Ibex 35

Las pocas letras de 'scrabble' que tiene el IBEX

  • Ricardo Hausmann compara la producción de un país con el juego del 'scrabble'
Imagen: Dreamstime.

En bolsa hay que estar siempre esperando por dónde te va caer el próximo mandoble, y normalmente siempre te pilla por donde bajas la guardia. Si hay una selección de títulos con los que nos podíamos sentir cómodos eran las ferroviales, aceeses o accionas, que se han instalado claramente como las mejores recomendaciones de la bolsa española. 

Pero la semana pasada Draghi y Macron se conjuraron para echar a muchos inversores al inocular en el mercado los dos mayores miedos que puede tener el sector, la subida de tipos -por su elevada deuda- y la menor inversión pública. Los miedos del mercado son como los de los niños, que viene el coco, que viene el coco. Pero a los mercados se les engaña igual con caramelos, y si no recordemos cómo subían las infraestructuras porque ganó Trump y en sus octavillas electorales decía que iba duplicar la inversión en infraestructuras de Clinton.

Los buenos valores han sufrido, y puede que lo sigan haciendo, porque las tendencias solo se terminan el día que se acaban, y entonces se volverá a valorar la capacidad de unas compañías que históricamente han demostrado que son el mejor ejemplo del hecho diferencial español. ¿A quién se valora más fuera de nuestras fronteras? A nuestros ingenieros. ¿Quiénes aportan como compañías formas de hacer diferenciales respecto a otras en sus sectores como marca España? Eso compra la bolsa.

El profesor de la Universidad de Harvard Ricardo Hausmann cuenta que "la producción es como un juego de scrabble. Los productos son como palabras y se construyen juntando conjuntos de know-how que son letras. Y los países se diferencian en la cantidad de letras que tienen. Si uno tiene una letra no puede hacer muchas palabras, y en la medida que aumentan las letras aumentan la diversidad y complejidad de productos que puedes hacer". Cuántas letras tienen los países construye el índice de complejidad económica, que indica cuánto produces tú y quién más hace las mismas cosas que tú. Los países que tienen muchas letras tienden a ser ricos y los de pocas a ser pobres.

En banca, telefonía, petróleo, electricidad... en nuestra bolsa, hay muy pocas formas de hacer cosas diferenciales, y cuando se encuentran son lo que Hausmann llama palabras de scrabble. Ferrovial es pionera en el mundo gestionando infraestructuras, como la circunvalación de Toronto, ha sido capaz de hacer eficientes los aeropuertos británicos; Acciona se ha reinventado para que su espina dorsal sea la de una eléctrica de energías sostenibles. El peso en su balance de éstas es mucho mayor que en eléctricas que pensamos más verdes -EDP o Iberdrola-. El problema es que otro factor que no hay que olvidar entre la riqueza y la pobreza son las instituciones. Y aquí es donde España se hunde en su mediocridad. Lo mejor es que el porcentaje del negocio nacional en Ferrovial, ACS o Acciona cada vez es menor.

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