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Un magistrado republicano salvó la vida al fundador del Opus Dei

Zaragoza, 10 mar (EFE).- Las memorias de un fiscal del Tribunal Supremo en 1936, editadas por el historiador Alberto Sabio, narran cómo su hermano, magistrado republicano, facilitó al fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer, la huida por los Pirineos en plena Guerra Civil española.

Esta es una de las anécdotas que el fiscal José Luis Galbe Loshuertos, nacido en Zaragoza en 1904, recogió en sus memorias, y que han sido publicadas ahora bajo el título "La justicia de la República" en la editorial Marcial Pons.

En su relato sobre la legalidad institucional en 1936, Galbe Loshuertos cuenta cómo su hermano Pascual, magistrado en Barcelona y presidente del Tribunal de Alta Traición y Espionaje de la República, facilitó el salvoconducto a Escrivá de Balaguer para salir del país.

Según explica en sus memorias, Pascual Galbe se entrevistó en varias ocasiones con el fundador del Opus Dei, con quien había compartido clase en la Facultad de Derecho de Zaragoza, y le ofreció trabajar en el tribunal, organismo que juzgaba a aquellos que pretendían salir por Cataluña o Andorra.

Al no aceptar la oferta, el magistrado facilitó a su "amigo de la juventud" el salvoconducto para cruzar la frontera, una ayuda que, sin embargo, no se recoge con esta exactitud en las biografías del santo, ha indicado Alberto Sabio en una entrevista con Efe.

"No es casualidad que Escrivá de Balaguer se dirigiera a Barcelona, y cruzara la frontera por Andorra, jurisdicción dependiente del Tribunal de Alta Traición, que presidía su amigo Galbe Loshuertos", ha comentado.

Este hecho queda reflejado en las memorias del fiscal del Tribunal Supremo que, a su paso por distintas ciudades como Valencia, Madrid o Barcelona, relata el esfuerzo de parte de la judicatura por mantener la legalidad institucional en los meses convulsos, posteriores al golpe de Estado de 1936.

A lo largo de estas páginas, se refleja la intención de muchos juristas, como Galbe Loshuertos, de "encauzar" la justicia y "poner coto" a los episodios de derramamiento de sangre que se sucedían en el bando republicano, aun con la "policía y el ejército en contra".

"Es una defensa de estos juristas, que nadie conoce, y que acabaron fusilados o exiliados. Lograron reducir los episodios de terror", en un momento en el que la Administración de Justicia había quedado gravemente "zarandeada" por la sublevación franquista, ha afirmado.

Con un sentido del humor que impregna toda la obra, Galbe narra, desde el recuerdo de su juventud, el "ambiente de pistolerismo" en los años 20 en Zaragoza o la sublevación del cuartel del Carmen a la que asiste desde su ventana, con tan sólo quince años, un suceso del que a día de hoy "se conocen pocos datos".

Tras aprobar las oposiciones, cuenta cómo llegó a ser fiscal jefe de Sevilla, donde proclamó la II República desde el balcón del Ayuntamiento, el 13 de abril, un día antes de la fecha oficial, y desde donde contribuyó a paralizar el golpe de Estado del General Sanjurjo.

Esta hazaña fue premiada con su traslado a Madrid, desde donde narró los entresijos del funcionamiento de la judicatura durante esos años, a la vez que describió el ambiente de los teatros, cines, y bares de la época en unas memorias que son una "auténtica novela de acción", ha apuntado Sabio.

Ante la victoria el bando franquista, el protagonista se vio obligado a cruzar la frontera hacia Francia, con una pistola, que había incautado a un italiano en la batalla de Guadalajara, y acabó exiliado en Cuba, donde jugó habitualmente al ajedrez con el Che Guevara.

Marta Salguero

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