
Con una trayectoria de más de medio siglo y una presencia global en más de 90 países, Actiu, empresa española especializada en el diseño y fabricación de mobiliario para espacios de trabajo y contract, sigue marcando hitos en innovación, tecnología y sostenibilidad. Su Parque Tecnológico, situado en Castalla (Alicante), ha sido pionero en el sector, al convertirse en el primer edificio industrial del mundo en recibir simultáneamente las certificaciones WELLTM v2 y LEED Platinum, destacando como un referente de bienestar y eficiencia en el entorno laboral.
El corazón de este parque es la planta Actiu 7, una avanzada instalación de 16.500 metros cuadrados que, tras una reciente ampliación con una inversión de 19,5 millones de euros, se consolida como el centro productivo más innovador de la compañía. Esta planta, altamente robotizada y equipada con tecnología de última generación, tiene la capacidad de producir 60.000 unidades semanales mediante un proceso optimizado y amigable con el entorno y los trabajadores. Diseñada bajo los principios de la arquitectura sostenible y la metodología Lean, Actiu 7 refleja el compromiso de la firma con la excelencia operativa y la mejora continua, integrando tecnologías de vanguardia en aprovisionamiento, fabricación, gestión y logística.
Con cerca de 400 empleados y unas ventas anuales que alcanzan los 90 millones de euros, Actiu se posiciona como un líder no solo en su sector, sino también como un referente en responsabilidad social empresarial. Soledat Berbegal, consejera y directora de reputación de marca, fue incluida en la prestigiosa lista de Forbes de los 100 españoles más creativos en el mundo de los negocios en 2021, un reconocimiento a su papel en la difusión de valores como la sostenibilidad, el diseño inclusivo y la visibilidad de las mujeres en puestos directivos. En esta entrevista, en exclusiva con elEconomista.es, la directiva nos cuenta cómo la compañía ha demostrado que su compromiso trasciende la fabricación de muebles. Su visión se centra en aportar soluciones a la sociedad, defender la sostenibilidad y potenciar la cultura digital como pilares del futuro empresarial. Esta empresa familiar se ha erigido no solo como un modelo de negocio, sino como un faro de innovación que no deja de inspirar y liderar en un mundo en constante evolución.
Actiu se define como una eco-industria, un concepto que sus fundadores, la familia Berbegal, han entendido desde siempre como "sentido común": invertir en el entorno para obtener beneficios sostenibles a largo plazo. Esta empresa, que centra su producción en la cercanía y el respeto al planeta, ha desarrollado un complejo industrial en el que la sostenibilidad se refleja en cada detalle. Sus edificios aprovechan al máximo la luz natural y el agua de lluvia, y generan energía fotovoltaica que supera las necesidades del complejo, evitando la emisión de millones de kilogramos de CO2 anuales.
Además de su enfoque en eficiencia energética, la compañía fomenta la biodiversidad en sus instalaciones mediante la plantación de miles de especies autóctonas y la creación de un entorno verde que incluye árboles centenarios. Este compromiso se extiende a su filosofía Second Act, que busca reducir el consumo energético un 70%, optimizar materiales y fomentar la economía circular con iniciativas de kilómetro cero.
La empresa también mantiene vínculos profundos con su historia y su tierra. La rehabilitación de la Casa de la Venta, un espacio multifuncional que combina la cultura y la sostenibilidad, refuerza este lazo con su entorno. Allí, Actiu produce vino y aceite de oliva extra virgen, celebrando su herencia local y su dedicación a un futuro sostenible.
¿Cómo surgió la idea original de Actiu y cómo ha evolucionado la empresa desde sus inicios en 1968?
Actiu nace del proyecto personal de Vicent Berbegal, con un pequeño taller de muebles a medida en Castalla (Alicante). Paulatinamente, ese proyecto fue creciendo, ligado a la mente visionaria de Vicent Berbegal, capaz de intuir y anticiparse a las necesidades del mercado. Así, ideó y diseñó el primer mueble para televisor y la primera mesa para el ordenador personal de España.
Tras el declive del sector juguetero, tradicional de la comarca de Castalla por el auge de las importaciones chinas, Vicent Berbegal supo rodearse de especialistas locales en el tratamiento y producción de plásticos, que contribuyeron a impulsar aún más el proyecto de Actiu.
En 2008, fiel a su compromiso con el territorio, Actiu, especialista en la fabricación de muebles para espacios corporativos y contract, abrió su Parque Tecnológico Actiu en Castalla, que engloba todos sus procesos productivos.
A eso se unió una fuerte apuesta por la industria, la tecnología y el diseño, que convirtieron a la marca en un referente internacional.

