Historia

Los pequeños detalles por los que Australia no es Austrialia

  • La historia de la búsqueda española de la ignota Terra Australis
Mapamundi de Hessel Gerritsz de 1612 incluyendo el descubrimiento de la 'Austrialia del Espiritu Santo' por Quirós.

La Terra Australis (La Tierra del Sur) fue un continente imaginario con orígenes en la Grecia clásica. Los cartógrafos europeos comenzaron a plasmar este continente en sus mapas desde el siglo XV y los científicos, siguiendo las argumentaciones aristotélicas, defendiendo su existencia al considerar que debería haber una gran masa de tierra en el Sur que hiciera de contrapeso a la mas conocida en el hemisferio norte. Y a su búsqueda se lanzaron las potencias europeas.

Si hablamos del primer avistamiento, del descubrimiento o de la exploración de Australia surgen los nombres de los holandeses Dirk Hartog, Willem Janszoon o Abel Tasman en el primer tercio del XVII y, sobre todo, del inglés James Cook en la segunda mitad del XVIII. Ahora, tras nuevos descubrimientos y sus correspondientes investigaciones, la carabela errante española San Lesmes y el portugués Cristóvão de Mendonça aparecen como protagonistas del primer avistamiento y exploración años antes que los holandeses y siglos antes que Cook. Y antes de que se me acuse de chovinismo, puntualizar que ambas investigaciones se han llevado a cabo por australianos: Robert Langdon, en el caso del San Lesmes, y Peter Trickett en el caso portugués. Independientemente de este detalle de ser el primero, hay dos hechos irrefutables: que Gran Bretaña fue la que más se interesó por aquellas nuevas tierras y, por tanto, colonizó -aunque mucho tuvo que ver que la Declaracioón de Independencia de los EEUU en 1766 que cerró las puertas a las remesas de convictos que se enviaban al nuevo mundo y a los que hubo que buscar un nuevo destino, que no fue otro que Australia- y que si el estrecho de Torres, entre Australia y la isla de Nueva Guinea, a fecha de hoy sigue llevando el nombre del marino español que lo descubrió a comienzos del XVII es porque lo descubrió -si hubiese un mínimo ápice de duda tendría nombre inglés-. Esta es la historia de la búsqueda española de la ignota Terra Australis en el sur del Pacífico.

En mayo de 1606 llegaron a lo que pensaron que era Terra Australis y que Quirós bautizó como Austrialia del Espíritu Santo, en honor a la Casa de Austria

Tras dos expediciones anteriores, 1565 y 1595, en los que, a pesar de descubrir las islas Salomón, no se calificaron como exitosas, el 21 de diciembre de 1605 partía del puerto de Callao, en Perú, una tercera expedición compuesta por 300 hombres y tres barcos: el San Pedro y San Pablo, el San Pedro y el Los tres Reyes. Aunque al frente de aquella flota estaba el portugués Pedro Fernández de Quirós, que ya había participado en la expedición de 1595 y que había viajado hasta la corte española para obtener la autorización de Felipe III y a Roma para la bendición del papa Clemente VIII, la cabeza pensante era el gallego Luis Váez de Torres. Navegando hacia el oeste, en mayo de 1606 llegaron a lo que pensaron que era Terra Australis y que Quirós bautizó como Austrialia del Espíritu Santo, en honor a la Casa de Austria, a la que pertenecía Felipe III, y un guiño a la Iglesia.

"Su longitud es tan grande como toda Europa y Asia Menor, hasta el Caspio y Persia, con todas las islas del Mediterráneo y el océano que abarcan, incluidas las dos islas de Inglaterra e Irlanda. una cuarta parte del mundo, y de tal capacidad que dobla los reinos y provincias de las que Su Majestad es actualmente el Señor podría encajar en ella, y esto sin ningún vecindario de turcos o moros, u otras de las naciones que son propensas a causan inquietud y malestar en sus fronteras. [...] Finalmente, desde esta Bahía de San Felipe y Santiago y su puerto de Vera Cruz y desde el lugar donde se fundará la ciudad que se conocerá como la Nueva Jerusalén, y de todas las tierras que he visto y de toda esta parte del sur hasta el polo, que de ahora en adelante se llamará Austrialia del Espíritu Santo, con todos sus anexos y dependencias, y esto siempre y para siempre, en nombre del rey Felipe III, que asume el costo y los gastos de esta flota con la que he venido a descubrir dichas tierras, de cuyo poder y voluntad dependerán la fundación, el gobierno y el mantenimiento de todo lo que se busca temporalmente. y espiritualmente para estas tierras y sus pueblos, en cuyo nombre se ondean estas banderas y elevo este su estandarte real".

