
El choque entre la OPEP y el sector petrolero de EEUU se acerca a la hora de la verdad. La revolución del shale estadounidense avanza con paso firme en su objetivo de intentar aumentar la producción de petróleo y gas hasta máximos históricos. EEUU ha pasado de ser un país que estaba a merced de las importaciones del exterior a ser un actor global de este mercado. Ese cambio sísmico ha sacudido el dominio de Arabia Saudí y el cartel de la OPEP, obligando a estos productores a formar una alianza con Rusia, antiguo rival, para intentar mantener el control de los mercados mundiales. Ahora es Moscú y Valdimir Putin quiénes decidirán si el reinado de la OPEP se prolonga unos años más en el mercado del 'oro negro'.
Esta extraña relación entre Rusia y la OPEP está funcionando por el momento, puesto que las reservas globales de petróleo están bajando y los precios se acercan a los niveles más altos en dos años. El precio del petróleo se muestra hoy un tanto plano: el barril de Brent busca alcanzar los 64 dólares, mientras que el Texas, de referencia en EEUU, se mueve en los 58,3 dólares.
Pero ahora que la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia se preparan para reunirse en Viena esta semana con el fin de extender las reducciones de la producción, los ministros no saben realmente cómo reaccionará la producción de shale (esquisto) estadounidense en 2018.
"Las reducciones de la producción son eficaces. Fue indudablemente la decisión correcta y el hecho de lograr un acuerdo con Rusia fue crucial", asegura Paolo Scaroni, vicepresidente de NM Rothschild & Sons y ex máximo responsable del gigante petrolero italiano Eni SPA. No obstante, "la OPEP no tiene el mismo poder. El hecho de que EEUU se esté convirtiendo en el mayor productor de petróleo del mundo constituye un cambio drástico".
Para los miembros de la OPEP es sumamente importante lo que está en juego. El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, está embarcado en una transformación económica radical del reino, incluida una venta parcial de su compañía petrolera estatal (Aramco) que podría representar la salida a bolsa más grande de la historia. Venezuela, que arrastra años de recesión y una carga de deuda aplastante, está al borde de la implosión política.
Excedente erosionado
Los esfuerzos de los productores destinados a eliminar el excedente de petróleo están comenzando a dar frutos. Este año se han reducido la reservas en 183 millones de barriles en toda la OCDE, es decir, más de la mitad del exceso de oferta, que ahora se ubica en unos 154 millones de barriles, según datos de la OPEP.
Esto ha hecho revivir a los futuros del crudo, que tras por perder los 45 dólares por barril este verano, ahora han llegado a superar los 64 dólares por unidad este mes de noviembre.
Ese éxito deja en el aíre una de las afirmaciones más repetidas en los últimos meses: las acusaciones de que la OPEP había dejado de ser la fuerza dominante del mercado para caer en la irrelevancia.
Aunque sus 14 miembros todavía extraen el 40% del petróleo mundial, su cuota ha disminuido con fuerza desde los tiempos en que la OPEP tenía manejaba a su antojo el crudo y podía incluso romper la curva de Phillips, logrando que la inflación aumentase a la par que el desempleo. Ahora, si Rusia sigue replicando los movimientos del cártel, el dominio todavía puede perdurar algún tiempo más.
"Tal vez pensaban que la OPEP estaba muerta, pero el ministro saudí Khalid Al-Falih ha conseguido desarrollar acuerdos y alianzas dentro de la OPEP y fuera de OPEP, como el caso de Rusia, para refrenar la producción", explica Luis Giusti, asesor del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y ex máximo responsable de la compañía estatal Petróleos de Venezuela.