
Dentro de un tiempo, recordaremos 2021 como el año en el que el sector financiero empezó a dar los primeros pasos y se pusieron los cimientos en lo referente a la divulgación y transparencia hacia el inversor final, acerca de cómo se tienen en consideración los riesgos de sostenibilidad en la toma de decisiones de inversión. Más artículos sobre sostenibilidad en elEconomista Inversión sostenible y ESG.
Desde que el pasado 10 de Marzo entrara en vigor el reglamento europeo sobre divulgación de finanzas sostenibles, los participantes de los mercados financieros sujetos a dicha regulación, han tenido que publicar y dar a conocer sus políticas en los siguientes ámbitos:
- Integración de riesgos de sostenibilidad en el proceso de inversión
- Fomento de la implicación a largo plazo de los accionistas en las sociedades cotizadas
- Diligencia debida en relación con las incidencias adversas sobre factores de sostenibilidad en las decisiones de inversión
Es una realidad, que los objetivos de mitigación del riesgo climático, de transición energética… que nos hemos marcado como sociedad son muy ambiciosos. El año 2030 está muy cerca y las metas son: 1) al menos un 40% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (vs 1990); 2) al menos un 32% de cuota de energías renovables; y 3) al menos un 32,5% de mejora de la eficiencia energética. Y este será el primer paso, ya que en el 2050 la Unión Europea pretende ser neutra en términos climáticos. Es decir, la UE se ha fijado el objetivo de tener una economía con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero. La magnitud de estos objetivos ha puesto de manifiesto la necesidad de la colaboración público-privada para alcanzar su consecución. Y es aquí donde el papel del sector financiero se hace imprescindible, como canalizador hacia proyectos de inversión del ahorro captado.
El hecho de que instituciones y reguladores, a nivel nacional y supranacional, estén comprometidos con esos objetivos, hace de la incorporación de criterios sostenibles en el proceso de inversión una tendencia a consolidar a futuro, que trasciende a una moda pasajera.
La cuestión es que, como todo en la vida, cuando está en sus albores, plantea retos que hay que ir abordando.
En el ámbito regulatorio, será vital que legisladores, reguladores y supervisores generen normas con criterios claros, que permitan la homogeneidad, de cara a evitar discrecionalidad y arbitrariedades.
Por lo que se refiere a las empresas y en particular, las compañías cotizadas, tendrán que adaptarse y dedicar parte de sus recursos a informar, publicar y comunicar en qué medida están alineadas con los objetivos de desarrollo sostenible, a nivel medioambiental, social y de gobierno corporativo.
"Estamos ante una ocasión magnífica de ser todavía más transparentes con el cliente"
Y finalmente, los participantes de los mercados financieros, de cara a tomar decisiones de inversión incorporando métricas de sostenibilidad, necesitarán disponer de esa información con una calidad, homogeneidad, trazabilidad, comparabilidad,… suficientes para poder analizar las inversiones de manera fundada, tanto desde el punto de vista financiero como extra-financiero. Además, estos participantes del mercado, en su calidad de inversores profesionales, deberán profundizar en su labor de implicación a largo plazo en las compañías en las que invierten de cara a conseguir un alineamiento mutuo entre los objetivos y métricas que se hayan establecido en cada estrategia.
Pero toda moneda tiene dos caras y por ello, los retos son también oportunidades. Estamos ante una ocasión magnífica de ser aún más transparentes con el cliente y ofrecerle información acerca de cómo de sostenibles son sus inversiones, si están alineadas con uno o varios objetivos, qué impacto tienen en métricas como la huella de carbono, la reducción de las desigualdades sociales,… Así el cliente verá de forma tangible cómo impactan sus decisiones de asignación de ahorro y/o inversión.
En definitiva, es una gran oportunidad que se nos brinda como participantes de los mercados financieros, el estar viviendo en directo este cambio y ser agentes activos de transformación hacia un crecimiento sostenible. Aprovechémoslo y contribuyamos a ello aportando cada uno nuestro talento.
Raquel Blázquez es jefe de Gestión de Inversiones de Banca Privada de Ibercaja.