A pesar de toda la grandilocuencia de la descripción de aquel lugar, realmente estaban a unos 2.400 kilómetros de la costa australiana, en concreto en la mayor de las islas Nuevas Hébridas, que aún hoy conserva el nombre de "Espíritu Santo", y que tras lograr su independencia en 1980 se convirtió en Vanuatu. Quirós, de fuertes creencias religiosas rayando casi lo místico, comenzó a desvariar proclamándose como el elegido por el Creador para aquel descubrimiento, creando la Orden del Espíritu Santo y nombrando a todos sus hombres Caballeros de dicha orden.

Tras algunos enfrentamientos con los nativos, con escasez de víveres y el creciente malestar de sus hombres, el 8 de junio, unos 54 días después de su llegada, Quirós ordenó abandonar el asentamiento de Nueva Jerusalén, no se sabe si tenía prisa por hacer público su descubrimiento o por seguir explorando. La noche del 11 de junio un fuerte temporal separó a las tres naves. El San Pedro y San Pablo, a bordo del cual viajaba Quirós, sin poder regresar al puerto de la isla -así lo contó Quirós- continuó en solitario rumbo a Nueva España, mientras los otros dos barcos estuvieron esperando en las proximidades de la bahía de San Felipe y Santiago el regreso del capitán. Pasadas dos semanas, y pensando que había naufragado,Torres tomó el mando de la nueva flota y emprendió su propia expedición.

Quirós pasó siete años escribiendo memorias de su viaje y esperando a que Felipe III le equiparase con Colón

Quirós llegó a España en 1607 y pasó 7 años escribiendo memoriales de su viaje y relatando, a quien le quisiese escuchar, sus aventuras a la espera de que Felipe III le reconociese como descubridor de un nuevo continente. En resumidas cuentas, que se le equiparase con Colón. Hecho que nunca se produjo, máxime con la carta que Torres escribió en Manila (Filipinas) el 12 de julio de 1607 y que llegó a la Corte el 22 de junio de 1608. ¿Qué se relataba en aquella carta?

Torres recorrió toda la costa de la isla del Espíritu Santo percatándose de su insularidad y de que realmente aquello no era el continente buscado. Puso rumbo al Suroeste para seguir la búsqueda de Terra Australis, pero los vientos le jugaron una mala pasada y le desviaron hacia el norte de Nueva Guinea, explorada por portugueses y españoles en el XVI. Bordeó la costa y se arriesgó a navegar por la desconocida costa sur llena de arrecifes. Nunca supo ver que a su izquierda, a escasas millas, se hallaba el continente buscado por él y ansiado por todos los navegantes: Australia. Aquel paso, entre la costa sur de Nueva Guinea y la costa norte de Australia, sigue llevando el nombre de estrecho de Torres, el primer navegante que lo atravesó. Al no percatarse de que aquel trozo de tierra que se veía en el horizonte no era otra isla más, sino el cabo York, el punto más al norte en el estado australiano de Queensland, siguió navegando hasta Manila donde llegó el 22 de mayo de 1607. La navegación realizada por Torres ha sido una de las más arriesgadas y mejor pilotadas en aguas del Pacífico, añadiendo al viaje el descubrimiento de numerosas islas, arrecifes y bahías, hasta entonces desconocidas en la cartografía europea.

Pedro Fernández de Quirós murió en Panamá en 1614, donde lo envió en monarca para quitárselo de encima, proclamando su descubrimiento de Terra Australis. La última noticia que se tiene de Luis Váez de Torres fue aquella carta que envió a la Corte. Nunca más se supo de él... aunque James Cook sí tuvo conocimiento de su exploración y de la existencia del estrecho cuando los británicos ocuparon Manila entre 1762 y 1764 y el geógrafo Alexander Dalrymple, gobernador de Manila se hizo con las cartas naúticas de Torres.

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