
En las elecciones francesas se continúa perfilando un favorito: el independiente liberal Emmanuel Macron. Marine Le Pen y él pasarían a segunda vuelta. Y entonces la líder del Frente Nacional sería derrotada. Esto en teoría.
Sin embargo, las cosas ya no están tan claras. Los otros dos candidatos en liza, el conservador Fran- çois Fillon y el izquierdista radical, Jean-Luc Mélenchon, han recuperado terreno. Ambos tienen opciones de pasar a segunda vuelta. Así pues, y dentro del margen de error de las encuestas, hay casi un empate entre los cuatro aspirantes principales. Los restantes han pasado a la insignificancia.
Se discute la cuestión de la "identidad francesa", de la cultura de una Francia secular, que defiende valores comunes para toda la sociedad y donde las diferencias religiosas deben quedar en el plano privado. La migración y el peso de las comunidades musulmanas son temas ante los que la sociedad se debate entre acoger refugiados o cerrar fronteras. Le Pen lo aprovecha para atizar el fuego y presentarse como adalid en contra de la influencia extranjera, la UE y la inmigración musulmana. Otro factor a tener en cuenta es el terrorismo, que ha impulsado la xenofobia. Ante la continuada amenaza terrorista, el país se encuentra en máxima alerta. El tiroteo de la noche del jueves en pleno corazón de París no ha hecho más que exacerbar la tensión.
Si bien su escalada parece haberse detenido, el núcleo leal del FN es sólido. Es el voto de la Francia "profunda y rural" al que ha sumado voto obrero. Sin olvidar de que recibe el apoyo de casi un tercio de los más jóvenes.
Fillon ha demostrado ser más duro y perseverante de lo que muchos pensaban. Apelando a las bases, ha convencido a su formación 'Los Republicanos' para que mantenga su apoyo, lo que le ha dado un impulso en las encuestas.
Con todo, es más significativo el "efecto Mélenchon", que obliga a considerar la eventualidad de un pulso entre dos populismos anti-europeos, uno de derecha y otro de izquierda. Mélenchon ha sabido ganar adeptos con su propuesta de una izquierda "insumisa" para representar un progresismo ecologista y antimilitarista. Su programa económico no puede ser más simple: más gasto público y más impuestos. Su propuesta de revocación de los cargos públicos mediante referéndum recuerda y apela a la revolución bolivariana? y precisamente por eso se aproxima de manera peligrosa al populismo de izquierda. Sobran los líderes que se erigen en intérpretes únicos de la "voluntad popular". Es un candidato incómodo para sus rivales porque intenta romper con el sistema hasta el punto de redactar una nueva Constitución. Aunque no es tan crítico como Le Pen con la UE no descarta salir del bloque si no se renegocian los Tratados.
Estos comicios causan una enorme perplejidad dentro y fuera de Francia. La V República, fundada en 1958, corre peligro de desaparecer. Los dos grandes bloques políticos que históricamente la sustentaron están al borde del colapso. La derecha republicana está muy debilitada por los escándalos de corrupción en que se ha visto involucrado todo el entorno de Fillon. La división del socialismo es profunda.
En esta elección se han consolidado, por un lado, los dos extremos populistas. Por otro, un centro renacido que encarna el joven Macron, exbanquero que abandonó el actual Gobierno socialista para fundar el movimiento "En Marcha". Si al final es Macron quien logra imponerse será porque fue capaz de hacerse con el voto útil de la izquierda, para frenar a Le Pen, y parte de los sectores identificados con el liberalismo político. Su agenda interna se centrará en reformas económicas y en la innovación. Intentará dejar atrás los efectos nocivos de los ciclos liberales y socialistas: un bajo crecimiento; 43 años de déficit y una deuda pública equivalente al 96 por ciento del PIB. Su prioridad externa será la UE. Con sus socios comunitarios deberá gestionar el Brexit, el factor Trump y el trato con Putin. La inmigración y la seguridad.
La posibilidad de una sorpresa aumenta considerablemente por el hecho de que hay casi un 30 por ciento de indecisos. Los franceses no saben a quien votar y el abstencionismo podría subir a niveles históricos. Y dada la cantidad de partidos que se han presentado existe el riesgo de que el poder legislativo quede demasiado fragmentado.
Esta elección es una de las más inciertas de la V República. Macron no es la panacea y presenta muchas incógnitas. Además, sería el primer inquilino del Elíseo sin respaldo de un partido. Pero si no triunfa, el impacto de estos comicios puede ser mayor que el del Brexit. Europa está en vilo.