
El convenio colectivo de los empleados de fincas urbanas lleva sin negociarse desde 2003. ¿El problema? Los 22.000 empleados no encuentran interlocutor en la Comunidad de Madrid
"No haya quien reclamar. Nadie quiere saber nada. Y ellos están indefensos, están muy aislados". Así explica la situación que atraviesan los empleados de fincas urbanas de Madrid Eduardo Molet, propietario de la Inmobiliaria Chamberí y presidente del Club de Porteros y Conserjes de Chamberí.
Esta asociación, nacida hace 15 años, nunca pensó que algún día tendría que asumir responsabilidades reivindicativas: "Tengo una inmobiliaria y conozco a muchos porteros del barrio. Con el paso del tiempo nos hicimos amigos y creé el club, un club de amigos. Todas las Navidades organizamos fiestas, a veces organizamos una capea, hemos hecho cursos de derechos y deberes de empleados de fincas urbanas...?, explica Molet.
A oídos de este empresario, y de la mano de los miembros de su club, llegó que su convenio estaba sin negociarse, parado. Le pidieron ayuda "y me convencieron para que liderase esta reivindicación". Aunque los miembros del club son unos 9.500, en Madrid hay alrededor de 22.000 porteros y otros 6.000 entre limpiadores, jardineros, vigilantes o trabajadores de mantenimiento. Es decir, casi 30.000 personas son empleados de fincas urbanas. Pero, como apunta Molet, están solos. ?Los de Coca-Cola son 700 y la que han armado, pero porque están juntos. Los 22.000 porteros están solos, dispersos?.
Último convenio
El último Convenio Colectivo de Empleados de Fincas Urbanas de Madrid data del 16 de enero de 2002, y está suscrito por la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de Madrid, y por CCOO, UGT y SITFU -sindicato de los porteros, hoy desaparecido-. ?Esta Cámara la hizo desaparecer Alberto Ruiz-Gallardón, presidente de la Comunidad de Madrid en esa época, ese mismo año, por lo cual desde entonces no ha existido un interlocutor para revisar el convenio?.
Las competencias de esa cámara eliminada se dispersaron en varias Consejerías, pero este tema ?ninguna lo quiere asumir?. ?He ido a la Consejería de Vivienda y me dicen que no quieren saber nada. He ido a la Consejería de Empleo, y me dicen que eso no es suyo, que en todo caso sería de Vivienda...?.
A ese pasarse la pelota entre Consejerías se une que en la última reforma laboral no se ha tenido en cuenta a estos colectivos formados por una empresa con un solo trabajador. ?Hay que corregir esta situación. En Madrid
hay 22.000 porteros que están aislados en 22.000 comunidades de propietarios, donde pueden ser objeto de diferentes abusos?.
Adecuarlo al siglo XXI
Molet explica que no quieren una remodelación salvaje,
sino adecuar el trabajo de estos profesionales al siglo XXI. Le preocupan especialmente los accidentes laborales. ?Hay muchos porteros que tienen que subir a la azotea o saltar a los patios de luces o tener que subirse a escaleras precarias... No existe ninguna estadística de accidentes laborales en estos profesionales. Quizá habría que darles unos cursillos. O quizá no. Pero habría que estudiar los accidentes laborales en las porterías?.
Otro de los aspectos que quieren modificar es el que según el convenio, si una casa se vende o se alquila, el portero tiene la obligación de enseñarla. ?Por abrir y meterse en un piso de terceros han tenido muchos problemas y muchos no quieren?. Según explica Molet, es inaceptable que se les obligue a realizar esta tarea, accediendo a zonas privadas con terceras personas, y desatendiendo otras obligaciones.
Con respecto al salario, el convenio disponía de una actualización de la tabla salarial de acuerdo con el IPC. ?Al
bajar este indicador, el salario base está por debajo del salario mínimo desde hace años. Cuando se firmó el convenio nadie pensó que el IPC iba a bajar. Así, la base salarial es de 604 euros mensuales, frente a los 648,60 del
salario mínimo interprofesional.
Medidas de fuerza
Ante todo esto, Molet ha cogido el toro por los cuernos y ya ha celebrado dos asambleas con estos trabajadores. En octubre realizarán la tercera y en ella propondrán medidas de fuerza porque no les hacen caso. ?El problema es que no tenemos visibilidad y lo primero que tenemos que conseguir es que nos vean. Algunas medidas concretas podrían ser movilizaciones ante determinados organismos?. Molet se conforma con que fueran, por ejemplo, a la Dirección General deTrabajo, un 10 por ciento de los afectados -unos 2.000-, pero sabe que éstos son temerosos. ?A ningún propietario le gusta tener un portero sindicalista. Y cuando el diario El Mundo recogió algo de
información, muchos tuvieron problemas?.
No obstante, están cansados de esperar y en la asamblea del mes que viene empezarán a dar los pasos necesarios para crear una mesa de negociación de la que salga un nuevo convenio que, en palabras de Molet, ?sería también más cómodo para los propietarios?.