Son ya ocho días de protestas en Chile y los que esperaban, como tantas otras veces, que la presión social disminuyera por el simple cansancio de las personas o por la entrega de algunas soluciones parciales a las demandas, se han equivocado rotundamente. La "Revolución de los 30 pesos": histórica manifestación de más de un millón de personas en Santiago de Chile para protestar contra la desigualdad.
Con el paso de los días, el descontento con la clase política es cada vez mayor y, junto con ello, las demandas y los grupos que piden atención a sus problemas aumentan. Ejemplo de ello, fue la movilización que realizaron este viernes diferentes gremios del transporte, entre ello, camioneros y taxistas. Además de la gran y masiva movilización en los centros de diversa ciudades del país.
Frente a esto, tras las disculpas por parte de diversos actores políticos partiendo por el presidente Sebastián Piñera, los dirigentes políticos no han sido capaces de encontrar un acuerdo que pueda dar una salida al conflicto y avanzar en un país más equitativo.

Es más, en más de una ocasión, han seguido demostrando lo distantes que están de la realidad al enfrascarse en disputas y encontronazos, como la del miércoles pasado en la Cámara de Diputados. La falta de legitimidad y credibilidad en los políticos y sus instituciones son dos de los elementos fundamentales para entender la crisis actual y, es por ello, que la salida no es fácil.
El gobierno del presidente Piñera anunció una serie de medidas económicas que tienen relación con algunos de los puntos que generaron el estallido social, como es la anulación del alza del billete de Metro, la congelación de las tarifas eléctricas y el aumento en un 20% de la pensión básica solidaria, pero eso no ha sido suficiente para rebajar la presión, pues no ataca el fondo del problema que es la desigualdad creada por un sistema económico, hasta hace una semana, "exitoso".
Mientras la política no salga de la sorpresa y paralización que les ha generado el estallido social en el país no podrá darse cuenta que lo que se necesitan no es una serie de medidas tomadas entre cuatro paredes o cuatro políticos, la salida va por el refuerzo de una democracia representativa real, donde, finalmente, los diversos actores sociales tengan presencia y participación en un nuevo modelo de desarrollo para Chile, uno donde los méritos, y no donde estudiaste, naciste o cómo te llamas, sea el arma de crecimiento y desarrollo.
¿Cómo sostener el modelo?
Un 65% de los chilenos no está de acuerdo con las decisiones políticas, comentarios y acciones de autoridades y el Gobierno en relación a la crisis social. Según un estudio digital realizado por la consultora INC Inteligencia Reputacional, que analizó las conversaciones de más de 60.000 usuarios el 23 de octubre, el 27% de la muestra tiene una postura neutral y solo un 8% apoya el quehacer de la administración de Sebastián Piñera.
El contexto de descontento social que se vive en Chile, podría tener una serie de consecuencias: políticas, económicas, sociológicas. El concepto de "olla a presión" es el que han acuñado los analistas.
¿Tiene Chile la opción de generar los cambios estructurales que los chilenos reclaman en las calles y en las redes sociales? El doctor Carlos Del Río Ferretti, director de la Escuela de Derecho de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule, explica que la Constitución contempla mecanismos de reforma los que están expresamente regulados en su propio texto. El asunto es si ello resulta más o menos complejo en razón de las mayorías.
"La opinión de una parte de la ciudadanía es que el cauce constitucional de reforma es impracticable bien por su dificultad, bien porque lo que se pretende por esa parte de la ciudadanía es un orden constitucional nuevo, que modifique de forma sustantiva o incluso radicar el orden jurídico constitucional e institucional del país. Y consideran que ello debe ser el resultado de un nuevo proceso constituyente donde el pueblo soberano delibere abiertamente y establezca ex nihilo un nuevo orden", señala Del Río.
En tiempos de crisis, conviene reforzar la idea de que vivimos en un Estado de Derecho democrático, donde se reconocen y protegen las libertades individuales de las que nadie nos puede despojar: la libertad de expresión, la libertad de consciencia, la libertad de reunión y protesta pacífica, las libertades políticas y sus legítimas manifestaciones, entre otras.
Para el académico y director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, los anuncios en materia social hechos por el Presidente Sebastián Piñera no se pueden interpretar como una forma de cambio al modelo económico.
Lo que hizo el Ejecutivo fue tratar de convencer a los chilenos de que es posible salir de la crisis inyectando recursos fiscales en dos materias centrales: las pensiones y el ingreso mínimo garantizado, apunta el experto. A lo anterior, se agregó el congelamiento de las cuentas de la luz y la compra de medicamentos para aquellos que sufren enfermedades catastróficas.