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Las finanzas, claras

Cómo organizar el presupuesto familiar para llegar a final de mes

  • Una de cada tres familias en España llegó a la pandemia con menos de 2.200 euros ahorrados

Las familias españolas continúan ahorrando. Así lo ponen de manifiesto los datos del tercer trimestre de 2021, difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que muestran que la tasa de ahorro, en términos desestacionalizados, se situó en el 10,9% lo que implica una subida de 1,7 puntos respecto al trimestre anterior. Precisamente, el ahorro es imprescindible para contar con una buena salud financiera.

Una de las mejores vías para fomentar el ahorro en una unidad familiar es la creación de un presupuesto, es decir, planear cada uno de los gastos e ingresos que se van a tener en un espacio de tiempo. Con ello, se podrá saber de cuánto dinero se dispone y qué se puede hacer con él: afrontar un nuevo proyecto como puede ser una reforma, cambiar de coche o alcanzar una cifra determinada de ahorro.

La principal ventaja de contar con un presupuesto familiar es que permite tener un mayor control y gestión de la economía doméstica, ya que habrá un mayor conocimiento sobre a dónde va a parar el dinero. Eso sí, como recuerdan desde Banco Santander, es importante que el presupuesto sea equilibrado.

En otras palabras, que la suma de los gastos y los ahorros no supere la suma de ingresos personales y/o familiares durante un período de tiempo. Además, contar con un presupuesto familiar favorece que se puedan ajustar los gastos en función de las necesidades y evita posibles endeudamientos.

Cómo hacer un presupuesto

Para elaborar un presupuesto mensual familiar óptimo es necesario saber cuáles son los pasos que hay que dar. Desde Banco Santander señalan los siguientes. En primer lugar, recopilar todos los ingresos y todos los gastos que se producen en la familia, sean de la naturaleza que sean: la cuantía de las nóminas, los recibos de todas las compras realizadas en el mes, el importe de los gastos fijos...

Una vez que se ha reunido toda esa información hay que aglutinarla en un documento, ya sea una hoja de Excel, una app especializada o cualquier otra herramienta que sirva a tal efecto. En ella se deberán desglosar cada uno de los movimientos económicos de una forma ordenada, clara y fácil de encontrar.

"Para ayudar en la organización, puede ser útil establecer las siguientes categorías: ingresos, como los salarios o prestaciones; los gastos fijos, como la luz y el agua; los gastos variables imprescindibles, como la reparación de algo que se ha estropeado en esos días; y los gastos superfluos o gastos hormiga, como puede ser una suscripción a canales de pago o una comida en un restaurante", indican desde Banco Santander. Una vez hecho esto, es hora de pensar en el ahorro, por ello, el presupuesto familiar debe incluir un apartado para recoger qué tanto por ciento de los ingresos se quiere ahorrar cada mes. También es recomendable que se estipule una partida de gastos para imprevistos.

Con todo ello, la unidad familiar tendrá el resultado total de la diferencia entre gastos e ingresos. De este modo obtendremos el balance de nuestra economía doméstica. El dinero sobrante será la cantidad de capital que tenemos capacidad para ahorrar.

"En caso de que dicha cifra sea negativa, debemos estudiar con detenimiento qué sucede en nuestro presupuesto y las razones por las que estamos gastando más dinero del que ingresamos y ajustar los gastos", explican desde la entidad.

Además de la realización de un presupuesto, si todos los miembros de la unidad familiar están implicados en la elaboración y el cumplimiento del mismo, se favorece la salud financiera que no es otra cosa que ganar tranquilidad. Según los resultados del Observatorio del Ahorro Familiar, de Fundación Mutualidad de la Abogacía y Fundación IE, una de cada tres familias llegó a la pandemia con menos de 2.200 euros ahorrados y la mitad de los hogares contaba con menos de 9.000 euros.

Eso sí, la salud financiera, como la física, requiere de hábitos saludables que deben adquirirse desde edades tempranas. De ahí la importancia de la educación financiera. Y es que apostar por la educación financiera es una inversión de futuro para toda la sociedad.

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