
Un Boeing 787 Dreamliner presidencial de vanguardia, valorado en 130 millones de dólares, se está convirtiendo en un dolor de cabeza para el gobierno de México. Cuando Andrés Manuel López Obrador llegó al poder prometió que no lo usaría más, pero el problema es que ahora no sabe qué hacer con él.
México traerá de vuelta el lujoso avión desde California tras pasar un año sin encontrar comprador, dijo López Obrador en su conferencia de prensa diaria, y agregó que están reconsiderando las opciones para deshacerse del avión, que considera demasiado ostentoso como para ser usado.
AMLO, como se conoce al presidente mexicano, puso el Dreamliner en venta justo después de su toma de posesión en diciembre de 2018, y decidió volar en aerolíneas comerciales para dejar claro su estilo de gobierno frugal. El avión fue trasladado a un hangar de Boeing en Victorville, donde el gobierno ha estado pagando tarifas de mantenimiento y alquiler mientras intenta venderlo.
El año pasado surgieron una docena de posibles compradores, pero no se cerró ningún acuerdo, dijo en la misma conferencia Jorge Mendoza, director ejecutivo del banco estatal Banobras, que supervisa el proceso de venta. El avión tiene un valor de mercado de 130 millones de dólares, dijo Mendoza, por debajo de los 219 millones que México acordó pagar cuando lo ordenó en 2012.
López Obrador dijo que incluso le ofreció el avión al presidente de EEUU, Donald Trump, a cambio de máquinas de rayos X, ambulancias o tomógrafos, en vano.
El gobierno ahora está abierto a alquilar el avión o dividir la propiedad entre 12 titulares, dijo AMLO, instando a los mexicanos a hacer ofertas por el avión y otros aparatos, incluidos helicópteros y Gulfstreams, que el gobierno está subastando. Mientras tanto, la Fuerza Aérea mantendrá el Dreamliner bajo custodia.