M. Continuo

Nuevas críticas al presidente alemán tras afirmar que no se irá

BERLÍN (Reuters) - Medios de comunicación alemanes y parlamentarios de la oposición renovaron el jueves sus ataques contra el presidente, Christian Wulff, después de que éste saliera en televisión para intentar calmar el creciente escándalo por un préstamo hipotecario y dejara claro que pretendía seguir en el puesto.

Wulff parece estar a salvo de la tormenta por ahora, al menos porque aún tiene el respaldo de la canciller Angela Merkel, que presionó para que fuera elegido para el cargo, fundamentalmente ceremonial, en 2010.

La canciller pretende evitar la distracción de un prolongado y potencialmente divisorio debate sobre un sucesor y, como su principal patrocinadora, quedaría ella misma vulnerable a las acusaciones de tener un pésimo juicio si se va sólo 18 meses después de asumir el cargo.

Bajo presión para renunciar, un Wulff de aspecto serio admitió en la entrevista televisiva emitida el miércoles por la noche que había cometido un "grave error" al tratar de impedir que el diario Bild publicara una embarazosa historia sobre su préstamo hipotecario privado.

Pese a su comparecencia, en la que se presentó a sí mismo como la víctima de unos medios agresivos, no fue suficiente para muchos periódicos, que dijeron que el escándalo no se acababa ahí.

"Faltaron una verdadera disposición y un abierto remordimiento. En su lugar, Wulff se hizo pequeño y se escondió detrás de gente. Eso es indigno de un presidente", escribió el diario Financial Times Deutschland, en un tono similar a otros periódicos.

"El asunto no ha terminado con esta entrevista en televisión. El presidente no ha recuperado la autoridad moral que le faculta para ejercer su cargo".

Aunque la mayoría de los políticos del partido conservador de Merkel elogiaron su intervención, miembros de la oposición fueron críticos.

"Todavía hay preguntas pendientes que tienen que resolverse", dijo el parlamentario del partido Social Demócrata (SPD) Hubertus Heil. "Esto no le absuelve y no pondrá fin al debate", dijo.

La afirmación de Wulff en la entrevista de que no había tratado de enterrar la historia, sino sólo de retrasar su publicación un día para darle tiempo a responder podría perseguirle.

El jefe de la oficina en Berlín del Bild, Nikolaus Blome, dijo a una radio alemana tras la aparición de Wulff que el mensaje que el presidente había dejado en el buzón de voz del director del diario a mediados de diciembre "tenía el claro objetivo de detener la información".

Medios alemanes han informado de que Wulff amenazó al Bild con la "guerra" y consecuencias legales si se publicaba la información. El periódico podría verse ahora bajo presión para que haga pública la transcripción del mensaje que Wulff dejó a Kai Diekmann.

A pesar de la amenaza, Bild siguió adelante y publicó la historia el mes pasado. En ella, el diario afirmó que el pesidente había recibido un préstamo hipotecario en 2008 a intereses más bajos de la esposa de un acaudalado empresario y amigo, Egon Geerkens, cuando era el jefe del Gobierno del estado de Baja Sajonia, en el norte del país.

La historia le deja en posición de haber engañado supuestamente a la cámara del estado cuando negó tener alguna relación de negocio con Geerkens.

Los alemanes se toman el cargo de presidente muy en serio. La persona que ocupa el puesto debe actuar supuestamente como una autoridad moral de la nación, defendiendo las leyes constitucionales, entre ellas un compromiso con la libertad de prensa.

El apoyo público a Wulff ha caído al 47 por ciento desde el 63 por ciento en cuestión de días, según una encuesta de la cadena de televisión ARD.

Sin embargo, el apoyo crucial de la canciller el miércoles parece haberle salvado por ahora.

El Berliner Zeitung resumió lo que muchos periódicos escribieron.

"Seguirá siendo nuestro presidente. Por ahora. Pero ha perdido su autoridad", escribió el diario en un editorial.

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