Actiu ha obtenido certificaciones como Well v.2 y LEED Platino, ¿qué significa esto para la empresa y cómo ha influido en la operación diaria?
Esos reconocimientos han sido concedidos a Actiu por su visión y filosofía al crear el Parque Tecnológico Actiu. Estas certificaciones fueron conocidas por la propiedad y dirección a posteriori de la construcción del Parque, pero la visión innovadora y sostenible del fundador, Vicent Berbegal, ya cumplía en muchas de las variables que se evaluaron después en el examen y en las certificaciones, LEED primero en 2011 y WELL en 2017.
El Parque, diseñado por el arquitecto Tomás Llavador Arquitectos e Ingenieros, ya destacaba por su base en el respeto al medioambiente, la autosuficiencia de recursos naturales y la sostenibilidad a nivel general. Tanto es así que la orientación los edificios aprovecha la luz natural y se recoge el agua de lluvia a través de un sistema de viga canalón diseñada en cubierta, para su posterior almacenaje en depósitos subterráneos de más de 12.000 metros cúbicos, con los que abastecer el riego del parque.
Las instalaciones fotovoltaicas son capaces de generar 7.000.000 kWh/ año, 6 veces más que las necesidades del propio parque, evitando emitir a la atmósfera 8.300.000 kg de dióxido de carbono (CO2) al año.
Además, la intervención fomenta la vegetación y la biodiversidad, apostando por una repoblación arbórea de miles de especies diferentes y 5.000 plantas autóctonas.
Esa arquitectura sostenible logró el sello LEED Platino que concede el US Green Building Council, al que se suma también la certificación WELL v2 Platino, otorgada por el Well Building Institute (IWBI), que determina el nivel de bienestar físico y emocional del interior de los edificios, midiendo parámetros como la luz, el agua, los materiales y el movimiento, entre otros.
Para la empresa, el conseguir estos certificados ha sido un reconocimiento a una manera de trabajar que llevamos impulsando desde nuestros inicios para favorecer el bienestar y la creatividad de las personas. Internamente, se ha apostado por la decoración biofílica, que evoca las sensaciones de la naturaleza, por ubicar puntos de agua a menos de 30 metros de cualquier zona de trabajo, poner a disposición del equipo fruta fresca gratis a diario e incorporar un entrenador personal que impulsa la práctica deportiva.
El resultado de este proceso transformador ha sido lograr que los empleados se sientan a gusto en el espacio en el que trabajan y que disfruten de la mejor experiencia del diseño en pro de su bienestar y la productividad de su día a día.
¿Cuál ha sido el impacto de la sostenibilidad en el diseño y desarrollo de nuevos productos, como la silla Fluit?
La sostenibilidad es un elemento que forma parte de la ADN de Actiu desde sus inicios. Buena parte de los tejidos, metales y demás que empleamos en nuestros procesos productivos son ya reciclados y, en muchos casos, reciclables. Estudiamos el empaquetado de nuestras piezas para reducir al máximo el embalaje, también reciclado, y el espacio que ocupan para favorecer la sostenibilidad del transporte.
En el caso de Fluit, además, es nuestro primer producto 100% sostenible. El 80% del material empleado en la producción de Fluit es plástico reciclado posconsumo certificado procedente del sector agroalimentario. La fibra de vidrio supone el 20% restante del material y también es reciclada. Para crear esta silla, recurrimos a la inyección de gas, un proceso industrial innovador que refuerza la resistencia y aporta un acabado delicado y suave al tacto. Además, siguiendo con la filosofía de Actiu, el proceso productivo de Fluit se basa en el Km 0.

Actiu tiene un fuerte vínculo con su entorno local en Castalla. ¿Cómo ha influido este compromiso en la filosofía y estrategia de la empresa?
Esa conexión ha sido esencial desde el principio y se ha mantenido intacta. Incluso en las décadas en que los fabricantes de mobiliario trasladaban sus plantas de producción a Asia, en Actiu siempre tuvimos claro de dónde venimos y a quién queremos beneficiar: a nuestra comunidad, a nuestro territorio y a nuestro país.
La empresa nunca se ha movido de Castalla y en 2008 inauguró el Parque Tecnológico, que ocupa una superficie de 200.000 metros cuadrados. Buena parte de los 400 empleados de la marca residen en Castalla. De hecho, los ventanales de las oficinas miran hacia el castillo de Castalla, que es el símbolo de nuestro municipio y de nuestra identidad local.
Actiu ha destacado por su enfoque en la innovación, ¿cómo se integra la tecnología en los procesos de diseño y fabricación de la empresa?
