Historia

La campaña electoral en la Antigua Roma: así era la pegada de carteles

  • Grupos de seguidores buscaban los mejores lugares para los graffitis
Campaña electoral en la Antigua Roma.

Una vez convocadas las elecciones y hechos públicos los diferentes candidatos, comenzaba la campaña electoral... y la carrera por el voto. Aunque ahora a los candidatos les gusta mucho eso de soltar arengas para que sus incondicionales les ovacionen, recorrer las calles de las ciudades y fotografiarse haciéndole carantoñas a los niños, dando besos y abrazos a diestro y siniestro, olvidan pronto el "nunca prometas con lo que cumplir no cuentas" y ponen en práctica el "prometer hasta meter y una vez metido, se olvida lo prometido".

Y eso precisamente es lo que hacían en Roma, ganarse el voto a pie de calle. Aquí tenía especial importancia la figura del nomenclátor. Aunque hoy en día ha quedado como un simple "catálogo de nombres", en la antigua Roma se llamaba así a los esclavos que acompañaba al candidato por las calles para susurrarle discretamente al oído el nombre de la persona la que se dirigían para pedirle su voto.

Si un candidato se dirige a ti por tu nombre, sabe si tienes familia o en qué trabajas, tiene mucho ganado. Por tanto, su labor era muy importante y, lógicamente, debían tener una memoria de elefante para poder recordar todos esos datos.

Los grupos también tenían sus particulares pegadas de carteles en campaña

Buscando más similitudes con nuestra época, también tenían sus particulares pegadas de carteles. Grupos de seguidores e incluso gentes contratadas para la ocasión, recorrían las calles para buscar los mejores "escaparates" donde estampar pintadas (graffitis) vendiendo las excelencias de su candidato o sacando los trapos sucios de sus adversarios.

No era algo que se dejase al azar, sino que estaban muy organizados -como casi todo en Roma-. Si se tenía el beneplácito del propietario de las fachadas o paredes donde se iban a estampar las pintadas se actuaba a plena luz del día e intervenían dos voluntarios o personas contratadas: el dealbator (blanqueador), que era el encargado de pintar la pared de blanco para resaltar el mensaje, y el scriptor, el graffitero propiamente dicho.

En caso contrario, había que actuar al amparo de la luna y se necesitaba una persona más: el laternarius, para alumbrar y vigilar. Cuando por la mañana el dueño de la fachada veía las pintadas tenía dos opciones: dejarlo estar, normalmente si era partidario del candidato aludido en la pintada, o contratar a otro dealbator para tapar la pintada -que vaya usted a saber si no era el mismo-.

Aunque durante las campañas electorales era la época en las que más paredes se adornaban/manchaban, era habitual encontrar graffitis por toda la ciudad donde los ciudadanos se expresaban libremente. Sexo, amor, ira, humor, filosofía... cualquier temática valía. Y buena prueba de ello son los miles de graffitis encontrados en Pompeya y conservados gracias a la erupción del Vesubio en el año 79. Aquí tenéis una pequeña muestra...

- Sus vecinos piden que se vote a Tiberio Claudio vero como duumviro (cargo público dedicado a temas administrativos ocupado por dos hombres)

- Vesonio Primo solicita la elección de Gneo Helvio como edil, un hombre digno del ejercicio público

- Los seguidores de Isis como grupo piden la elección de Gneo Helvio Sabino como edil

- Haced a Lucio Cesernino duumviro quinquenal de Nuceria, os lo ruego. Es un buen hombre.

- Me he meado en la cama. Lo confieso, he cometido un pecado, pero si me preguntas, hospedero, la razón, te diré: no tenía orinal.

- Quienquiera que hace el amor con chicos y chicas sin límite ni medida no administra bien su dinero

- Oh, muros! Habéis aguantado tantos graffitis aburridos, que me asombra que no os hayáis derrumbado.

- Soy tuya por dos ases de bronce.

- Restituto ha dejado insatisfechas a muchas chicas

- Apollinaris, médico del Emperador Tito, fue bien de vientre aquí

- Un pequeño problema se hace grande si se ignora.

- Cruel Lalagus, ¿por qué no me amas?

- Cosmo, gran invertido y mamón

- Si alguien no cree en Venus, debería mirar a mi novia.

- Atimetus me dejó preñada.

- Restituta, quítate la túnica y muestra tus peludas partes

- Puedes tomar una bebida aquí por solo una moneda. Por dos, un vino mejor y por cuatro monedas, uno de Falerno

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