El suministro de agua a nivel global no está garantizado. Naciones Unidas pronostica un déficit mundial de este recurso de aquí a ocho años, en 2030, si los actuales ritmos de consumo y de producción continúan como ahora. "Aunque suele considerarse un abundante recurso renovable, el suministro global de agua limpia y fresca está cada vez más amenazada", advierten los expertos de Carbon Disclosure Project (CDP), proveedor global de datos climáticos. "De ahí que abordar los riesgos vinculados al agua deba convertirse en un imperativo", añaden. Visite elEconomista Inversión sostenible y ESG, el portal verde de elEconomista.
Esta organización sin ánimo de lucro publica este jueves, junto al think tank Planet Tracker, un informe que revela que los riesgos asociados a este recurso ya afectan con dureza a cuatro industrias: la del carbón, las utilities eléctricas, la minería y la de petróleo y gas. Y ponen de relieve que "la exposición al sector financiero a los activos afectados por problemas relacionados con el agua es real y a menudo genera eventos colaterales".
En particular, las gestoras de activos más expuestas a estos riesgos, por sus inversiones en compañías de recursos básicos afectadas por ellos, son Vanguard Group, BlackRock y State Street, según este informe, que destaca que Vanguard tiene una inversión conjunta de 37.500 millones de dólares en Exxon Mobil y Chevron, y BlackRock otros 28.500 millones en estas dos petroleras. En tercer lugar se sitúa State Street. Y destaca por encima de ellas la República de China, propietaria de 143.000 millones de dólares en PetroChina. La mayoría de esta inversión es pasiva. Vanguard y BlackRock destacan también como las dos mayores tenedores de deuda del sector de recursos básicos, destacan los autores. Para extraer estas conclusiones, los autores del informe analizaron los inversores, tenedores de deuda y financiadores más vinculados con las 42 mayores compañías de recursos básicos, el más vulnerable a peligros hídricos. En el lado de los financiadores, CDP apunta a Citigroup, Deutsche Bank y JP Morgan como los principales. El estudio también advierte, por otro lado, que un tercio de las entidades financieras que cotizan en bolsa todavía no evalúan la exposición de sus actividades a los problemas.
El informe se detiene en las compañías de exploración y producción de petróleo, que se enfrentan a dos obstáculos relacionados con el agua. Por un lado, la obtención de la licencia necesaria para perforar pozos; por otro, el reto de encontrar un lugar, y asegurar la licencia, para depositar los grandes volúmenes de aguas residuales que suben del pozo después de la extracción de petróleo y gas. El estudio de CDP hace una alusión especial al mercado estadounidense: "El tamaño del mercado de fractura hidráulica (fracking) de EEUU está valorado en unos 18.000 millones de dólares e incluye más de 3.000 negocios, encabezados, por tamaño, por Halliburton y Schlumberger". El rápido crecimiento que ha experimentado el país norteamericano en suministros de energía "ha reducido su dependencia de las importaciones, lo que ha aumentado su seguridad energética". Sin embargo, "esos beneficios traen asociados desafíos vinculados al agua, que pueden reducir el futuro crecimiento de ese suministro y el papel previsto para EEUU en los mercados energéticos globales". El rechazo de las comunidades a albergar este tipo de instalaciones es uno de los factores problemáticos citados por CDP.
Un informe de la entidad sin ánimo de lucro Ceres concluyó que, en el periodo 2011-2016, el 57% de los pozos de fracking estaban ubicados en regiones con un estrés hídrico "alto" o "extremadamente alto", concretamente en los estados de Texas, Colorado, Oklahoma y California. Otra de las conclusiones es que nueve de las 10 principales compañías analizadas –incluidas Anadarko Petroleum, Apache, Encana y Pioneer- operaban el 70% o más de sus pozos en regiones con estrés hídrico "medio" o "alto", lo que sugiere, según los expertos de Ceres, "que los obstáculos a este tipo de exploración pueden continuar".