
10 de marzo del 2000. La euforia y el desenfreno de la burbuja tecnológica propulsaban al Nasdaq hasta un Olimpo bursátil que a las 4 de la tarde de aquel miércoles cerraba en los 5.048,62 puntos. Un nivel que posteriormente supuso un verdadero suicidio para muchos inversores, compañías y gurús protagonistas de la vorágine de las dot.com. Los grandes ricos se mudan a las start-ups de Silicon Valley
El salto al vacío borró durante los próximos dos años un 78% del valor acumulado por este oráculo tecnológico, cuyo desbaratamiento continuó hasta el 9 de octubre del 2002, curiosamente otro miércoles, cuando el indicador mordió el polvo en los 1.114,11 puntos.
Desde entonces, los supervivientes de aquella tragedia bursátil han tenido que emprender una larga travesía por el desierto, intercalada por una crisis financiera que casi provocó el colapso del capitalismo, para volver a saborear las mieles de un máximo histórico del Nasdaq. El pasado 23 de abril, un jueves cualquiera, el índice agasajó al mercado con un cierre en los 5.056.06 puntos. En esta ardua escalada, en la que el Nasdaq ha subido más de un 351%, casi el doble que S&P 500 y Dow Jones, con una rentabilidad del 169 y el 143% respectivamente, se han perfilado claros ganadores: los líderes y mentores de la tecnología y la web 2.0.
En estos momentos, según los datos recopilados por este periódico a través del Bloomberg Billionaire Index, los mandamases y fundadores de algunas de las compañías tecnológicas más importantes de EEUU, tanto de la vieja escuela como de la nueva oleada tras el boom del 2000, acumulan una riqueza de 386.900 millones de dólares, es decir, podrían comprar una empresa del tamaño del PIB anual de Austria. Entre este selecto club, destacan varios nombres que han servido de nexo de unión entre el arcaísmo de las dot.com y el tsunami generado por Internet 2.0 y las redes sociales.
El más rico del planeta
Bill Gates, el individuo más rico del planeta, ha visto como su fortuna se ha revalorizado más de un 60% si tenemos en cuenta que en 2002, su riqueza ascendía hasta los 52.800 millones de dólares, según los datos publicados por aquel entonces por la revista Forbes. En aquel momento, Gates y Larry Elison, el fundador de Oracle, eran los únicos titanes tecnológicos que se hacían un hueco entre las 10 personas más ricas del mundo. Un ranking liderado por el co-fundador de Microsoft. En dicho año, Paul Allen, la otra cara de la moneda del fabricante de software desapareció de lo más alto la lista y en la actualidad su fortuna se ha reducido a la mitad, hasta los 17.700 millones.
No ha corrido la misma suerte el fundador de Oracle. Elison ha visto como sus cuentas se han revalorizado un 48,2% desde los mínimos registrados por el Nasdaq en 2002 hasta el cierre de ayer.
De hecho, cuando el Nasdaq tocaba máximos en 2001, sólo Microsoft y Oracle estaban en lo más alto de la lista Forbes. Por aquel entonces, las principales compañías por capitalización bursátil del indicador estaban lideradas por el fabricante de software, Cisco, Intel, Oracle y Sun Microsystems. De dichas compañías, sólo Microsoft sobrevive entre el grupo actual, eso sí, en tercera posición adelantado por Google y Apple, el dueño de la corona y la compañía más cara del mundo. Facebook, en cuarta posición; y Amazon, en quinta, completan la flor y nata del indicador tecnológico. Precisamente, Jeff Bezos, fundador de la tienda de comercio electrónico más grande de EEUU, se sitúa en estos momentos en décima posición dentro del Índice de Multimillonarios de Bloomberg, con una fortuna de 38.600 millones de dólares, aunque la lista Forbes reduce esta cantidad hasta los 34.800.
Dicho esto, Bezos es uno de los claros vencedores de los vaivenes que ha experimentado el sector durante los últimos 15 años. Desde que Amazon comenzase a cotizar en 1997, sus acciones se han revalorizado más de un 24.000%, teniendo en cuenta los tres splits de sus títulos entre el 2 de junio de 1998 y el 2 de septiembre de 1999.
Riquezas post-burbuja
Actualmente, el Nasdaq se encuentra coronado no sólo por diamantes como Apple, que en el auge de la burbuja de las dot.com ni siquiera ostentaba el top 5 en términos de capitalización bursátil, sino también por otras tecnológicas post-burbuja como Google, el dueño y señor de la publicidad online, o Facebook, quizás el querubín que más se ha beneficiado de los últimos impulsos del Nasdaq desde su accidentada salida al mercado en mayo de 2012. Sin embargo, el éxito de Facebook, Twitter, Netflix y otras tecnológicas, así como las startups que cotizan en el mercado gris, como Uber o Airbnb, han hecho levantar las alarmas sobre el sobrecalentamiento del sector, un hecho del que la propia presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, se hizo eco en julio del año pasado. La recuperación de las acciones que impulsó al Nasdaq a alcanzar nuevos máximos la semana pasada es considerada por algunos como señal de otra burbuja tecnológica. Aún así, las valoraciones en el sector se observan en realidad más sobrias hoy que en el año 2000.
"El múltiplo actual en el sector es alrededor de 19,5 veces las ganancias pasadas, solo cerca de un 5% más que el mercado general y no ha cambiado mucho en relación con el año pasado", asegura Russ Koesterich, estratega principal de inversiones globales de BlackRock. "Por el contrario, en marzo de 2000, el sector de tecnología en EEUU negociaba a un nivel de ganancias de 72 veces, más del doble de la valoración del mercado. El año que llevó al estallido de la burbuja tecnológica del 2000 estuvo marcado por una implacable expansión múltiple, un aumento de más del 50% en un año", añade.
Otro diferenciador clave en estos momentos, a ojos de Koesterich, es que el sector tecnológico representa una porción más modesta del mercado bursátil general. En su valor máximo, las acciones del sector de tecnología representaron aproximadamente el 30% de la capitalización total del mercado estadounidense; en la actualidad, las ponderaciones se ubican alrededor de un 20%. La tecnología, en realidad, vuelve a ser la ponderación más importante en el S&P 500, pero es bastante menos predominante que en el 2000.
La última oleada de millonarios
En la última oleada de multimillonarios fruto del renacer del Nasdaq destaca Mark Zuckerberg. Desde que la red social más grande del mundo se embarcase en el océano bursátil el 25 de mayo de 2012, sus títulos se han revalorizado un 107% y la fortuna de este chaval, quien no llegó a graduarse en Harvard, asciende hasta los 35.500 millones de dólares, superando incluso la riqueza de Larry Page y Sergey Brin, los fundadores de Google, que cuentan con 31.000 millones y 30.800 millones de dólares, respectivamente.
En 2008, Zuckerberg aparecía en la revista Forbes como el multimillonario más joven del planeta con una fortuna de 1.500 millones de dólares. En sólo siete años, sus cuentas casi se han multiplicado por 25 hasta situarse en el decimosexto puesto del Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Una cifra que tira por tierra a Tim Cook, el delfín de Steve Jobs al frente de Apple, cuya riqueza se sitúa en los 785 millones de dólares. Una minucia para una compañía que ayer alcanzaba una capitalización bursátil de 723.600 millones de dólares. Los títulos de la de Cupertino se han revalorizado más de un 24.000%, si incluimos los cuatro splits de sus acciones.