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África en 2009: ayudar a los países más desfavorecidos, el verdadero reto de la crisis

Año de nieves, año de bienes. ¿Se presenta acaso 2009 más benigno de lo que todos parecen augurar, a juzgar por las nieves copiosas del final de otoño? Nada apunta a que sea así, desde luego, pero, como se ha demostrado con esta crisis, pocos están en condiciones de aventurar lo que pasará.

Sin embaro, sí sabemos con seguridad que hay regiones y países enteros donde no saben lo que es la nieve, ni el bienestar, ni tienen posibilidad alguna de salir del hoyo en el que se encuentran desde que nacieron.

Ocurre en África, en países muy poblados y pobres como India y Bangladesh; ocurre en China y en el Asia meridional y en algunos países latinoamericanos donde millones de personas -y niños- han de vivir con un euro al día.

La cuestión es si las organizaciones internacionales como la ONU, la FAO y Unesco hacen todo lo que pueden y deben para ayudar a los más pobres y, lo que es más importante, si los envíos que se hacen desde los países ricos llegan a sus destinatarios.

Se puede salvar un niño cada tres segundos

Con o sin crisis económica da la impresión de que todas las ayudas son insuficientes. Carlos Fernández Jauregui, comisionado de la ONU, recuerda que "se podría salvar un niño cada tres segundos de morir por culpa de enfermedades relacionadas con agua contaminada, invirtiendo 5.000 millones de dólares".

Parece poco dinero, pero las ONG advierten que en estos momentos es complicada la captación de nuevos socios. Organizaciones como Cáritas encuentran que la problemática está en el notable incremento de personas que han pasado a necesitar la asistencia de la entidad.

Desde Médicos sin Fronteras (MSF), sin embargo, consideran que las navidades son un buen momento para sanear las cuentas. Esta ONG acabará el año con 20.000 socios más.

Con este aumento, ya llegan a ser 200.000 socios los que en España pagan religiosamente su cuota mensual, y otros 200.000, lasentidades y particulares que colaboran puntualmente con ellos.

"Esto es importantísimo para nosotros porque el 90 por ciento de nuestros ingresos son privados", señalan. Lo que sí preocupa es no tanto la actuación de los particulares como de los países. La ayuda al desarrollo parece aquí la gran perjudicada y las ONG llevan ya un tiempo alerta.

En Médicos Sin Fronteras aclaran que desde hace meses piensan que "hay una seria amenaza de que se reduzca la ayuda oficial de los gobiernos, aunque no en el caso de España. Y esto, en términos prácticos, y para los que trabajamos en el terreno, tiene un impacto demoledor".

Mil millones de hambrientos

Porque sigue habiendo hambre. Sólo el último año, la cifra de personas hambrientas en el mundo se ha incrementado en más de 40 millones, recuerda Juan Souto, de Manos Unidas, hasta alcanzar los 963 millones.

Los tres países más afectados son India, con un 20 por ciento de su población hambrienta, es decir 212 millones; China, con el 12 por ciento, 150 millones, y Bangladesh, con el 30 por ciento, 43 millones. Le siguen Congo, Pakistán, Etiopía, Tanzania, Filipinas, Brasil y Vietnan.

Intermón Oxfam advirtió hace unas semanas que la cifra que se ha manejado por parte de los gobiernos desarrollados para salvar el sistema financiero, cercana a los 4 billones de dólares supera, en mucho, hasta en 27 veces, lo que podría haberse empleado durante este año en asegurar que los Objetivos de Desarrollo del Milenio se mantengan en el camino de su cumplimiento.

"Lo que la crisis financiera deja meridianamente claro es que cuando hay voluntad política, hay recursos de sobra. En apenas tres meses los países ricos han puesto sobre la mesa 27 veces más dinero para paliar su propia crisis financiera que el que las organizaciones sociales venimos reclamando desde hace décadas para sacar a millones de personas de la pobreza", recordó hace unos días Ariane Arpa, directora general de Intermón.

Tendencia a la baja

Y aunque nuestro país aumentó los fondos para ayuda al desarrollo el año pasado, concretamente en 709 millones de euros más, hasta alcanzar los 3.747,11 millones, el 0,37 por ciento del PIB, no ocurrió así con el resto de contribuyentes, que disminuyeron los fondos en un 9 por ciento en 2007 con respecto a lo destinado en 2006.

