
Madrid, 16 dic (EFE).- El incendio de la discoteca Alcalá 20 de Madrid hace 30 años, en el que murieron 82 personas, hizo saltar la alarma sobre la seguridad en estos locales de ocio nocturno. Ese debate, que nunca ha cesado, se reabrió hace un año con la tragedia del Madrid Arena, que ha conllevado nuevos cambios legislativos.
La madrugada del 17 de diciembre de 1983 unas cuatrocientas personas se divertían en la discoteca Alcalá 20 cuando un cortocircuito provocó un fuego que prendió las cortinas y tapices que había junto al escenario y en pocos minutos dejó sin luz la discoteca y la llenó de un denso humo.
Diez años después la Audiencia Provincial de Madrid condenó a los cuatro copropietarios del local a dos años de prisión por un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte. La misma pena recayó en Ricardo Herranz, exmiembro de la Junta de Espectáculos del Ministerio del Interior, y en Miguel Gabaldón, instalador técnico autorizado por el Ministerio de Industria.
El tribunal absolvió al concejal del Área de Seguridad, Emilio García Horcajo, al considerar su desconocimiento al respecto, ya que pocas semanas antes del siniestro se le habían entregado las competencias.
La discoteca Alcalá 20 reabrió en enero de 2010, tras varios intentos fallidos, con el nombre de Adraba. La empresa que la reabrió es FSM Group, cuyo propietario es Miguel Ángel Flores, el organizador de la fiesta en el Madrid Arena en la que se produjo una avalancha en la que murieron cinco jóvenes el 1 de noviembre de 2012.
Tanto la tragedia del Madrid Arena como la de Alcalá 20 conmovieron a la ciudadanía y pusieron el foco en la seguridad de los locales de ocio nocturno y en los grandes eventos, conllevando una mayor concienciación y reformas normativas.
De hecho, la semana pasada la Asamblea de Madrid aprobó la reforma de la Ley de Espectáculos y Actividades Recreativas, que duplica las multas muy graves a los locales infractores, en respuesta a una demanda de víctimas del Madrid Arena.
El incendio de Alcalá 20 también "removió conciencias" y conllevó un debate social y político sobre la seguridad en los locales, según recuerda el que entonces era jefe de guardia de los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, Jose María Pérez Soria.
Cuando llegó a la discoteca por la calle Arlabán, donde estaba la salida trasera de local, "ni se imaginaba" lo que había ocurrido ni que pudiera haber tantos fallecidos, ya que la sala, ubicada en un segundo sótano, estaba "perfectamente iluminada por las llamas y aparentemente vacía".
Sin embargo cuando dio la vuelta al edificio vio que algunos compañeros sacaban a clientes por un lucernario de la calle Alcalá y todos decían que había mucha gente dentro porque el fuego prendió muy rápido por las cortinas y el resto de la decoración y dejó todo a oscuras y con un denso humo, por lo que todos trataron de salir rápidamente por donde habían entrado, amontonándose.
"No se veía ni un palmo y muchos se equivocaron y se metieron por ejemplo en el guardarropa, donde quedaron amontonados unos encima de otros. Cuando pasé por allí creí que pisaba abrigos, pero enseguida vi que eran personas fallecidas, unas treinta", recuerda.
La actuación de los bomberos fue "muy profesional y efectiva" y controlaron el fuego, muy extendido, en poco tiempo, según explica este bombero, ahora jubilado.
En su opinión, "las concentraciones masivas en sitios cerrados siempre conllevan un peligro y puede pasar cualquier cosa", pero "un suceso con las mismas características de el de Alcalá 20 no se puede volver a dar" porque la legislación ha cambiado y por ejemplo no se pueden utilizar elementos decorativos como los que propagaron las llamas aquel día, que no eran ignífugos.
En la misma línea, el portavoz de la Plataforma Empresarial Ocio y Turismo de Madrid, Vicente Pizcueta, ha explicado a Efe que "Alcalá 20 marcó un antes y un después" en la seguridad de los locales de ocio, se tomó conciencia de su importancia y se dio, y "el sector del ocio nocturno ha dado un salto cualitativo" que ha hecho que "los locales de Madrid sean de los más seguros de Europa".
"Es materialmente imposible que haya un incendio como aquel en un local de ocio", ha sostenido, y ha puesto como ejemplo que de los 6.500 incendios que se registraron en la Comunidad de Madrid en 2011, únicamente tuvo lugar uno en un local de ocio nocturno y fue cuando estaba cerrado al público. Fran Gallego.
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