Chicago (IL), 14 abr (EFEUSA).- A pesar de las nuevas tácticas policiales para controlar a las pandillas, la ciudad de Chicago vivió el fin de semana más violento del año con 4 muertos y 33 heridos de bala, incluyendo una madre hispana de 24 años que está internada con muerte cerebral.
Jasmine Martínez recibió dos impactos de bala en la cabeza y uno en el pecho en la madrugada del domingo mientras manejaba en la zona oeste de la ciudad. Sus dos acompañantes resultaron ilesos en un ataque atribuido a pandilleros.
Su cuñado Eduardo Avilés declaró hoy a periodistas que la víctima no tenía ninguna vinculación con pandillas, pero aparentemente tuvo una disputa minutos antes en el estacionamiento de una licorería con varios hombres que hicieron señales que los identificarían con una pandilla.
Martínez, madre de un varón de 1 año y de una niña de 9, vive a menos de una milla del lugar donde su vehículo fue baleado.
Otro latino, identificado como Joshua Martínez, de 20 años, murió frente a su domicilio en el barrio Gage Park al recibir dos disparos en la cabeza, también el domingo.
El superintendente de la Policía de Chicago, Garry McCarthy, culpó hoy a la falta de control estatal y federal del porte de armas de fuego por el fin de semana sangriento.
En su opinión, el aumento de la violencia se debe a los conflictos entre pandillas rivales que se enfrentan en disputas por territorio en parques y lugares públicos al aumentar la temperatura.
"El clima no provoca crímenes, crea condiciones que pueden contribuir a un crimen", declaró en conferencia de prensa.
Según McCarthy, la policía logró incautar 1.500 armas ilegales en lo que va del año pero la tarea parecería infructuosa ante la falta de castigos más duros para los responsables.
"A veces nos parecemos a un hamster corriendo en la rueda sin parar", expresó.
La mayoría de los incidentes con armas de fuego del fin de semana se registraron en los barrios del sur de Chicago, habitados por afroamericanos.
Las cifras policiales indican que en las últimas cuatro semanas las víctimas de los tiroteos aumentaron de 17 a 37 por semana.
El mes pasado, McCarthy anunció que su estrategia para controlar la violencia pandillera había permitido reducir a la mitad los tiroteos y muertes de jóvenes en la ciudad.
La nueva estrategia consiste en mantener información actualizada sobre las pandillas que existen en la ciudad, para que después de cada tiroteo los comandantes de los 22 distritos policiales movilicen a sus oficiales para prevenir represalias.
"Nos enfocamos completamente en evitar el próximo tiroteo", expresó McCarthy.
La Policía de Chicago tiene registradas más de 600 pandillas a las que se atribuye el 85 por ciento de los homicidios en enfrentamientos por dominio territorial o balas perdidas.
Como parte de la nueva estrategia, los comandantes policiales visitan a domicilio a personas consideradas en situación de riesgo de involucrarse en un tiroteo y les advierten sobre las consecuencias de una represalia. Igualmente les ofrecen opciones de empleo y otros servicios sociales.
Sin embargo, el superintendente policial reconoció que "todavía queda mucho por hacer", porque, aunque se apliquen los mayores esfuerzos de prevención, "la tenencia de armas de fuego ilegales continúa siendo un desafío muy serio para la seguridad pública".