Internacional

El tándem Merkel-Macron ya alienta avances en la gobernanza europea

  • Sueños como un Presupuesto para la eurozona están en el punto de mira
  • La victoria de Macron ha traído una señal de "esperanza y vitalidad" a la UE
  • Merkel sentenció en verano de 2012 que los eurobonos no verían la luz
Angela Merkel y Emmanuele Macron. Foto: Reuters

Europa vive su verano de ensueño. Los populismos están en retirada y los europeos vuelven poco a poco a enamorarse del proyecto comunitario. La concordia y unidad parece flotar en la complicada familia europea tras el Brexit. Incluso Francia y Alemania, prácticamente los Capuleto y Montesco en la gobernanza de las cuentas nacionales y la integración de la eurozona, parecen más cerca que nunca. Sueños como un Presupuesto para la eurozona, controlado por un ministro de Finanzas con verdaderos poderes, están en el punto de mira.

"Estamos siendo testigos del retorno de la UE más bien como una solución en vez de un problema", escribió el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la carta que envió a los líderes para la cumbre de hoy y mañana. Gran parte de ese retorno al que se refería Tusk es responsabilidad del nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, que por primera vez hoy acudirá a una cumbre de la UE a Bruselas. Tras la decisión del Reino Unido de abandonar la UE, los 27 socios se marcaron la meta de reafirmar su unidad con un destino común. Dadas las pocas esperanzas de progresar en el frente económico, por la resistencia alemana a completar la unión bancaria o aspirar a cambios más ambiciosos con una modificación de los tratados, los socios apuntaron al campo de la Defensa como alternativa para escenificar su compromiso.

La esperanza entró por Francia

Pero la victoria de Macron ha cambiado el eje, trayendo una señal de "esperanza y vitalidad" a la UE, según explicó ayer un alto funcionario europeo. Macron colocó Europa, sobre todo la profundización de la unión económica y monetaria, en sus prioridades políticas. El exbanquero se ganó la complicidad de la canciller Angela Merkel, que tiene la llave para cualquier cambio, hablando de los cambios que necesita la anquilosada economía gala antes que de las mejoras que requiere la eurozona. Tras la sólida mayoría que logró en las elecciones legislativas, Macron encara confiado un verano de reformas, sobre todo en el terreno laboral, y por lo tanto de protestas en las calles francesas.

En Bruselas, en Berlín y en el resto de capitales son conscientes de que existe una estrecha ventana de oportunidad en los próximos meses para conseguir que este momentum se solidifique en un proceso que realmente consiga apuntalar la eurozona con una unión fiscal, y una verdadera gobernanza política. Por eso Merkel ha querido mandar la señal más clara hasta la fecha, para indicar que está dispuesta a poner de su parte. En un encuentro con empresarios alemanes este martes, indicó que "desde luego uno puede pensar en un ministro de Finanzas conjunto [para la eurozona] si las condiciones marco son adecuadas". Este ministro no tendría las manos vacías, porque la jefa de la CDU también respaldó la otra propuesta estrella del francés, al señalar que estaba abierta a considerar un Presupuesto para la eurozona "siempre que esté claro que reforzará verdaderamente las estructuras y hará cosas con significado". Este gesto servirá a Macron para argumentar que los esfuerzos de París son correspondidos por Berlín, cuando se siente a negociar con los sindicatos en las próximas semanas.

Merkel ya lanzó un guiño al líder francés en su primera rueda de prensa conjunta al día siguiente de ser elegido, al comentar que Alemania estaba "lista" para reformar los tratados de la UE. Merkel se desmarcó así de su todopoderoso ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien señala que una reforma de los tratados, necesaria para aspirar a cambios profundos, "no es realista". Con esta renacida conexión francoalemana, que apenas funcionó cuando Francois Hollande ocupó el Elíseo, las instituciones comunitarias han desempolvado con ilusión toda la batería de medidas para completar la unión económica y monetaria, las mismas que llevan una década empapando media docena de informes comunitarios.

Como parte del proceso de reflexión sobre el futuro de la UE, la Comisión Europea presentó el pasado mes sus propuestas para profundizar la eurozona, incluyendo las propuestas de Macron, y con más más detalles sobre la idea de una capacidad fiscal para la eurozona, ya sea para apoyar la inversión o a los parados, y se atreve a explorar el siempre controvertido asunto de la mutualización de la deuda.

Macron es muy consciente de que poner en común el endeudamiento de los socios es tabú en Alemania. Por eso, tras su primer encuentro con Merkel mantuvo la sintonía indicando que no estaba a favor de colectivizar la deuda del pasado, porque lleva a políticas irresponsables. Esta aproximación más prudente a la construcción de una unión fiscal, la gran pata pendiente de la eurozona, puede traer resultados para crear un verdadero espacio común en el que se mutualicen los riesgos.

Merkel, menos firme

Merkel sentenció en verano de 2012, en uno de los peores momentos de la crisis, que los eurobonos no verían la luz "mientras yo esté viva". Pero, tal y como dijo Robert Schuman en su famoso discurso que dio el pistoletazo de salida al proyecto comunitario, Europa "no se hará de golpe", sino "gracias a realizaciones concretas que creen primero una solidaridad de hecho".

Aunque son señales demasiado débiles, abiertas a interpretaciones atrevidas, el rechazo de Merkel a cualquier mutualización de riesgos ya no suena tan firme en este nuevo clima. El martes advirtió sobre no mutualizar deuda y riesgos en "los lugares equivocados". Si Berlín levanta el pie del freno y el eje francoalemán empuja, el grupo de países que defiende las propuestas más ambiciosas para la integración de la eurozona, en el que se encuentra España, podrían soñar con la llegada de un Tesoro europeo.

Aunque Macron y Merkel se encargarán de airear esta renovada sintonía en la cumbre, diplomáticos europeos dieron ayer un baño de realidad al señalar que apenas esperan progresos reales, al menos durante el próximo semestre.

Las mismas fuentes comentaron que la creación de la garantía de depósitos europea, a la que se comprometió Alemania hace un lustro como parte de la unión bancaria, continuará sin ver la luz este 2017, ni siquiera después de las elecciones alemanas. Si el nuevo espíritu no cuaja en resultados concretos pronto, la renacida esperanza de los europeos respecto a su futuro puede durar tanto como un amor de verano.

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