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La cumbre entre Trump y Kim Jong Un echa leña al fuego de la crisis comercial

  • La UE y Japón buscan escapar de los aranceles al acero y al aluminio

La semana pasada el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, logró sendos golpes de efecto con sus aranceles y su visto bueno a la propuesta del líder norcoreano, Kim Jong Un, para reunirse cara a cara con miras a una posible desnuclearización. En ambos casos, el gobierno del republicano rompió con los convencionalismos diplomáticos en un momento en que los riesgos geopolíticos se suman de nuevo a una economía mundial a merced de una posible guerra comercial.

La histórica e inesperada decisión de la Casa Blanca para discutir un proceso de desarme en la península coreana se convierte de forma inmediata en un arma de doble filo a ojos de los expertos, donde el impredecible temperamento de Trump y Kim podría escalar aún más las tensiones en lugar de sentar la base para un proceso de desarme. "Solo un líder estadounidense poco convencional, con una tolerancia por el riesgo y cierto dramatismo es capaz de aceptar una estrategia tan arriesgada", reconoce Ryan Hass, analista del John L. Thornton China Center de la Institución Brookings en Washington.

Características que a bote pronto distan del talento necesario para lograr el éxito de las negociaciones. "Solo una administración con una intensa disciplina y destreza diplomática logrará algún tipo de triunfo donde otras administraciones se han quedado cortas", avisa. Un orden y rigor que en el caso del gobierno de Trump suele ser sinónimo de vorágine. No debemos pasar por alto que el mandatario estadounidense se refería hace poco más de cinco meses al líder norcoreano como el "pequeño hombre cohete" en "una misión suicida". Kim tampoco se caracteriza ni mucho menos por su raciocinio, llegando a calificar al presidente de EEUU como un "viejo chocho".

"Creo que es realmente peligroso", aseguraba John Park, especialista de Corea del Norte en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard en declaraciones al L.A. Times. "Si la reunión sale mal, ambos líderes podrían renunciar a la diplomacia y concentrarse en las opciones militares", agregó. Haas coincide en que unas expectativas demasiado elevadas hacen pensar que esta cumbre puede ser un fracaso. Y si esto fuera así, "EEUU se verá presionado a recurrir a opciones más arriesgadas, como el uso de la fuerza", dijo.

De momento, el propio Trump hizo uso de Twitter para informar de que el presidente chino Xi Jinping "aprecia que EEUU trabaje por solucionar el problema de manera diplomática". "Hablé con el primer ministro de Japón sobre Corea del Norte", señaló el mandatario, quien dijo que en su conversación con Shinzo Abe también se habló de formas para mejorar el comercio entre ambos países. "Actualmente tenemos un déficit de 100.000 millones de dólares. No es justo ni sostenible. ¡Todo acabará funcionando!", sentenció Trump.

La resaca dejada por la decisión de EEUU de imponer aranceles del 25 por ciento y el 10 por ciento respectivamente a las importaciones del acero y el aluminio continuó a lo largo del fin de semana. La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, se reunió el sábado con el jefe de Comercio Exterior de EEUU, Robert Lighthizer, y con el ministro de Economía, Industria y Comercio japonés, Hiroshige Seiko, con el objetivo de encontrar una exención a estos gravámenes. "No ha habido claridad inmediata sobre el procedimiento exacto de EEUU para estar excluido de las medidas anunciadas, así que las discusiones continuarán la semana que viene", reconoció Malmström.

Por el contrario, Trump decidió eximir a Australia de los aranceles después de que el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, se comprometiera a tener una relación militar y comercial "muy justa". Con Australia, Canadá y México fuera de la lista, el mandatario reiteró que si Bruselas responde con medidas punitivas contra productos como el Bourbon o los vaqueros, entre otros, "no habrá más remedio que gravar sus vehículos". "En el comercio, se quejan de los aranceles al acero y el aluminio. Si dejan de lado sus horribles barreras y aranceles a los productos estadounidenses, también abandonaremos los nuestros ", incidió aludiendo a su objetivo de cerrar la brecha comercial con el Viejo Continente.

El Ejecutivo comunitario aseguró el pasado viernes que no hará concesiones en materia comercial ni de otro tipo para obtener tal exención y advirtió de que está listo para responder en un plazo máximo de 90 días si es necesario con sus propios aranceles y salvaguardas a productos estadounidenses y un recurso ante la Organización Mundial del Comercio. "La UE en particular tiene gran experiencia desarrollando planes de represalia dolorosos, por lo que nadie debería sorprenderse", advierte William Alan Reinsch, experto del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales. Desde su punto de vista, las represalias de los países afectados por los aranceles deberían "centrar su ira en China, lo que presionaría a Pekín para lidiar con el problema real que ha originado este asunto".

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