
El Celler de Can Roca, elegido mejor restaurante del mundo en varias ocasiones, no es tan rentable como una humilde taberna de tapas.
El motivo está en los grandes gastos que demanda la gestión de un local de alta cocina, en el que la calidad del producto manda y la atención al cliente, también.
Según explica Joan Roca a Economiadigital.com, la elaboración de su menú precisa del contrato con 500 proveedores, además de otros 200 en materia de vinos.
En cada servicio, 70 empleados se ponen a la disposición de una media de 65 comensales, entre personas al fogón, camareros, limpieza, recepción, etc.
Además, ara mantenerse en la cúspide de la cocina mundial, el Celler de Can Roca cuenta con un equipo de innovación permanente.
Así las cosas, es más fácil hacer rentable un bar que sirve bebidas clásicas y que elabora tapas poco costosas como la tortilla de patata o las croquetas.
El triunfo del emblemático restaurante de los hermanos Roca radica en que, pese a sus enormes gastos, logran cosechar un margen de beneficio que rondó los 300.000 euros el último año de los 6,7 millones facturados, lo que respalda su fórmula de restauración.