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El debate electoral egipcio revela la brecha ideológica entre los candidatos

El Cairo, 11 may (EFE).- El lenguaje político utilizado en el primer debate electoral en la historia de las presidenciales egipcias ha revelado la amplia brecha que separa el discurso religioso y la tendencia laica de los dos candidatos favoritos a esos comicios.

El maratoniano cara a cara, de casi cinco horas de duración y difundido anoche en directo por dos televisiones privadas, contó con la participación del islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh y el nacionalista liberal Amro Musa, ex secretario general de la Liga Árabe.

Cada uno de los candidatos dirigió su discurso a un determinado segmento de espectadores y potenciales votantes, convirtiendo la religión y sus respectivos pasados en la piedra angular del debate.

Para el analista político egipcio Mustafa Kamel, consultado por Efe, Abul Futuh se dirigía a los islamistas al insistir en la necesidad de aplicar la "sharía" (ley islámica) y no solo sus principios generales, como defiende Musa.

El ex secretario general de la Liga Árabe, por su parte, optó por ganarse a una audiencia más general con guiños a los coptos, los liberales y a los musulmanes que no se identifican con las ideas de los partidos islamistas, que dominan la escena política tras las elecciones legislativas.

En este sentido, el analista Mohamed Abás, del Centro Al Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos, dijo a Efe que Musa se presentó a sí mismo como el aspirante laico que puede parar a la corriente islamista.

Ambos expertos coincidieron en que Musa, que figura en cabeza, según la mayoría de los sondeos, volvió a intentar ganarse el apoyo de los ciudadanos recordando las que definieron como "posturas populistas" que adoptó cuando era titular de Exteriores bajo el mandato de Hosni Mubarak, como, por ejemplo, su posición pro palestina.

Pese a que el discurso de Abul Futuh, exdirigente de los Hermanos Musulmanes, tuvo tintes islamistas, el candidato también intentó ganarse la confianza de los liberales y, sobre todo, de los jóvenes revolucionarios.

Para ello hizo referencias a no retroceder al pasado, tachando a Musa de "felul" (remanente del régimen de Mubarak) y usó con frecuencia términos como "soberanía de la ley", explicó Abás.

Según los sondeos elaborados por el Centro Egipcio de Estudios de la Opinión Publica "Basira", uno cuyos responsables es Kamel, los segmentos con menor nivel escolar e ingresos y la población rural son los principales avales de Musa.

"Esos grupos conocen a Musa por su larga trayectoria como diplomático, por eso le apoyan", justificó el analista.

Mientras, Abul Futuh goza de mayor respaldo entre los sectores sociales que gozan de educación, tienen ingresos altos y viven en los centros urbanos.

Según pudo constatar Efe en una jornada de la campaña de Musa en la zona rural del delta del Nilo, al norte de El Cairo, el exdiplomático emplea un lenguaje sencillo y se centra en los principios de "estabilidad" y "desarrollo socioeconómico" de la clase obrera y los agricultores.

Abás explicó que Musa es consciente de que, pese a la revolución egipcia, las redes de lealtades a los notables locales todavía existen en el mundo rural y está intentando "darlas una nueva vida para utilizarlas en la movilización de los electores".

Ese lenguaje directo también fue usado durante el debate, en el que, según Kamel, las respuestas de Musa fueron "concretas y se basaron en su experiencia y en su conocimiento profundo de la situación regional e internacional".

Mientras, el candidato islamista jugó más con los sentimientos de los telespectadores, sobre todo, cuando recordó su pasado como opositor y "su sufrimiento" en la prisión durante la época de Mubarak.

"Musa fue racional y responsable y dirigía su palabra a los egipcios que utilizan la razón, mientras que Abul Futuh apeló a los que recurren a sus pasiones", concluyó el analista.

Este histórico debate se celebró a escasas dos semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, a las que se presentan un total de trece candidatos y se espera coronen la convulsa transición egipcia.

Por Mohamed Siali

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