
La tremenda transformación que atraviesa en estos momentos la industria en España está siendo aún más difícil para las pequeñas y medianas empresas. La falsificación de productos junto con la escasez de ingenieros y la estructura del tejido empresarial español son algunos de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el sector, según el nuevo decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM), Fabián Torres, que se instaló hace poco más de dos meses en el nuevo despacho del colegio en la Calle de Javier Ferrero.
La industria está viviendo actualmente una transformación digital muy fuerte. ¿Cómo vamos en España?
Estamos muy acostumbrados a hablar de la industria 4.0, pero el siguiente gran reto es cubrir toda la cadena de distribución. En la industria 5.0 vamos a ser capaces de dotar de un DNI a todos los productos que tengamos en circulación. Así vamos a poder hacer la trazabilidad de esos productos con distintos objetivos. Uno de ellos es ser capaz de, si tenemos una partida de algo defectuoso, tenerla identificada, devolverla y sacarla del mercado. Y por otro lado, dar información de confianza al consumidor. "Los malos", como los suelo llamar yo, antes trabajaban en el mundo material, pero ahora están inmersos también en el mundo digital. Hoy en día, las falsificaciones suponen un 20% a un 25%, dependiendo del producto del que estemos hablando. Estas son cifras muy importantes y afectan mucho al PIB. Estamos hablando de un billón de euros lo que cada año supone la falsificación. Entonces, en esa industria 5.0 vamos a ser capaces de darle la tranquilidad al consumidor de que lo que tiene en sus manos es algo genuino y legítimo.
¿La sostenibilidad también tiene un papel fundamental en este sentido?
Es muy importante para la economía circular el ser capaz de trazar los productos, pues para esa recogida estamos trabajando intensamente y colaborando con institutos de investigación y con empresas y administraciones lanzando recomendaciones. Esto del reciclaje nos parece todo muy bonito. Metemos en una bolsa amarilla las cosas, pero ojo, luego hay que seguirse para entonces ser capaz de dotar de ese DNI a las cosas, lo cual nos va a permitir separar los distintos tipos de plásticos. Eso va a optimizar al final nuestro ecosistema y vamos a hacer un mundo mucho más sostenible.
¿Qué papel juegan las pymes en esta transformación?
En España, por el tipo de tejido que tenemos, hay un 95% de pymes. Y cuando hablamos de pymes muchas veces hablamos de autónomos y de pequeñas empresas. Las grandes empresas ya están en una capacidad de digitalización elevada. El gran reto es que el nivel de digitalización de las pequeñas aún no ha llegado. Los PERTEs están incentivando el que podamos empezar a realizar esa digitalización. Por otro lado, el gran reto que tiene España es que tenemos pymes, pero tenemos más empresas pequeñas que medianas. En Alemania, por ejemplo, es al revés. En España hay muchos autónomos y muchas empresas familiares que no llegan a más de tres generaciones. Desde el colegio, dentro de nuestro plan estratégico, vamos a capacitar a nuestros ingenieros con gran experiencia para convertirse en consejeros de empresas. Ese es el cambio que necesita España. Tener el asesoramiento profesional de los ingenieros en los comités de administración de las empresas para hacerlas crecer y hacerlas pasar de pequeñas a medianas.
¿Qué espera conseguir durante su mandato?
Después de todo el impulso de crecimiento que hemos tenido en años recientes, espero reforzarlo aún más con esta nueva sede que tenemos para sacarle el mayor provecho posible y ayudar a España. A mi me gusta tremendamente recoger feedback de todo el mundo para saber un poco dónde estamos y tener crítica sana que esté continuamente vigilando lo que hago. Tengo la suerte de tener un equipo extraordinario conmigo que son profesionales tanto de la administración pública como de la empresa privada, de empresas innovadoras, de la universidad. Es un balance excelente para los pasos que queremos dar adelante que básicamente son cuatro grandes líneas. La primera es reforzar todo lo que es el colegio como institución, mejorar todos los sistemas, ir hacia una profunda digitalización y las nuevas certificaciones y nuevos retos. Tenemos la ISO 9001, pero ahora vamos a por la ISO 14000, que es la de sostenibilidad. El segundo eje es ayudar mucho más a nuestros colegiados: mover y montar muchos más servicios para ellos. De alguna forma estar más en contacto con la sociedad, también con las instituciones. Queremos dar a conocer mucho más la profesión de ingeniero industrial. Para mí la relación se basa en confianza y la confianza se consigue en la proximidad y ahí estamos. Finalmente, lo que queremos también es, de alguna forma, la colegiación de cada vez más ingenieros, sobre todo de cara a los retos que tiene que afrontar España y que tiene que afrontar la industria en España.
