El uruguayo Rodolfo Wanseele Paciello, detenido por el escándalo de una maleta incautada en Argentina con dinero clandestino supuestamente para la campaña presidencial, quedó este lunes más comprometido en el caso por pruebas que muestran su vínculo con la inteligencia venezolana.
El uruguayo fue acusado junto a tres venezolanos de actuar como agentes encubiertos de Venezuela para tapar el presunto papel del gobierno de Hugo Chávez en un envío ilegal de 800.000 dólares, supuestamente para la campaña electoral de un candidato a la presidencia argentina.
La jueza federal de Miami Joan Lenard revocó una fianza de 150.000 dólares para la libertad provisional que se le había fijado previamente a Wanseele Paciello y ordenó que siga detenido luego de escuchar el testimonio de un agente del FBI que obtuvo nuevas pruebas en la casa del uruguayo en Miami.
De esas pruebas, que consisten en archivos de la computadora personal y otros documentos obtenidos en el domicilio de Wanseele luego de su detención, surge su cercana relación con la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), según el testimonio del agente del FBI Justin Kridar.
El empresario estadounidense-venezolano Guido Antonini Wilson, radicado en Miami, viajó con los 800.000 dólares desde Caracas a Buenos Aires y, según la fiscalía federal estadounidense, era presionado por agentes encubiertos de Venezuela para no que revelara el origen y destino del dinero.
La principal acusación contra Wanseele era que había recibido en el aeropuerto de Miami a un agente de inteligencia venezolano que viajó para reunirse con Antonini Wilson, y que vigilaba los encuentros para evitar que los siguiera el FBI.
Conversaciones grabadas entre los detenidos por el FBI indicaron que los fondos que viajaron de Venezuela a Argentina estaban destinados a la campaña de la entonces candidata Cristina Kirchner, que resultó elegida presidenta en las elecciones del 28 de octubre.
Los documentos obtenidos por el FBI muestran que Wanseele, que tenía registrada en Miami una empresa de importación-exportación bajo el nombre Wanpac --que refiere al comienzo de sus dos apellidos-- recibía pedidos para compra y cotización de equipamientos de distinto tipo, desde comunicaciones hasta piezas de helicópteros.
En uruguayo "recibió correo electrónicos y mensajes de texto de Pedro José Pérez, comisario jefe de la Disip, y de Nilda Rivas, también comisaria de la Disip", dijo el agente Kridar al referirse a los archivos encontrados en su computadora.
"Hay suficientes evidencias registradas para determinar que este acusado deba estar detenido durante el juicio", dijo la jueza Lenard.
Previamente, la fiscalía estadounidense había informado que tenía grabaciones en las que el director de inteligencia de Venezuela, general de brigada Henry Rangel Silva, bajo el nombre encubierto de "Arvelo", llamó a Antonini para decirle que estaba al tanto de sus "preocupaciones" y que esas preocupaciones estaban siendo atendidas.
En otra presentación en la corte el fiscal Thomas Mulvihill dijo que a Antonini le ofrecieron 2 millones de dólares para que mantuviera silencio sobre el origen y destino del dinero.
El empresario venezolano-estadounidense se contactó con el FBI y utilizó equipos de grabación para registrar todas las conversaciones.
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