La tecnología es una de las bases de nuestro trabajo. Nuestras instalaciones industriales de Castalla destacan por la automatización de los procesos productivos. Además, hemos optimizado todos los procesos para que sean más eficientes, más ágiles y más precisos.
Desde el punto de vista interno, hemos implementado un sistema software de gestión (ERP) con el nombre de SAP que ha supuesto la transformación digital de todos los procesos, la unificación de criterios y el uso del dato para coordinar y optimizar el funcionamiento de todas sus plantas industriales, alineando la cadena de suministro, estandarizando los procesos e impulsando la productividad. Así, se han eliminado las diferencias de criterios y se han dimensionado el trabajo y las tareas de manera coordinada entre todo el equipo y todas las naves industriales del Parque, de manera que se mejora la productividad en la venta, fabricación y envío de piezas de mobiliario.
¿Qué desafíos enfrentan al desarrollar productos 100% reciclables y cómo superan estos obstáculos?
Los desafíos deben abordarse desde la perspectiva del diseño y con certificaciones como LEVEL, cuyo proceso de certificación estamos ya ultimando. LEVEL FEMB es la primera norma de criterios múltiples para la certificación en Europa de muebles de oficina para uso en interiores, bajo criterios de sostenibilidad. Es decir, es la primera certificación europea de este sector que cubre todos los aspectos relevantes de la sostenibilidad.
Desde el diseño ya estás pensando en los materiales del producto, en cómo se tiene que emsamblar y desensamblar, en cómo debe viajar para que el paquete sea lo más plano y sostenible posible y también en cómo se debe reciclar al terminar su vida útil.
En Actiu nos estamos examinando internamente de manera continua a través de estándares internacionales muy exigentes que nos hacen tener una cultura de diseño sostenible.
Por supuesto, al colaborar estrechamente desde el primer momento con el arquitecto o diseñador, todo el proceso de co-creación se define aplicando criterios de sostenibilidad. Es el caso de la silla Meetia diseñada por Ramón Esteve. La idea inicial contemplaba una pieza fija con elementos de hierro soldado pero, al trabajar alineados desde el principio, le ayudamos a redefinir el diseño del sofá para que se pudiera ensamblar y desensamblar y para que su transporte, reparación e instalación fuera mucho más fácil. Así, Meetia es ahora ya un producto muy sostenible por esas cualidades y por el tipo de tejidos y espumados que emplea.
Así, ya guiamos a los diseñadores para que diseñen lo que queremos, en línea con nuestra filosofía de sostenibilidad.
Actiu está presente en más de 90 países, ¿qué criterios utilizan para seleccionar nuevos mercados y cómo deciden invertir en ellos?
El criterio para entrar en nuevos mercados siempre viene regido o por una cuestión de cultura o por temas de proximidad. Europa sigue siendo para nosotros un mercado muy interesante porque tenemos un acceso logístico muy fácil. Es un mercado estratégico que invierte muchísimo en salud, ergonomía y diseño relacionados con el mobiliario. Y, por estar tan cerca, es nuestro primer mercado.
Por importancia, Emiratos Árabes Unidos (EAU) sería el segundo. Por cercanía y porque tienen carencia de fabricantes en el mercado regional, pese a la cantidad de empresas internacionales que trabajan allí. Estas optan finalmente por fabricantes europeos y, dentro de Europa, los productos españoles somos los más accesibles.
A Latinoamérica nos unen lazos de cultura y de idioma. Allí es un punto a favor la calidad europea porque, por lo general, tienen muchos proveedores de Estados Unidos. Elegir Europa les aporta un punto diferencial.
Como próximo mercado interesante estaría EE. UU., donde hay una gran abundancia de productos locales y asiáticos. Y Europa aporta prestigio a esa oferta. De entre los europeos, nosotros seguimos siendo muy atractivos porque cumplimos con rigurosos estándares de calidad y tenemos un precio accesible.
Otros mercados interesantes como podrían ser los asiáticos, los tenemos aún en segundo plano porque están muy lejos o porque, por cultura, no encajan. Y, además, son muy sensibles al tema del precio.
¿Qué estrategias utiliza Actiu para adaptarse a las diferentes culturas y necesidades de los mercados internacionales?
Nosotros somos responsables de la configuración y de la fabricación de cada pieza final, así que nos podemos ajustar a cada cultura con acabados diversos, adaptando nuestro propio proceso productivo. Tenemos el control de todo el proceso, de principio a fin, así que es muy sencillo amoldarse en tiempo real a cada proyecto y a cada mercado. Por ejemplo, en Estados Unidos requieren de sofás más grandes, pues se adapta y se aumenta el nivel de espumado a la medida de cada proyecto.
