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La reputación corporativa anima las 'conductas verdes'

Foto: elEconomista.

Un 46 por ciento de los profesionales del área fiscal consideran que el impacto del medio ambiente en la reputación de una compañía es el principal motor para cambiar la conducta corporativa, apoyando objetivos medioambientales, según se expone en una de las principales conclusiones de una encuesta realizada a los más de 345 profesionales del área fiscal procedentes de más de 28 países reunidos en Río de Janeiro con motivo de la Cumbre Fiscal de KPMG.

Además, el 28 por ciento de los encuestados indicó que la clave para apoyar esa conducta corporativa era su impacto en los resultados o en temas fundamentales como impuestos, incentivos etc. Sólo el 16 por ciento manifestó que las presiones competitivas eran el factor más  importante y otro 10 por ciento que son los cambios en la políticas del gobierno los que generaban apoyos  corporativos hacia objetivos medioambientales.

"La sostenibilidad es un elemento básico de la agenda corporativa para muchas organizaciones, estando muy integrada en la estrategia corporativa", señala Maria José Aguiló socia responsable de KPMG Abogados en España. "Las empresas se están dando cuenta de que pueden utilizar la sostenibilidad no sólo para diferenciarse, sino que también puede ayudarles a abrir las puertas a nuevos mercados". En esta misma línea, más del 50 por ciento de los encuestados indicó que la Green Agenda es una de las principales prioridades estratégicas para su organización.

Deducciones para crecer

Durante la Cumbre se analizaron igualmente cómo los incentivos o las deducciones fiscales ligados al  medioambiente pueden generar crecimiento económico. En este sentido se analizaron casos como el de Brasil o Estados Unidos. En el primero, la combinación entre  incentivos y programas fiscales que apoyan el desarrollo de los biocombustibles le han convertido en el sexto inversor mundial en energías renovables con cerca de un 44 por ciento de las necesidades energéticas internas cubiertas gracias a las renovables, cuando la media mundial se sitúa en el 14 por ciento.

Mientras, en Estados Unidos, las subvenciones concedidas por el Gobierno han estimulado el espectacular crecimiento de las capacidades en la producción de energías definidas como limpias, como la solar o la eólica. Al ser preguntados en la citada encuesta sobre si la empresas a las que  representaban los expertos fiscalistas toman o no en  consideración los créditos o incentivos fiscales ambientales a la hora de invertir en un nuevo país, un 71 por ciento de los consultados indicó que no.

Además, un 42 por ciento de los encuestados en este trabajo señaló que su departamento fiscal no participa en  la determinación de las metas y objetivos de la empresa cuando se trata de asuntos referidos a la sostenibilidad. "Muchas organizaciones no comprenden realmente los programas de incentivos y tributación ambiental. Sin embargo, desde nuestro punto de vista merece la pena integrar al departamento de impuestos dentro de la estrategia de las empresas a fin de beneficiarse de los regímenes de tributación y estructuras vigente en temas medioambientales", comentó Aguiló.

Por todo ello, los departamentos fiscales internos de las empresas han ampliado su campo de actividad más allá del cumplimiento de obligaciones fiscales durante la última década, según las conclusiones de la encuesta.

De esta forma, han asumido un papel más proactivo en la gestión de riesgos y se han involucrado en la toma de decisiones de sus corporaciones mercantiles. "La externalización del cumplimiento de obligaciones fiscales permite la automatización y estandarización de la gestión de datos complejos, haciendo más eficiente el desempeño de tareas rutinarias y aumentando la precisión en los datos y en sus correspondientes declaraciones", señaló en su intervención MiguelArias, socio responsable del área de Outsourcing & Compliance de la firma de consultoría internacional.

Arias consideró que "esto permite a los departamentos fiscales internos dedicarmenos tiempo al trabajo de  cumplimiento de obligaciones y más a una proactiva planificación fiscal aportando un mayor valor".

"Además, gracias a los procesos de externalización las empresas pueden sacar partido a las economías de escala,  la especialización y el acceso a las mejores prácticas, mejorando la eficiencia de los procesos y los controles de riesgos y calidad." subrayó Arias. En este sentido, "el área de cumplimiento de obligaciones será la que más se beneficie de la inversión en tecnología", explicó.

Coordinación con otras áreas

Según se debatió en la cumbre, el informe Managing Compliance in a ComplexWorld (Cómo gestionar el cumplimiento de obligaciones en un mundo complejo), realizado por la Práctica Global de Externalización de Impuestos de KPMG:"La transparencia y el control sobre los procesos de negocio son críticos. Los departamentos financieros y de asesoría fiscal deben ser capaces de  compartir información, colaborar en proyectos globales y gestionar demanera proactiva el proceso en general a fin de satisfacer las exigencias de negocios y regulación, y la tecnología es la herramienta que facilita esto".

Finalmente, Carlos Heredia, socio del área de Tributación Internacional de KPMG Abogados, indicó que "en la actualidad los asuntos fiscales están mucho más alineados con la estrategia de negocio de las compañías que en el pasado y se trabaja en coordinación con otras áreas para aportar valor. Desde mi punto de vista esta es una de las tendencias de futuro, al igual que la armonización de las políticas fiscales que ha empezado en la UE y que veo extensible a otros países y en la que la tecnología tendrá un papel relevante".

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