El año 2017 ha cerrado con un récord de visitantes extranjeros. Los 81,8 millones de turistas que llegaron desde todas las partes del mundo son responsables en parte de la buena marcha de la economía española este año. Nunca hasta ahora se había logrado una cifra tan alta, que supone un incremento del 8,6% respecto al nivel de 2016 y que le ha permitido convertirse en el segundo destino mundial, desbancando a Estados Unidos y únicamente por detrás de Francia.
Ahora bien, hay una serie de datos como el gasto medio por turista y día de estancia o la duración media de estos viajes, que nos obligan a cuestionarnos el modelo de turismo actual y la calidad del mismo. Y a preguntarnos, ¿qué coste tiene, a nivel interno, soportar a 80 millones de turistas?
La mejor noticia son los 86.823 millones de euros que dejaron en las arcas españolas, que impulsaron el Producto Interior Bruto (PIB), sobre todo en los meses estivales. Según Industria, la cifra supone un incremento del 12,4% respecto a lo obtenido en el ejercicio 2016.
Además, este récord de visitantes también se tradujo en un récord histórico del empleo asociado a este sector. Según los datos del Instituto de Estudios Turísticos (IET), el sector cerró con 2,26 millones de ocupados, lo que supone un incremento de más del 4% respecto al año pasado. La ocupación turística del año pasado no sólo marcó un récord en términos absolutos, sino que también lo hizo en términos relativos: el turismo cerró el año ocupando a más del 12% del total de afiliados, una proporción no alcanzada hasta ahora.
Crecen los visitantes de mayor poder adquisitivo
Uno de los datos más positivos relacionados con este récord turístico es la apertura a mercados nuevos, cuyos turistas tienen mayor poder adquisitivo. Por ejemplo, los turistas procedentes de Suiza han crecido un 21%, mientras que los que vienen de Rusia han aumentado un 14%. También es muy resaltable la mejoría de la llegada de turistas de Estados Unidos, que creció un 32% interanual.
Pero no todos los datos relacionados con el turismo son tan optimistas. El gasto medio por turista también repunta (+3,5%) pero lo hace a menor ritmo, situándose en 1.062 euros. Y, además, España no consigue alargar los viajes de los turistas extranjeros. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, la duración media de los viajes a España duraron 7,7 días, con una caída del 1%.
Además, nuestros principales clientes son los británicos (vinieron más de 18 millones hasta noviembre), pero son los que menos gastan. Según el INE, su gasto medio por visitante es de 924 euros, lo que supone un 12% menos que la media, y muy lejos de lo que aportan otros turistas con menos presencia, como rusos o estadounidenses.
Más de la mitad utilizan vuelos low cost
Otra prueba de este turismo de bajo coste es su forma de llegada. De los que vinieron en avión, más de la mitad, el 52,3% lo hicieron en una aerolínea de bajo coste. Además, éstas crecieron mucho más en 2017 que las aerolíneas tradicionales. Según Industria, las low cost mejoraron sus cifras un 13,4%, casi cuatro veces más de lo que lo hicieron las líneas tradicionales (+3,2% interanual en 2017).
Otra de las dudas que deja el turismo al cierre de 2017 es su sostenibilidad, sobre todo en algunos puntos durante algunos momentos del año. Baleares es el mejor ejemplo. Según Ibestat, la agencia estadística autonómica, el índice de presión humana del archipiélago ha crecido un 47% en los últimos 20 años. En Ibiza y Formentera, sólo desde 2000 ha incrementado su pico de población más de un 42%, pasando de 260.893 personas a 374.151. Es decir, en 2016, las Pitiusas multiplican por 2,41 veces su población censada durante los meses de verano.