
La inversión con criterios sostenibles o inversión ESG (Environmental, Social y Governance) ha llegado para quedarse. Pese a que la irrupción de la Covid-19 ha trastocado las agendas y dejado obsoletos los planes de las compañías, la sostenibilidad ha formado y seguirá formando parte de la estrategia de recuperación de las empresas. De esta manera, y lejos de frenarse esta tendencia, el año 2020 ha estado marcado por un mayor escrutinio de los temas ESG por parte de inversores institucionales y proxy advisors.
Según un cuestionario realizado por HSBC32 en octubre a más de 2.000 entidades entre inversores y empresas, el 90% de los encuestados dijo que los factores sociales y ambientales son importantes. Además, para el 30% de los inversores, la crisis causada por la pandemia ha reforzado el compromiso con la integración de los aspectos ESG en los procesos internos y externos.
La transparencia lograda a través de las métricas de ESG proporciona nuevos conocimientos sobre cómo funcionan las empresas, dónde se encuentran sus riesgos reales y cómo de sostenibles son realmente sus modelos y prácticas de negocios. Así, las empresas sostenibles son, efectivamente, más sólidas y, por tanto, más atractivas para los mercados. Según explica el secretario general del Club de Excelencia en Sostenibilidad, Juan Alfaro, "los datos demuestran que las empresas líderes en sostenibilidad generan mayores márgenes comerciales, tienen menor coste del capital y son mejor valoradas por inversores y analistas".
Y es que, pese a lo que se suele pensar, invertir bajo criterios ESG no es sinónimo de menor rentabilidad. Este tipo de inversión ofrece la oportunidad de generar un impacto positivo en la sociedad a la vez que se obtiene rentabilidad ajustada a riesgo en el largo plazo. A medida que las economías mundiales tratan de sobreponerse al impacto económico de la Covid-19, la inversión sostenible se posiciona como parte esencial de la trayectoria a seguir en la recuperación, tanto por los principios que impulsa como por sus crecientes beneficios.
Además, cada vez es más generalizado entre las gestoras que califiquen a las compañías dentro de diferentes grupos según su apuesta por la Inversión Socialmente Responsable (ISR). Por ejemplo, es frecuente entre los fondos de inversión la categoría best in class, por la que se puntúa a las empresas según su cumplimiento de las políticas relacionadas con los criterios ESG, descartando de manera automática a todas aquellas que no sean líderes en sus respectivos sectores. También existe el norm based screening, que apuesta solo por las entidades que han suscrito (y cumplen) diferentes tratados internacionales. Quizá los más conocidos en la actualidad son los Principios para la Inversión Responsable, promovidos desde 2005 por Naciones Unidas (UNPRI, por sus siglas en inglés), y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados en 2015 por la misma organización.
Aumenta el valor
"Los inversores se han dado cuenta de que, si solo consultan el balance de una empresa, no saben qué va a ocurrir mañana. Les resulta mucho más interesante saber si esa compañía está realmente preparada para el futuro", afirma Jaime Silos, director de Desarrollo Corporativo de Forética. Por ello, solo hace falta echar un vistazo a la evolución de la presencia de inversores socialmente responsables en el accionariado de las empresas para darse cuenta del enorme peso que ha ganado este tipo de inversiones en los últimos años.
En su carta anual, el CEO de BlackRock –la mayor gestora de fondos del mundo– recordaba que los accionistas saldrán beneficiados si la empresa logra generar un valor perdurable para todas sus partes interesadas. Asimismo, desde enero hasta noviembre de 2020, los inversores en fondos de inversión y ETFs invirtieron 288.000 millones de dólares a escala mundial en activos sostenibles, lo que representa un incremento del 96% frente a la totalidad de 2019.
Los activos gestionados en España con criterios ASG se multiplican por 8 en la última década
En el caso de España, los activos gestionados en nuestro país con criterios ASG se han multiplicado por ocho en la última década, al pasar de los 35.710 millones de euros de 2009 a los 285.454 millones de 2019, según el estudio anual de Spainsif.
En este sentido, compañías como Endesa trabajan activamente por ser empresas de referencia para aquellos inversores que toman en cuenta consideraciones sociales, ambientales y de orden ético en sus políticas de inversión, generando una relación a largo plazo con ellos.
De esta manera, y por quinto año consecutivo, Endesa realizó el pasado año un estudio de identificación de accionistas, realizando un foco especial en aquellos inversores institucionales extranjeros que disponen de una política de inversión responsable y son activos en asuntos no financieros.
La compañía energética cuenta con al menos 212 inversores socialmente responsables
Dicho estudio determinó que la compañía energética cuenta con al menos 212 inversores socialmente responsables (casi el doble con los que contaba en 2015), que representan el 14,9% del capital social y el 50% del capital flotante.
En la línea de su apuesta por la sostenibilidad como eje estratégico, Endesa ha suscrito en 2020 dos acuerdos con sendas entidades financieras por un importe total de 329 millones de euros para introducir criterios de sostenibilidad en su operativa de anticipo de facturas a proveedores. Se trata de las primeras líneas de confirming vinculadas a criterios de sostenibilidad que formaliza Endesa, y también las primeras del conjunto del sector energético en España. Con estas operaciones, la compañía fomenta el compromiso con objetivos sostenibles tanto entre sus proveedores como entre las entidades financieras con las que se relaciona.
Los datos y las acciones realizadas avalan como Endesa es consciente de que una presencia destacada en los principales índices de inversión socialmente responsable promueve la atracción de un tipo de inversores preocupados por obtener rendimientos, con visión de largo plazo y generando un impacto positivo en la sociedad.
En definitiva, "la consideración de los aspectos sociales, medio ambientales y éticos o de gobernanza a la hora de configurar los criterios de inversión se han convertido en una realidad desde hace tiempo, pero en estos últimos años han adquirido una gran relevancia y todos los indicios muestran que esta tendencia seguirá al alza", señala Juan Alfaro.