También la comunicación es muy importante. Y debe orientarse al mercado específico, tanto a través de la web como de otros canales de comunicación como puedan ser newsletters y redes sociales. No puedes contar las cosas de la misma manera a personas de España, de Francia y de Estados Unidos porque priman unos valores u otros. No valen las mismas imágenes y el mismo contenido para todos. Además, nuestra madurez en cada mercado es distinta, dependiendo de los países. No tenemos la misma capilaridad en España, donde generamos constantemente contenido cultural, que en otros mercados en los que estamos empezando y tenemos que centrarnos más en el producto.
La filosofía de "Second Act" es un ejemplo del compromiso de Actiu con la economía circular. ¿Qué otros proyectos están desarrollando para impulsar esta filosofía?
Actiu es el término que engloba la filosofía sostenible de Actiu que, en concreto, se ha reflejado en una colección de complementos de moda que reutiliza los tejidos sobrantes del tapizado de sus piezas de mobiliario en colaboración con los artesanos locales de Coba Complements. Contribuye, así, a promover la economía circular, el kilómetro cero, y la apuesta por el territorio. Esa nueva forma de producir tiene ventajas medioambientales: la creación de 1.000 neceseres supone un ahorro de 65 kilogramos de tela - con una superficie de 200 metros cuadrados - y evita la emisión de 1,6 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).
Actualmente, en Actiu investigamos nuevos materiales y procesos productivos que vayan en línea con la economía circular y que nos acerquen a ese futuro emisiones cero que debemos impulsar desde los Gobiernos, desde las empresas y desde la ciudadanía. Por ejemplo, en nuestras cabinas acústicas Qyos, optamos por materiales fonoabsorbentes generados a partir de plástico PET reciclado, al igual que los tejidos Felicity que empleamos en el tapizado de nuestros productos. En la silla A+S Work, por ejemplo, todos los componentes son sustituibles y se han generado a partir de termoplásticos.
En un mundo cada vez más competitivo, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta Actiu actualmente?
Los desafíos más importantes para Actiu son el talento, la digitalización y el talento.
Con talento, nos referimos a fidelizar, comprometer e ilusionar al talento para que quiera venir a trabajar a quí y ser parte de este proyecto. La familia Actiu ha sido históricamente una marca empleadora superatractiva por nuestra cercanía al Mediterráneo y nuestro arraigo en el territorio.
Pero las nuevas generaciones tienen otros criterios de conciliación, de maneras de trabajar, de vivir y de disfrutar. Nuestro principal desafío es conectar con esas generaciones, fabricando productos que solucione lo que ellos necesiten.
Por digitalización, nos referimos a las tecnologías pero también la robotización de la maquinaria. En nuestra planta productiva, diseñamos los procesos para mejorar la experiencia del empleado de manera que nuestro equipo aporte valor allí donde sea necesario, pero que de las tareas que sean repetitivas y que se puedan estandarizar se encarguen los robots y las máquinas.
El tercer reto es el de la internacionalización. Internacionalizar no es exportar. Exportar implica mandar al extranjero lo mismo que haces en España, tal cual, y esperar que funcione, allá donde vaya. Internacionalizar, para nosotros, es tener un equipo propio en mercados estratégicos y adaptarnos a los gustos y a las necesidades del mercado.

¿Qué oportunidades ve en el futuro del mobiliario sostenible y cómo planea Actiu capitalizarlas?
Las oportunidades son enormes. La gente valora mucho más la vida desde la perspectiva de la salud y de la sostenibilidad, especialmente en Europa, Estados Unidos y mercados evolucionados a nivel cultural donde, una vez cubiertas las necesidades básicas exigen más salud emocional, diseño y respeto por el medio ambiente.
Además, la Agenda 2020 va a poner el foco en temas de salud y sostenibilidad y, en ese sentido, creo que Actiu puede ser el partner de muchísimas empresas a nivel nacional e internacional porque ya tenemos todos esos valores. Por la filosofía con la que nació la empresa, la prioridad siempre fue el bienestar de su gente y de su territorio, apostando por la economía local, y el sentido común, que ahora se llama sostenibilidad, y que significa hacer las cosas de manera más eficiente y consumiendo el mínimo de recursos posible.
¿Qué papel ha desempeñado Actiu en la Capitalidad del Diseño de Valencia 2022 y cómo ha beneficiado esto a la empresa?
Para Actiu, que es Premio Nacional de Diseño de 2017 en la categoría de Empresa, era imprescindible apoyar a un evento internacional de estas características en nuestra propia comunidad autónoma. Sirvió para posicionar el diseño valenciano y a todas las industrias y empresas que confiamos en él desde hace tantos años como herramienta de transformación para la vida de las personas.
