
La industria supone poco más del 22% de las emisiones de CO2 que realiza España, pero es una de las actividades que concentra la contaminación en menos manos. Las fábricas son las grandes infraestructuras responsables; concretamente en el sector del acero, el cemento y la refinería de petróleo. Y como más grande es la instalación, mayor cantidad de gases lanza a la atmosfera. Por ello, las infraestructuras de compañías como ArcelorMittal, Repsol, Cepsa y las grandes cementeras encabezan el listado de las plantas productivas dióxido de carbono producen.
La herramienta estadounidense Climate Trace –promovida por Google y el exvicepresidente Al Gore, entre otros- es capaz de identificar los puntos que más CO2 emiten en toda España gracias a satélites y miles de sensores con los que cuenta. La compañía ha despertado el interés de las autoridades españolas y fuentes de la organización explican a elEconomista.es que desde hace meses trabajan con el Gobierno vasco para ayudar a la autonomía a hacer frente a la polución.
En su clasificación hay ciudades –la primera es Madrid- y aeropuertos –como Barajas-, pero la palma se la lleva la acerera que ArcelorMittal opera en Avilés (Asturias). En 2021, la instalación emitió 4,17 millones de toneladas de CO2e100 –la unidad de medida que sirve para incorporar otros gases contaminantes al CO2-. La misma compañía coloca a otra planta en el top 10: la acerera que tiene en Bilbao, con 1,26 millones de toneladas.
ArcelorMittal Avilés hace ya años que es señalada como una de las fábricas más contaminantes de España. En plena transición energética, la compañía anunció este mismo año su voluntad de descarbonizar sus instalaciones en España y comenzar a operar con hidrógeno verde a partir de 2025. El salto supondría apagar los altos hornos, la principal fuente de contaminación de la planta.
"En el caso del acero, la mayor parte de la contaminación viene de los altos hornos, pero durante la producción del material se utiliza también coque, un derivado del carbón, que produce también CO2", señala Rafael González, jefe de Departamento de Ingeniería Química del Institut Químic de Sarrià (IQS), a este medio.
La cotizada es la única acerera en unos primeros puestos que copa la refinería, principalmente de Repsol y Cepsa, los que tienen las plantas más grandes. Repsol Cartagena (2nda) emitió el año pasado 2,56 millones de toneladas; las mismas que Repsol Bilbao (3ra). La compañía también sitúa las instalaciones de Campo de Gibraltar, en Cádiz(5a); Tarragona (6a), Puertollano (7a) y La Coruña (8a) en la parte alta del ranquing. Todas por encima del millón de toneladas por ejercicio.
La organización asegura estar inmersa en "un ambicioso proceso de transformación" con el objetivo de alcanzar las cero emisiones en 2050. Y para lograrlo una de sus prioridades es descarbonizar sus operaciones en las refinerías y rebajar la huella de carbono de sus productos. La firma que preside Antonio Brufau sostiene que ha reducido un 20% sus emisiones en la última década con inversiones, precisamente, en Bilbao y Cartagena.
Del mismo modo que ArcelorMittal, Repsol fía buena parte de la rebaja al hidrógeno renovable. También al almacenamiento de CO2; una iniciativa que según el profesor González ya se está probando con éxito en el Norte de Europa. "En las refinerías, aproximadamente el 60% de las emisiones nacen por la generación de calor, pero el 40% surge de procesos propios como es el craqueo del petróleo, algo que ya se está probando de hacer de forma eléctrica", añade.
El tercer gran actor es Cepsa, que cuenta con una importante presencia industrial en España. La petrolera que dirige Maarten Wetselaar tiene en Huelva (2,32 millones de toneladas) y Campo de Gibraltar (2,19 millones de toneladas) la cuarta y la quinta planta con más emisiones de CO2e del país.
La compañía está en un camino parecido al de Repsol. De este modo, asegura, por ejemplo, que desde 1990 se han reducido un 48% las emisiones de CO2 por tonelada de crudo en Huelva y un 28% en Campo de Gibraltar. Para 2030 espera haber recortado el lanzamiento de CO2 en un 55% respecto a 2019 y alcanzar el equilibrio cero en 2050. Pero no todo es dióxido de carbono en el refino. El metano tiene también un papel importante en la industria y, pese a proyectarse con menor cantidad, es mucho más tóxico que el CO2. En esta línea, Cepsa defiende haber rebajado en un 90% las emisiones de dióxido de azufre (SO2).
Después de acereras y refinerías, aparecen las cementeras. Son, además, las que tienen más complicado reducir su huella de carbono. "Es la industria más delicada, porque en la creación del cemento, al calentarse la piedra caliza, se produce óxido de calcio y se libera mucho CO2; esto es algo que preocupa mucho a las cementeras. Por mucho que se rebaje la factura de la energía, es complicado actuar sobre este segundo factor", advierte González.
