Industria

La banca congela la renovación de 525 millones de deuda de Celsa hasta que pacte con los fondos

  • No aprobarán nuevas líneas de circulante sin que la siderúrgica firme la paz con los acreedores
  • La empresa destaca el buen funcionamiento del negocio: acumula un Ebitda de 483 millones hasta agosto
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Aunque no son parte activa de la negociación entre Celsa y los fondos tenedores de su deuda, los bancos juegan un papel relevante en el futuro de la siderúrgica. Las grandes entidades españolas tienen firmadas líneas de circulante por valor de 525 millones de euros para que la compañía pueda funcionar en su día a día que caducan a finales de octubre. Y piensan esperar a ver cómo termina el conflicto entre empresa y fondos para renovarlas. Sin un pacto, el pool no prolongará el instrumento.

Los bancos españoles hace décadas que financian la actividad de la siderúrgica de la familia Rubiralta. No tienen ni mucho menos intención de retirarle el oxígeno ahora y dejarla caer, pero saben que es necesario un pacto entre la organización y sus principales acreedores porque Celsa no tiene la capacidad de pagar los 2.775 millones que debe en total.

Las entidades no estaban informadas de la solicitud del plan de reestructuración que los fondos, asesorados por Houlihan Lokey, presentaron la madrugada del lunes en los juzgados de Barcelona para quedarse con la sociedad a cambio de una quita de 1.291 millones. Algunas, incluso se enteraron por la prensa. La decisión de frenar la renovación si no existía un acuerdo ya estaba encarrilada, pero ver como subía el tono de la negociación terminó por confirmarla.

El pool bancario está liderado por Caixabank y Banco Santander -con alrededor de 120 millones cada uno- y BBVA y Banc Sabadell -aproximadamente 105 millones-. Abanca cuenta con unos 20 millones y los 55 millones restantes están en manos de entidades que se quedaron con parte de la deuda de Celsa hace muchos años. El grupo no otorgará un cheque en blanco en el caso de que los fondos y los Rubiralta alcancen un pacto. Si no se produce una quita de deuda como la que se pactó ante la Sepi para obtener el rescate, los bancos pondrán el freno de mano a las líneas de circulante.

Celsa destaca el buen funcionamiento del negocio: suma un Ebitda de 483 millones hasta agosto

La siderúrgica ha insistido desde el lunes en que interpreta el movimiento judicial como una herramienta de presión en las conversaciones y asegura que la negociación continuará en los próximos días. Además saca pecho del buen funcionamiento de la firma, que en lo que va de 2022 suma un "Ebitda récord" de 483 millones de euros.

Pero el tiempo apremia. Las líneas de crédito, que Celsa utiliza para financiarse en su día a día, caducan a finales de octubre. En noviembre la compañía se quedaría sin la capacidad para afrontar las grandes operaciones o prolongar pagos a proveedores. El instrumento de deuda carecería de cobertura, por lo que la empresa se vería obligada a recurrir a la caja de la que disponga.

Los 525 millones de euros en líneas de circulante son solo una parte de los 2.775 millones de deuda que acumula la siderúrgica. El resto está en manos del grupo de fondos que lideran Deutsche Bank y Goldman Sachs a través de dos instrumentos: un crédito convertible de 1.500 millones que caduca en octubre de 2023 y un préstamo jumbo de 750 millones que la empresa ha impagado desde el estallido de la pandemia -por el momento la justicia le dio la razón- y que cuenta con otro vencimiento para este mismo mes.

La blanca ya tuvo que vender la deuda de Celsa con un descuento del 80%

No obstante, la banca quiere blindarse para no repetir errores del pasado. En 2017, las principales entidades apoyaron la refinanciación de la compañía, pero desde entonces tuvieron que vender los activos por la obligación del Banco Central Europeo (BCE) a provisionar estos activos problemáticos. Así, tuvieron que deshacerse del pasivo acumulado con aproximadamente un 80% de descuento.

Como los fondos de inversión adquirieron la deuda a un precio muy inferior al valor nominal, Celsa les acusa de usura por querer obtener unas rentabilidades muy superiores al precio al que compraron los paquetes. Es uno de los argumentos que utilizan los Rubiralta para pedir una quita. 

Celsa contestó el órdago de los fondos: su última oferta incluye un nuevo instrumento de deuda de 450 millones

Fuentes de la empresa explican que la última oferta realizada en el marco de la negociación contemplaba la creación de un nuevo instrumento de deuda de 450 millones a un interés del 8% radicado en la Unión Europea. Además, fondos recibían otros 450 millones de los 550 millones del rescate de la Sepi, aunque tenían que aceptar una condonación de parte del pasivo.

La propuesta recogía el cable de la realizada por los tenedores de la deuda el 9 de junio, que pedía un mecanismo de 550 millones al 10% de interés con sede en Luxemburgo. Incluía además derechos sobre el 49% de los beneficios, algo que no contempla la proposición de los accionistas actuales.

Sin embargo, y tras muchos meses de negociaciones, los acreedores presentaron la madrugada del lunes un plan de reestructuración en los juzgados aprovechando la nueva ley concursal. La proposición perdona 1.291 millones de euros de deuda a cambio de hacerse con el 100% de la organización, una línea roja para los Rubiralta. Las conversaciones seguirán, pero los fondos ya pusieron la espada de Damocles sobre los actuales accionistas.

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