"Mucho nos tememos que si esta tendencia a la baja de la ayuda al desarrollo internacional se consolida este año 2008, como parecen indicar los datos, podemos estar ante un tsunami humanitario", añadió Arpa.

En su opinión, la prioridad existente en estos momentos tiene que ver con resolver la crisis de alimentos.

La familia de Edna

Desde Ayuda en Acción cuentan la historia de Edna Metani, una pequeña granjera de Malawi que resume la situación en la que vive inmersa ella y toda su comunidad en estas palabras: "Si disponemos de una comida al día, entonces podemos considerarnos afortunados. La pobreza ha llegado a nuestras vidas para quedarse".

Su historia ejemplifica las muchas que hay por todo el continente. Edna, de 64 años, ha pasado de producir cerca de 30 sacos de arroz a sólo tres, que "no es suficiente ni para alimentar a mi propia familia", compuesta por dos hijas y sus respectivos cuatro hijos. Comprar el fertilizante necesario es "simplemente imposible".

A la pobreza muchas veces se une la enfermedad. El país vecino a Malawi, Zimbabue, hace tiempo que sufre una epidemia de cólera que se ha segado más de mil vidas.

La organización Oxfam ha advertido que los efectos conjuntos del cólera y la carestía de alimentos están siendo devastadores: según esta ONG, unas 300.000 personas corren el riesgo de verse afectadas por el cólera, mientras que cinco millones dependen de la ayuda alimentaria para subsistir.

Estas bofetadas de realidad las confirman desde Médicos sin Fronteras. Su responsable de Relaciones Externas, Carlos Ugarte, recuerda -en medio de una campaña para paliar la desnutrición infantil- lo que supone para el bolsillo de cualquier occidental salvar la vida de un niño.

"En el mundo, todos los años, hay una crisis de desnutrición infantil que afecta a unos 20 millones de niños. Parte de ellos sufren desnutrición aguda severa. Es mortal, y cuando no lo es las secuelas que deja, como el retraso mental o la ceguera, no dejan de ser perpetuadores de la pobreza. El producto que utilizamos las ONG, llamado alimentación terapéutica, dura seis semanas y su tasa de curación es superior al 90 por ciento. ¡Cuesta menos de 40 euros!", señala. Y se encarga de golpear de nuevo la conciencia de los políticos: "Con la décima parte de lo que cualquier gobierno destina a ayudar a las entidades financieras se puede salvar toda la desnutrición aguda severa... ¡del mundo!".

La triste realidad es que la mitad de las diez crisis humanitarias mundiales se encuentran en África, el continente más golpeado por las guerras, las enfermedades y la falta de recursos, según revela el último informe de MSF: los desplazamientos masivos de civiles, la violencia y las necesidades médicas no cubiertas en la República Democrática del Congo (RDC), Somalia, Irak, Sudán y Pakistán, así como la falta de atención sanitaria en Birmania y Zimbabue son algunas de las emergencias médicas y humanitarias más apremiantes del mundo.

Población afectada por guerras

En su lista anual de las diez crisis humanitarias, la ONG subraya también las grandes dificultades a las que se enfrenta la población afectada por los conflictos.

La falta de una atención global al crecimiento de los enfermos de sida con tuberculosis y las necesidades críticas en la prevención y tratamiento de la malnutrición infantil, ésta última causa de la muerte de hasta cinco millones de niños al año, son también dos crisis humanitarias incluidas en la lista de MSF.

Y a todo esto hay que sumar una crisis climática, por los efectos de la desertización de buena parte del continente africano. Desde Oxfam Internacional cuentan el caso de Mulualem Birhane, un agricultor de Dembecha, Etiopía, que depende, como casi todos los del país, del agua de lluvia para cultivar.

Antes, había una estación de lluvias una vez al año, pero los regímenes de precipitación son ahora menos fiables y la lluvia llega en forma de aguaceros, causando inundación y erosión, lo que hace difícil cultivar lo suficiente como para mantener los medios de vida de los agricultores.

Alimentos, clima, guerras... la conjunción de estos factores hace que 2009, pese a la crisis, sea también un año de retos humanitarios.

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