
Me gustaría hablar del futuro de la conservación de las carreteras. Pero antes, el presente nos obliga que recordar el olvido voluntario de la conservación por parte del Gobierno en los RD de revisión excepcional de precios, lo que demuestra, de manera evidente y palpable, que a este Gobierno no le preocupa la conservación, salvo para justificar el pago por uso de las carreteras. Por eso, quiero mirar hacia adelante, con la esperanza de que el nuevo Gobierno que se constituya tras el paso por las urnas sí crea en la necesidad de conservar y, evidentemente, en la necesidad de cuidar a los agentes encargados de su realización.
Para ser justo, el responsable de ese olvido no solo es el ministerio gestor de carreteras, sino también aquellos encargados de distribuir los recursos. Es más, en mi opinión, ese olvido voluntario no sólo debe atribuirse al poder ejecutivo, sino también al legislativo, que tampoco ha levantado mucho la voz. No ha presentado ni una proposición ni una sola enmienda para arreglar este desaguisado.
Vayamos al futuro. En mi opinión, el Gobierno que se constituya, sea del color o colores que sea, mantendrá el compromiso con Europa de pago por uso de las carreteras y se justificará basándose en ese acuerdo, aunque ha quedado demostrado que con Europa los compromisos se negocian (véase las pensiones).
Para cuando esto ocurra, es preciso tener presente tres consideraciones. La primera, que sea finalista, es decir, una tasa que vaya directamente a la carretera y no a la caja única.
La segunda, que el problema real de conservación lo tienen las redes autonómicas, no la red de alta capacidad del Estado. Las autonomías no cuentan apenas con recursos para destinar a las carreteras tras cubrir las partidas de sanidad, educación y servicios sociales. Sin embargo, son estas carreteras las que les permiten la movilidad a sus ciudadanos y la competitividad de sus economías. Además, no podemos caer en el mismo error que en el siglo XIX con el ferrocarril, cuando se excluyó una parte fundamental del transporte, el de mercancías.
Y la tercera consideración es asegurar la continuidad del sector de conservación español, un sector específico y diferencial en Europa que nos ha permitido que, con una inversión por kilómetro equivalente al 50% de la invertida en Alemania, Francia o Italia, en España tengamos unas carreteras, cuando menos, en un estado similar a las de nuestros países vecinos.
No nos cabe duda de que la forma cómo se articule y estructure la materialización del pago por uso puede poner en riesgo la continuidad del sector de conservación de carreteras español. Esperamos que tengan a bien contar con el sector para afrontar este desafío.