
El PIB de Brasil creció un 0,2 por ciento en el segundo trimestre del año frente al primero. Así lo indican los datos divulgados ayer, que muestran que el país avanza a paso muy lento tras haber reaccionado tímidamente en 2017 a la profunda recesión que sufrió en los dos años anteriores.
De esta manera, la mayor economía sudamericana está prácticamente parada desde septiembre pasado por las diferentes amenazas que sufre, como la incertidumbre electoral, las tensiones comerciales mundiales, el elevado desempleo y el profundo déficit en las cuentas públicas. El organismo revisó sus últimos datos e informó de que la economía sólo creció un 0,1 por ciento en el primer trimestre del año frente al inmediatamente anterior, y no el 0,4 por ciento informado inicialmente, y que en el cuarto trimestre del año pasado no creció frente al tercero pese a que había informado de una expansión del 0,1 por ciento. Es decir que en los últimos tres trimestres Brasil sólo ha crecido 0,3 puntos porcentuales. En cómputo interanual, la economía brasileña creció un 1 por ciento. "La economía perdió ritmo de crecimiento. Está creciendo pero más lento que el año pasado", admitió la economista Rebeca de Palis, la responsable del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) por el estudio sobre el crecimiento económico.
"La economía está paralizada. Las tasas de crecimiento de los últimos tres trimestres fueron mediocres", alertó el economista jefe de Goldman Sachs para América Latina, Alberto Ramos, en un informe enviado a los clientes de la calificadora de riesgo.
Los datos del PIB llevaron a los analistas a anunciar inmediatamente que revisarán sus proyecciones para el crecimiento de Brasil este año y que las ubicarán por debajo del 1,47 por ciento previsto hasta ahora, aunque esperan que se manten una recuperación tímida como fue la de 2017.