¿Cuáles son los desafíos más importantes ahora mismo?
En los años 70, la industria suponía más del 30% del PIB en España. La industria, la manufactura, trae trabajo de muy alta calidad, trae sostenibilidad a la economía y trae ese crecimiento que todos estamos esperando para tener un bienestar de vida importante. A raíz de la pandemia hemos visto que esto de llevarse las cosas lejos ahí a Asia para fabricar nos ha traído algún problema. Gracias ahora a la robotización, la digitalización y todos estos movimientos, estamos consiguiendo unos precios muy competitivos para lo que es el desarrollo industrial en España. Y cada vez vamos a poder desarrollar y crear más puestos de trabajo de alta calidad.
Actualmente hay una escasez importante de ingenieros en España. ¿Qué están haciendo para atraer más talento?
Tenemos grandes retos que afrontar. En los próximos 10 años vamos a necesitar 200.000 nuevos ingenieros, según el estudio del Observatorio de la Ingeniería. Somos actualmente 750.000 ingenieros en España, de los cuales tenemos un 20% de mujeres. Nuestras ingenieras no hay que defenderlas, ya tienen un prestigio demostrado y aquí dentro de nuestra candidatura tenemos estrellas de la ingeniería que brillan con luz propia, pero lo que necesitamos es que se incorporen más ingenieras. Y eso es lo que estamos trabajando ahora y muy activamente con la Real Academia de la Ingeniería, con el Instituto de la Ingeniería de España, con nuestras ingenieras que van a colegios porque es justo a la edad de 7 años cuando la semilla de la ingeniería puede germinar en las personas. Y es ahí donde nuestras ingenieras están haciendo una gran labor por conseguir el pasar ese 20% a un porcentaje un poquito mayor, con lo cual ya llegaríamos a esos 200.000 ingenieros que necesitamos en los próximos 10 años. La gran ventaja de España es que además se vive muy bien, tenemos un clima y una calidad de vida extraordinario. La globalización y, sobre todo las telecomunicaciones, lo que han permitido es que gran parte de la actividad que se realiza, por ejemplo, en la parte de ingeniería desde el punto de vista de diseño en la parte de consultoría y en otros escenarios en los que nos movemos, no sea necesario estar in situ en una oficina, entonces está ocurriendo que hay una cantidad de ingenieros que están trabajando ya en remoto desde España.
El precio de la electricidad se ha disparado en el último año y esto ha creado un ambiente poco favorable para la industria. Muchas empresas han tenido que recurrir a los ERTEs para sobrevivir. ¿Cómo ve usted la situación actual?
Para bien o para mal es algo que afecta a todo el mundo en este momento y especialmente a Europa por la situación en la que nos encontramos. Desde el punto de vista de competencia, seguimos en igualdad de condiciones respecto a nuestros países limítrofes. ¿Esto para nosotros qué va a traer? Pues sencillamente vamos a acelerar aún mucho más los problemas. Con los programas de sostenibilidad vamos a tener cada vez más autoconsumo, vamos a ser capaces de fabricar cada vez más, utilizando la energía que viene, pues de paneles y de otro tipo de elementos que vamos a poder instalar en los tejados de nuestras fábricas. Eso ya lo estamos haciendo de alguna forma. Hay proyectos muy bonitos de empezar a emplear el hidrógeno también para sustituir, por ejemplo, otro tipo de combustibles dentro de las fábricas.
El año pasado solamente el 12% de las pymes industriales habían recibido las ayudas que les correspondían de los fondos Next Generation. ¿Estamos haciendo lo suficiente para aprovechar estas ayudas?
En España estamos intentando averiguar qué es lo que lo está frenando fundamentalmente. Por un lado, hay todo el entramado administrativo europeo que es bastante fuerte, ralentiza bastante toda la movilización de estos temas. Actualmente se están presentando planes para agilizar eso. Por otro lado, tenemos la nueva ley de Industria. Aquí lo que tenemos es una componente de inversión pública-privada en todo lo que son estos fondos. Esta nueva ley de Industria va a facilitar mucho el que esto de aquí en adelante vaya mucho más deprisa y mucho más acelerado para poder aprovechar todos estos fondos. Además, estos que vienen ahora, a primer semestre del 2023, es la rehabilitación energética de viviendas, todo lo que es la movilidad sostenible y el hidrógeno renovable, pues yo creo que van a tener ya un impulso y una velocidad de crucero completamente distintas.