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La revolución verde de los huertos urbanos aúna pedagogía y sostenibilidad

Madrid, 27 ago (EFE).- Tener un huerto ecológico en la ciudad de Madrid sin ocuparse de regar los tomates es posible gracias a un proyecto de la fundación solidaria Montemadrid que permite alquilar parcelas desde 55 euros al mes y cultivar productos con la ayuda de las personas con discapacidad que se forman en este centro.

El centro Ponce de León, en el distrito de Usera, ha abierto el nuevo proyecto de esta fundación "referente en la educación de personas sordas y la integración de personas con otras discapacidades".

De los 90 niños sordos con los que empezó a trabajar hace más de 40 años, ha pasado a tener 440 alumnos matriculados en un proyecto de educación inclusiva de calidad y bilingüe lengua oral-lengua de signos, con un éxito escolar del 93 por ciento.

Además, tiene un centro ocupacional con 54 usuarios y un centro especial de empleo especializado en Artes Gráficas.

Cristóbal Sánchez, director de Programas Sociales y Educativos de la Fundación Montemadrid, ha explicado en una entrevista a Efe que la iniciativa de los huertos urbanos surge por la necesidad de encontrar hortalizas que conserven "su sabor original, pero también el deseo de relacionarse con la naturaleza".

Estas son dos de las razones que han llevado a estos hortelanos urbanos a alquilar una porción de parcela y así poder disfrutar de la naturaleza, para poder darle un respiro al medio ambiente, poner en orden las emociones y disfrutar de una nueva forma de ocio son alguno de los valores positivos que destacan de la Fundación Montemadrid.

"Es una forma de conjurar la acción social, cultural y medioambiental" asegura Cristóbal y explica que "es una manera de involucrar a la comunidad educativa y tenemos la intención de abrirlo a todo el vecindario y la Comunidad de Madrid".

El centro contaba con un terreno con más de 6.000 metros cuadrados que estaba "absolutamente vacío, con escombros y la tierra no era adecuada para plantar", y para poner en marcha la iniciativa contaron con la colaboración del equipo de Afanias y con la cooperativa madrileña Germinando, que presta el asesoramiento profesional necesario para el cuidado de productos ecológicos.

"Fue una forma de sacar provecho a un terreno en desuso y ayudar a la sociedad", manifiestan desde la Fundación Montemadrid.

Asimismo, han indicado a Efe que a partir de septiembre comenzarán una "segunda fase" para que las personas del barrio puedan tener su propio huerto allí.

En su tarea integradora, Fundación Montemadrid quieren que otros colectivos que favorezcan a otras entidades sociales para que acudan a sus instalaciones para "echar una mano", ya que se trata de "un elemento de autoestima" para personas con discapacidad".

"Hay personas que creen que no valen para nada, muchas veces es lo que se les ha hecho creer. Una vez que están aquí mejoran y crece su autoestima", ha afirmado Sánchez, quien añade que se sienten "útiles con el trabajo porque están aprendiendo un oficio. Se ilusionan y ven cómo mejoran".

Además, en el futuro quieren integrar otras actividades en este terreno de carácter cultural para "que le den atractivo", como representación de artes escénicas o conciertos. Ya han realizado un primer proyecto donde los niños tiraron globos de agua llenos de pintura y finalmente decorado por el grafitero Zeta1970.

Todos los beneficios que la asociación recibe del alquiler de las parcelas se destinan íntegramente al mantenimiento del Ponce de León. Así que al tiempo que crecen los tomates o los calabacines, también crecen las oportunidades para los alumnos y las semillas de nuevos proyectos que permitirán seguir dando formación a todos. Una forma de no sólo cosechar hortalizas, también se cosechan personas.

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