Tener en cuenta los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) es cada vez más importante para muchos inversores y, sin embargo, no es algo que hasta ahora haya encajado demasiado bien con otra de las tendencias que más fuerza están teniendo en los mercados: la inversión indexada.
Este tipo de acercamiento supone comprar un fondo que replica un índice, una cesta de compañías que no es habitual que incluya criterios ESG para seleccionar quien forma parte de ella. Sin embargo, poco a poco se están dando pasos adelante para que la inversión en ETFs recoja los criterios ESG.
El más importante que se ha producido este año es la decisión que ha tomado BlackRock, la gestora líder en el mundo en ETF, con más de 2,3 billones de dólares en patrimonio en este tipo de productos (4,8 billones de dólares si se incluye toda su oferta de fondos indexados, ya que no todos utilizan el formato ETF). La gestora estadounidense ha anunciado que, a partir de enero de 2022, ampliará la capacidad de voto de sus partícipes en fondos indexados.
"Cada vez más inversores están interesados en tener voz a la hora de las votaciones de los valores que tienen en cartera a través de nuestros fondos indexados"
Hasta ahora, los inversores en ETF de BlackRock delegaban en la gestora las votaciones en las juntas de las empresas en las que tienen inversiones a través de este tipo de fondos, algo que, para el 40% de los inversores, cambiará a partir del 1 de enero. De este modo, BlackRock da el primer paso para que llegue el sufragio universal en la inversión indexada, que hasta ahora se ha caracterizado por la delegación de estos derechos a la gestora de los ETF.
"Cada vez más inversores están interesados en tener voz a la hora de las votaciones de los valores que tienen en cartera a través de nuestros fondos indexados. Queremos ofrecer la posibilidad a estos clientes, al mismo tiempo que seguiremos apoyando a todos aquellos que prefieran que sea el equipo de administración de BlackRock quien vote en su nombre", explican desde la compañía estadounidense.
Las cifras, como no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta el gigantesco patrimonio que gestiona BlackRock, son enormes: "La opción de votar estará disponible para clientes institucionales que estén invertidos en estrategias indexadas por BlackRock, en Estados Unidos y Reino Unido. Aproximadamente, cerca del 40% de los 4,8 billones de dólares que mantenemos en productos de renta variable indexada entrarán dentro de este grupo para el que habrá derechos de voto", señala BlackRock.
Exclusión o activismo
Que los grandes inversores institucionales tengan la capacidad de votar según su participación en fondos cotizados podría incrementar el activismo por parte de estos partícipes dentro de las juntas de estas compañías.
De hecho, uno de los debates que más se repiten dentro del universo de la inversión ESG gira en torno a si es más adecuado adoptar una estrategia de exclusión (evitar invertir en cualquier empresa que no cumpla con los criterios que se marcan los inversores), o si, por el contrario, el impacto positivo es mayor si los inversores adoptan una estrategia de activismo, es decir, utilizar su influencia dentro del accionariado de la compañía para cambiar su rumbo, y encajar los criterios ESG con la estrategia corporativa de la empresa.
En este sentido, desde Bloomberg destacan un estudio titulado "El impacto de la inversión en impacto", de la Universidad de Stanford, en el que los autores concluyen que el acercamiento de la exclusión es poco probable que tenga un impacto en el futuro, ya que el capital invertido con criterios de responsabilidad social es una parte muy pequeña del total.
"Los resultados sugieren que, para tener impacto, en lugar de excluir las compañías, los inversores preocupados por los criterios sociales deberían invertir, y utilizar sus derechos de voto para cambiar la política corporativa", señala el informe en sus conclusiones.
Cumplir con sus mandatos
Juan Prieto, director general de Corporance en España, considera que la decisión que ha tomado BlackRock es una "muy buena iniciativa", y destaca cómo en los últimos meses ha aumentado "la crítica hacia un exceso de poder por parte de las gestoras". "Ahora, la gestión pasiva cada vez tiene más peso en el mercado, y estos fondos indexados no tienen capacidad de maniobra", explica.
"El problema con el tema de ESG en este tipo de inversiones, es que delegas tu posible influencia como inversor. Muchos inversores quieren cumplir las recomendaciones, por ejemplo de la Unión Europea, pero no tienen derechos de voto para poder hacerlo si invierten en fondos indexados. A partir de ahora sí tendrán esta posibilidad, algo que les ayudará a cumplir con sus mandatos" en materia de ESG, explica Prieto.