
La Comisión Europea (CE) ha presentado una propuesta de Reglamento para establecer un marco europeo para el control de la inversión extranjera directa en la Unión Europea (UE). Esta norma se complementará con un análisis detallado de los flujos de inversiones directas extranjeras en la UE y con la creación de un grupo de coordinación con los Estados miembros para definir cuáles son las preocupaciones y las soluciones estratégicas conjuntas en el ámbito de las inversiones extranjeras directas.
Bruselas busca controlar las inversiones directas que puedan afectar a proyectos y programas que impliquen una financiación sustancial de la UE o establecidos por la legislación comunitaria sobre infraestructuras, tecnologías o insumos críticos de la UE por seguridad u orden público. Así, trata de proteger los programas que sirven a la UE en su conjunto y que influyen en el crecimiento económico, el empleo y la competitividad.
Para aportar mayor claridad, se trabaja en la elaboración de una lista indicativa de proyectos o programas de interés sobre los que la inversión extranjera directa deberá someterse a los criterios de la Comisión y que figurará en el anexo del Reglamento.
Seguridad y orden público
Las adquisiciones de empresas públicas extranjeras o bajo el control de terceros Estados en los sectores estratégicos pueden permitir a determinados terceros países utilizar estos activos no solo en detrimento de la ventaja tecnológica de la UE, sino también para poner en peligro la seguridad u orden público en los Estados miembros.
El Reglamento se complementa con un control de Bruselas por motivos de seguridad o de orden público. Ello incluye proyectos y programas de investigación -Horizonte 2020-, el espacio -Galileo-, los transportes -Redes Transeuropeas de Transporte, RTE-T-, energía -RTE-E- y telecomunicaciones.
Las sociedades inversionistas controladas por terceros países son muy pocas en el seno de la UE, pero tienen un peso económico con un fuerte impacto en la economía debido a que son muy grandes y a su fuerte presencia en los sectores de alta tecnología.
Aunque solo el 0,4% de las empresas de la UE están controladas por inversores no pertenecientes a la UE, estas empresas son, en promedio, mucho más grandes que las empresas propiedad de inversores de la UE. Como resultado, representan alrededor del 13% del volumen de negocios total, el 11% del valor añadido y el 6% del empleo total en la UE.
Estados Unidos ocupa el primer lugar de la lista con 26.000 empresas controladas por la UE ubicadas en orden de importancia en el Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia e Italia. China, a pesar de su gran proteccionismo, controla ya alrededor de 4.000 empresas en la UE.
Varios de los principales socios de la UE cuentan con estos mecanismos de detección para controlar las inversiones directas y proteger sus intereses, como son los casos de Australia, Canadá, China, India, Japón y Estados Unidos.
También, una docena de Estados de la UE tienen establecidos mecanismos similares, como ocurre con Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Letonia, Lituania, Polonia, Portugal, España y el Reino Unido. Sin embargo, aunque esta docena de países comparten el mismo objetivo, difieren significativamente en su diseño y alcance.