en abril, en la que aseguraba que era "completamente infundada".
Pero ahora parece que Goldman se ha replanteado su estrategia de comunicación de abril, que rompía con su actitud tradicional de no responder a las críticas. Algo que puede tener detrás que su agresividad inicial provocó el enfado de los reguladores, lo que alejó la posibilidad de un acuerdo extrajudicial. Además, la percepción de la opinión pública no mejoró por la agresividad de Goldman, sino todo lo contrario.
Pero ahora ha vuelto a su tradicional estrategia de no combatir. De hecho, no ha ofrecido nada para responder la estrategia de la citada Comisión. Habrá que ver si esta nueva estrategia (que es la de siempre de la compañía) da mejores frutos que la combatividad. De momento, no los está dando peores.