Industria

Los auditores de la UE avisan del riesgo de los subsidios de EEUU para la industria europea de baterías

  • Creen que el acceso a las materias primas y el alza de costes podrían comprometer e desarrollo de esta industria
La sede del Tribunal de Cuentas de la UE en Luxemburgo
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La política industrial de la Unión Europea ha hecho de las baterías uno de los elementos tangenciales de su estrategia. Se refleja en el Perte del vehículo eléctrico y en la ley Industria Cero Emisiones con la que pretende plantar cara al paquete de subsidios estadounidense para la industria limpia. Sin embargo, el Tribunal de Cuentas de la UE tiene una advertencia: el bloque corre el riesgo de quedarse atrás en su plan de convertirse en una potencia mundial en las baterías.

El informe de los auditores de la UE, hecho público este lunes, puntualiza que la falta de acceso a materias primas "es un obstáculo importante". También apunta al aumento de la competencia global, con la ley de Reducción de la Inflación estadounidense, y al incremento de costes como otro de los riesgos. Elementos que podrían propiciar que el empeño comunitario por aumentar su capacidad de producción industrial pueda resultar "insuficiente".

"En el ámbito de las baterías, la UE no debe terminar en una situación de dependencia como ha ocurrido con el gas natural; su soberanía económica está en juego", ha señalado la miembro del Tribunal de Cuentas y responsable de la auditoría, Annemie Turtelboom, ante la prensa.

Los auditores señalan que uno de cada cinco vehículos nuevos matriculados en el mercado único 2021 era enchufable. Ante el objetivo marcado por la UE de prohibir la venta de nuevos vehículos de gasolina y diésel desde 2035, el Tribunal de Cuentas cree que la industria europea de baterías va por detrás de sus competidoras mundiales.

Mientras China, por ejemplo, alberga el 76% de la capacidad de producción mundial de baterías, la actual estrategia del bloque no tiene en cuenta la capacidad de su industria para satisfacer esta demanda, critican los auditores de la UE.

Es en este escenario que el Tribunal de Cuentas ha observado que los fabricantes de baterías podrían deslocalizar su producción en favor de otras ubicaciones más atractivas como EEUU, tras haber dado luz verde a su Ley de Reducción de la Inflación que dota de subsidios a la industria de tecnologías limpias. La administración Biden, a diferencia de Bruselas, subvenciona directamente la producción de minerales y baterías, así como la compra de vehículos eléctricos de producción local, observa el informe.

Otro de los riesgos que señala el estudio es la elevada dependencia de la UE de las importaciones de materias primas, cuya extracción está localizada en países con los que no hay acuerdos comerciales. Así, el 87 % del litio no procesado viene de Australia; el 80 % del manganeso, de Sudáfrica y Gabón; el 68 % del cobalto no procesado, de la República Democrática del Congo; y el 40 % del grafito natural no procesado de China.

Turtelboom ha tildado esta dependencia de "preocupante" considerando que "algunos de los principales proveedores de la UE están asociados a bajos indicadores de gobernanza y a riesgos geopolíticos". Así ha indicado que, pese a las negociaciones en marcha, "la UE no tiene acuerdos de libre comercio con los mayores productores mundiales, en particular China y la República Democrática del Congo".

Si bien Europa cuenta con reservas mineras, se requieren entre 12 y 16 años desde su descubrimiento hasta su producción, lo que imposibilita una rápida respuesta al aumento de la demanda. En lo que atañe a los contratos actuales, garantizan solo el suministro de materias primas durante dos o tres años de producción.

El alza de costes de la energía y materias primas podría repercutir en la competitividad de la industria de baterías. Sin ir más lejos, en los dos últimos años, el precio del níquel ha subido más de un 70 % y, el del litio, un 870 %.

En caso de que la producción de baterías no cumpla las expectativas de crecimiento planteadas, se observan dos posibles escenarios a juicio de los auditores. O bien la UE tendrá que retrasar su prohibición a la venta de vehículos de combustión o bien dependerá en gran medida de baterías y vehículos eléctricos importados, lo que iría en detrimento de su industria de automoción y mano de obra.

"En 2018, la Comisión Europea designó las baterías como un imperativo estratégico y puso en marcha un plan de acción destinado a convertir a la UE en líder mundial", ha destacado la miembro del Tribunal de Cuentas, que ha puesto en duda que el bloque vaya a cumplir con tal objetivo.

Pese a este plan no existe una homogeneidad entre países ni una coordinación por parte de Bruselas, lo que ha propiciado que tres países aglutinan el 83% de las ayudas de Estado autorizadas: Alemania, Francia e Italia.

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