Además, el sector tiene los brazos atados por una legislación muy restrictiva, por lo que no puede hacer excesivas pruebas para no poner en duda la calidad y solidez del producto. "Se habla de la captura de CO2 y su almacenaje en el subsuelo, aunque todavía está en fase incipiente", añade el docente.
Aquí figuran grandes nombres internacionales como Cemex, con factorías en Alicante y Yepes (Toledo), Lafarge Holcim, que opera en Villaluenga de la Sagra (Toledo), Sagunto (Valencia) y Carboneras (Almería), y la alemana Heidelberg Materials, con dos centros de producción en el País Vasco.
El papel de España
Aunque con evidente camino por recorrer, España tiene un papel casi anecdótico en el volumen global de emisiones de CO2e lanzados a la atmosfera cada año. Según los datos de Climate Trace, ocupa el puesto número 33 a nivel mundial, con 330 millones de toneladas. La cifra representa el 0,55% del total mundial. El país sale incluso bien parado en emisiones per cápita, con 6,89 toneladas; una cifra inferior a la de Alemania, Reino Unido, Italia, Grecia o Portugal y solo superior a la de Francia entre los países de nuestro entorno.
Por sectores, el transporte concentra el 30,6% de los gases. La industria -incluida la refinería- genera otro 22,7% de las emisiones. En tercer lugar está la generación eléctrica, con un importante impacto de las centrales térmicas, que asciende al 15,9%. La agricultura y la ganadería son responsables del 12,04% y la gestión de los residuos alcanza el 7,44%. Los edificios e inmuebles emanan el 9,81% del CO2e y los gases fluorados son el 1,28%.
España no obstante emite menos que las principales potencias del Viejo Continente. Italia ocupa el puesto 24, con 440 millones de toneladas en 2021. Francia es la número 22, con 450 millones de toneladas de CO2 por ejercicio y el Reino Unido es la 19, con 510 toneladas de dióxido de carbono. Alemania ocupa el primer puesto en Europa -el 11 global-, con 860 millones de toneladas irradiadas.
En los primeros puestos están los sospechosos habituales: China, Estados Unidos, India y Rusia. El gigante asiático lanzó a la atmosfera 16,5 miles de millones de toneladas de CO2. Es responsable además del 27,99% de los gases totales del planeta. No obstante, las emisiones per cápita son de 11,74 toneladas. En cambio, Estados Unidos lanza 6,75 mil millones de toneladas por año -el 11,40% del total-, pero las toneladas por persona alcanzan los 20,36. India es tercera, con 4,09 mil millones de toneladas, pero solo 2,96 toneladas por persona. Rusia, mientras, es cuarta con 3,54 mil millones de toneladas, pero 24,55 toneladas por persona. Entre los cuatro países emiten más del 50% del CO2 que se lanzaron a la atmosfera el pasado 2021.
Según explicó Al Gore en la última Cumbre del Clima de la ONU, los 14 puestos del planeta con más emisiones de gases de efecto invernadero son campos de gas o petróleo. Además, el dirigente denunció que las emisiones reales son tres veces superiores a las que comunican los productores. La cuenca del petróleo de Texas, en Estados Unidos, es el foco número de carbono del globo
"Los 500 sitios más contaminantes emiten más que Estados Unidos. El 51% de estas emisiones provienen de centrales eléctricas", detalló. No obstante, Climate Trace no desgrana el CO2 que lanzan las centrales térmicas españolas.
El origen de Climate Trace
La organización recopila sus datos gracias a satélites y logra captar las emisiones de hasta 72.000 lugares de todo el mundo. Recopila sectores como la industria pesada, la producción de energía, la agricultura, el transporte o la gestión de residuos. El origen del proyecto nace con una donación de Google y usa inteligencia artificial para tratar los datos, que proceden de hasta 300 satélites de firmas como la NASA, la Agencia Espacial Europa o la china Gaofen. También cuenta con 11.000 sensores físicos y bases de datos diferentes.
"Las fuentes de datos que están actualmente disponibles no son lo suficientemente detalladas para utilizarlas como base para la toma de decisiones en materia ambiental", lamentó Al Gore.
En la misma convención, China presentó su nuevo plan para controlar las emisiones de metano, que atrapa 80 veces más calor que el CO2. Lo hará a través de nuevas tecnologías y se centrará en la producción de energía, la agricultura y la gestión de residuos. A comienzos de 2023, el gigante asiático iniciará un nuevo programa piloto para analizar el margen de mejora para controlar y monitoriza las emisiones de todos los gases contaminantes que, al final del año, terminan por lanzar a la atmosfera.
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En una primera versión del artículo se utilizó el término Gibraltar para referirse a Campo de Gibraltar (Cádiz) de forma incorrecta.