
En medio de la profunda transformación que vivió -y aún vive- el orden económico mundial, cinco empresarios decidieron participar en ese cambio apoyando a los emprendedores. Esta idea se materializó en 2013 con el nacimiento del Instituto Europeo para el Emprendimiento (EIE); un organismo que gana cada vez más peso en el ecosistema. De hecho, Antonio Sainz, cofundador y actual presidente del centro, afirma que "10.000 personas al año entran en relación de una forma u otra con el Instituto".
¿En qué año se funda el EIE y cómo surge crearlo?
La idea surgió hace cuatro años y medio, y comenzamos a operar hace cuatro. Los fundadores somos un grupo de cinco amigos con amplia experiencia en creación de empresas. El centro nació con la idea de participar en el cambio que se estaba produciendo en el orden económico, y decidimos hacerlo apoyando a los emprendedores. Así es como empezó todo, otra cosa es a lo que hemos llegado...
¿Y en qué se diferencia el presente de esa idea inicial?
Hace 800 años nacieron las universidades que identifican, clasifican, guardan, transmiten y certifican conocimiento, mientras que hace unos 150 años surgieron las escuelas de negocio, que enseñan trucos para trabajar en empresas; son los pilares educativos de Occidente. Pero hay personas a las que estos organismos no les dan lo que necesitan. Por lo que está surgiendo un tercer pilar educativo que los complementa: los centros de emprendimiento.
¿Y cuál es la labor del Instituto?
Al inicio, funcionábamos como una aceleradora, pero nos dimos cuenta de que el talento fallaba. Por eso, creamos una fundación para el fomento del emprendimiento temprano y un programa para chavales desde los siete años: Young Entrepreneurs Program. Además, tenemos otro plan que conecta a los niños con el ámbito universitario, el Proyecto E; nuestro programa de aceleración E2; y el E3, dirigido a empresas que ya facturan.
En términos generales, ¿cómo considera que se encuentra el ecosistema emprendedor en España?
España es un país de autónomos y pequeños empresarios que son prácticamente héroes, trabajan un montón y son comprometidos y sacrificados. Este país de gente luchadora tiene madera para sacar emprendedores de primerísimo nivel. Lo que sucede es que el emprendimiento se ha utilizado políticamente como pócima contra el paro y eso, además de torpe, es muy irresponsable. En términos generales, una serie de personas listas se han subido al carro del emprendimiento aumentando la pésima imagen que se ha dado del ecosistema interna y externamente. Para empeorar esta situación, algunos aprovechados se han subido también al carro de ser business angels o mentores, y se ha hecho un cóctel con efectos perniciosos, el principal, que el propio emprendedor sienta rechazo de este entorno empresarial.
¿Y cómo ve a la Capital como 'hub' de emprendimiento?
En Madrid lo estamos haciendo fatal, ya que no estamos llevando a cabo el magnífico trabajo que se está haciendo en Valencia o que se lleva realizando hace ya tiempo en Barcelona.
¿Qué estaría fallando?
En primer lugar, por la situación política, pues es muy difícil casar los intereses de Comunidad y Ayuntamiento, mientras que en Barcelona se han puesto de acuerdo inmediatamente. El que se perciba una ciudad como un hub de emprendimiento líder en Europa implica que no se pongan trabas desde la Administración. Y luego, Madrid como ecosistema nació de forma diferente a Valencia y Barcelona. En Valencia había una solidez empresarial, al igual que Barcelona, y sus proyectos tienen sólidas raíces. Sin embargo, en Madrid la mayor parte de los que han estado presentes en el entorno no estaban cerca del mundo de la empresa. Pero sí es verdad que Madrid te da mucho por poco, y si se quiere probar una idea, es un sitio magnífico.