Este evento supuso un antes y un después en la concepción del diseño en la Comunitat Valenciana y en el resto de España y ha sido un orgullo poder participar y colaborar en todo este proceso.
Somos una de las marcas que estuvo detrás de la candidatura de Valencia desde el primer momento y que apoyamos todo el proyecto. Y, aunque no podemos medir cuantitativamente esa repercusión, no hay duda de que ha contribuido a que Valencia, y los diseñadores y marcas valencianas, se hayan labrado un espacio propio en el panorama internacional del diseño.
Además de mobiliario, Actiu produce vino y aceite. ¿Qué motivó esta diversificación y cómo encaja con la misión de la empresa?
No estamos diversificando el negocio, en absoluto. Somos una empresa familiar y tenemos muchas parcelas agrícolas colindantes con el parque. Forma parte de la cultura de la familia no abandonar esas parcelas, sino trabajarlas para que, de alguna manera, se mantengan por sí mismas. Se trata de trabajar la tierra para que dé sus frutos y que sean de calidad. Generamos una buena calidad de aceite y de vino y, para nosotros, es cuestión de legado histórico y cultural.
En alguna ocasión, incluso hemos tenido que modificar los cultivos para renovar la tierra. El aceite y el vino se suministra a bodegas y almazaras. Los beneficios sirven para cubrir gastos y también empleamos esos productos para regalar a nuestros clientes y empleados.
Eso habla de los valores familiares: ya que estamos aquí, vamos a cuidar de lo que tenemos. También hemos repoblado de carrascal una montaña cercana y hemos restaurado dos construcciones históricas cercanas, una de ellas la Casa de la Venta, que está dentro del propio parque.
¿Existen planes para expandir aún más la oferta de productos en sectores distintos al mobiliario?
Nuestra diversificación a día de hoy viene por los sectores a los que atendemos. Nuestra nueva estrategia es Life-Friendly-Spaces. Siempre hemos diseñado y fabricado mobiliario para entornos de trabajo pero, ahora, además del 'working' nos queremos centrar en el 'living'.
Queremos pensar los proyectos desde una perspectiva global para espacios y sectores que abarquen el hábitat, los hoteles, las instituciones educativas y los aeropuertos.
También podríamos centrarnos en otro tipo de servicios como el renting de mobiliario o la colaboración con otras marcas para incorporar otros productos a un proyecto. Porque, a lo mejor no nos interesa orientarnos hacia el mobiliario para exteriores, pero podemos trabajar con algún proveedor de confianza que nos pueda aportar esas soluciones a nuestros proyectos.
Si pudiera retroceder en el tiempo, ¿hay alguna decisión estratégica que tomaría de manera diferente?
En la vida, creemos que nunca hemos tenido fracasos, sino experiencias de las que hemos aprendido. Pero, por mencionar algún ejemplo, podríamos haber abordado nuestra transformación digital de manera más paulatina. Cuando implantamos el nuevo sistema ERP, implementamos todos los módulos al mismo tiempo.
Si nos lo planteáramos ahora, recurriríamos al mismo sistema, pero lo habríamos introducido por fases. Así, se incorporaría un módulo, por ejemplo, el de producción y, una vez ese estuviera listo, pasaríamos al de Compras y, cuando ese se consolidara, pues otro más, como el de Finanzas, por ejemplo. No lo habríamos hecho con los doce a la vez. Pero de todo hemos aprendido.
¿Qué consejo le daría a otros empresarios que buscan innovar en industrias tradicionales como la del mobiliario?
Creo que es importante que cada empresa vuelva a su esencia, a sus orígenes, y reflexione sobre qué hace especial a su industria: la artesanía, el componente creativo, la sostenibilidad, el diseño,…
Y, con la esencia clara, hay que ponerla en valor a través de la comunicación, no mirando tanto hacia dentro como hacia fuera, para lograr que la gente conozca su trabajo y sus procesos. Si estamos orgullosos del trabajo que hacemos, es bonito poderlo contar. La industria, quizá, ha estado centrada en fabricar y servir bien, pero esos no son factores diferenciables. Lo bonito es que la gente pueda conocer los procesos productivos, de creación, de artesanía…
En Actiu, si hay algo que desde la segunda generación familiar hemos aportado a la marca es la visibilidad, la comunicación y la manera de mostrar a todo el mundo cómo fabricamos, con quién diseñamos y cómo apostamos permanentemente por nuestros valores y por nuestra comunidad.
Volver a la esencia y comunicarlo es algo esencial para cualquier industria.