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El acusado de arrojar a un hombre al metro de Barcelona culpa del crimen a otra persona

Barcelona, 29 sep (EFE).- David F., el joven acusado de haber asesinado a un usuario del metro de Barcelona arrojándolo a la vía cuando pasaba el tren, ha asegurado hoy que fue detenido por una confusión después de que el verdadero culpable del crimen le obligara, a punta de navaja, a ponerse su ropa.

Un jurado popular juzga desde hoy en la Audiencia de Barcelona a David F., para quien la Fiscalía pide una condena de 17 años de prisión por un delito de asesinato, con la agravante de disfraz y la atenuante de alteración psíquica, y el pago de una indemnización de 120.000 euros a la hija de 20 años del fallecido, que era sordomudo.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, el procesado, con una capucha que le tapaba parte de la cara, entró en la estación de Navas de la línea 1 de METRO (MEO.XE)y se colocó detrás de un usuario al que, sin mediar palabra, empujó a las vías justo cuando el tren entraba en la estación, por lo que murió arrollado.

Tras el crimen, ocurrido el 21 de febrero del año pasado y que fue grabado por las cámaras de seguridad de la estación, el procesado escapó corriendo, perseguido por varios usuarios del metro y guardias de seguridad, que lograron darle alcance y retenerlo hasta la llegada de la policía.

El ministerio público admite que el acusado sufre una esquizofrenia que altera sus capacidades mentales y, por ese motivo, le rebaja la pena de prisión, mientras que su defensa pide la absolución al considerar que la enfermedad mental anula completamente sus facultades.

En su declaración en el juicio, David F. se ha escudado en esa enfermedad mental y ha asegurado que, hasta lo que él sabe, no cometió el crimen, aunque ha advertido de que con frecuencia "no recuerda las cosas que le pasan" debido a la medicación que toma y por su abuso del alcohol y las drogas.

De acuerdo con su versión de los hechos, la primera que ofrece en sede judicial ya que hasta ahora se había negado a declarar ante el juez, el día en que ocurrió el asesinato estaba sentado fumándose un porro en las escaleras del metro de Navas cuando de la estación salió un hombre que, clavándole un cuchillo en el cuello, le obligó a ponerse su chaqueta con la mochila incorporada.

Ese hombre, que según su descripción llevaba perilla, el pelo corto y era "algo más delgado que yo", se esfumó tras pasarle la chaqueta y el acusado, a su vez, también salió corriendo "por inercia" al ver que del metro salían varias personas a perseguirle y le señalaban diciendo "ha sido ése, ha sido ése".

Cuando ocurrió el crimen, David F. venía de almorzar en un comedor social cercano y llevaba días durmiendo en un parque situado frente a la cárcel Modelo de Barcelona, con menos de 300 euros en el bolsillo, sin tomarse la medicación para la esquizofrenia crónica que se le diagnosticó años antes.

Según ha relatado ante el tribunal, dos días antes del crimen acudió al Hospital Psiquiátrico Torribera de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) y pidió ser ingresado porque "se encontraba mal", pero los responsables del centro le expulsaron sin darle medicación alguna y diciéndole que lo que pretendía era buscar un techo.

A consecuencia de la esquizofrenia, que también sufren su madre y dos de sus hermanos, el procesado estuvo anteriormente ingresado durante meses en el Hospital Psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat y en el Torribera de Santa Coloma.

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