A simple vista nada tiene que ver Estados Unidos con Brasil: en el primer caso, estamos hablando de una de las mayores potencias económicas del mundo, mientras que el país latinoamericano es una economía emergente que disipa mucho de la fortaleza estadounidense. Aunque hay algo que les une: la gestión de la crisis del coronavirus por parte de sus mandatarios.
Jair Bolsonaro y Donald Trump, que siguen la misma línea política, han tomado o, mejor dicho, no han tomado las mismas decisiones respecto a la propagación de la pandemia, pero dos gestiones semejantes en países muy dispares puede tener consecuencias catastróficas en el caso del que está en una situación de inferioridad: Brasil. El coronavirus en EEUU castigará la sanidad y la economía, pero en Brasil, podría acabar ahogando a una población mermada por la desigualdad. EEUU lidera el ranking mundial en casos de coronavirus, pero muy de cerca le sigue Brasil, que ya es el tercer país con más muertos, con más de 41.000 decesos.
La Casa Blanca aprobó un plan de estímulos de más de dos billones, el mayor hasta ahora
Ambos mandatarios restaron importancia a la pandemia en las fases iniciales. Bolsonaro llegó a calificarla como "una simple gripecita" mientras que Trump aseguraba que se estaba cayendo en el alarmismo, a día de hoy el presidente sigue negándose a utilizar mascarilla. Los dos mandatarios han delegado en los gobernadores de los estados de su país para adoptar las medidas de distanciamiento social. Trump se limitó a publicar un listado con "pequeñas recomendaciones" para no contraer el virus, mientras los legisladores de 45 de los 50 estados que componen el país norteamericano decretaban el confinamiento obligatorio y establecían el aislamiento social.
En Brasil, la situación es semejante, los gobernadores de los estados más afectados decretaban el confinamiento obligatorio y la paralización de la actividad, mientras que Bolsonaro les acusaba de ser "asesinos de empleos" que estaban tomando restricciones exageradas. El negacionismo de Bolsonaro ha desatado también una crisis política, no solo se ha enfrentado a los gobernadores, sino también a sus ministros de salud, en plural, ya que en lo que llevamos de pandemia han pasado por este puesto dos dirigentes que han renunciado por la la gestión de la crisis. Tras estas dimisiones, el presidente ha nombrado a un general militar al frente del Ministerio de Salud.
La cloroquina y su derivado hidroxicloriquina es otro punto en común de ambos mandatarios. Trump ha asegurado que estaba tomando este medicamento por su cuenta para no contagiarse de coronavirus, pese a que la OMS ha terminado suspendiendo los ensayos con tal medicina por generar una mayor mortalidad entre los pacientes. Bolsonaro también ha anunciado que ingiere este medicamento, pero el brasileño ha ido incluso más allá y anunció un nuevo protocolo para el uso de la cloroquina como tratamiento inicial contra la covid-19.
Menos dinero y menos test
Pero Brasil no es EEUU ni de lejos. La Casa Blanca aprobó el mayor paquete de estímulo económico de la historia del país por más de dos billones de dólares para paliar el impacto del virus, mientras que el país carioca también ha tomado medidas, pero su capacidad parece ser más limitada. El gobierno brasileño anunciaba la prestación de un subsidio por desempleo a los trabajadores informales (se estima que 31 millones de personas estarían en esta situación), sin embargo, tras el primer pago, el gobierno anunciaba que no podría hacer frente al segundo por falta de fondos. Las cifras siguen empeorando y en mayo el país registró más del doble de desempleados "formales" que en 2019, mientras que EEUU registró un inesperado incremento de la creación de empleo en ese mes.
Trump se enorgullece de ser el país con más casos de coronavirus, ya que según él esto se debe a que son los que más pruebas están realizando, aunque atendiendo al archivo Our World in Data de la Universidad de Oxford, que recopila el número de test realizados por cada país, esto no sería cierto, y aunque se postularía como uno de los países que más pruebas ha realizado (alrededor de 45 test por cada 1.000 ciudadanos) estaría por debajo de España, Italia o Rusia entre otros.
En el caso de Brasil ni si quiera hay datos oficiales sobre la cantidad de test realizados, pero se estima que rondarían los 4 test por cada 1.000 habitantes. El secretario de Vigilancia Sanitaria del ministerio ha reiterado que la falta de pruebas y laboratorios es uno de los principales problemas. Con una red sanitaria precaria y colapsada, el Senado ha aprobado que el sistema público use camas de la red privada.
Brasil, el tercer país con más fallecidos, no puede afrontar el pago del subsidio por paro informal
EEUU ha reabierto sus estados pese a que el pasado jueves supero los 2 millones de contagios y los 113.000 muertos. Ante estas cifras, el secretario del Tesoro aseguraba que "no podemos cerrar la economía de nuevo, causaría más daño". Por su parte, en Brasil, la vuelta a la normalidad aún es algo incierto y lejano, aunque Sao Paulo ya baraja abrir algunos comercios.
Y por si fuera poco, ambos mandatarios también deben enfrentarse al gran desconento social. El asesinato de George Floyd a manos de un policía ha desatado fuertes protestas contra el racismo en EEUU. Asimismo, los brasileños se han adueñado de las calles para manifestarse en contra de Bolsonaro por el baile de cifras de afectados por covid-19, que ha llevado a crear el Ministerio de las Comunicaciones.
De este modo, Donald Trump y Jair Bolsonaro tienen en común algo que nunca hubieran deseado, un país devastado por una pandemia, pero no hay dudas de que la crisis económica y sanitaria afectará más al que menos tiene: Brasil.