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El tenis bate récords al aumentar la cuantía de los premios de los grandes torneos

El tenis no entiende de crisis económica y continúa en crecimiento o, al menos, así lo reflejan los premios económicos que se entregan en los circuitos ATP y WTA. En 2014, la mayoría de los Grand Slam y Masters 1.000 batieron récords con el dinero destinado a los premios de los tenistas. En el balance final de esta temporada 2015 se espera que vuelva a ocurrir lo mismo.

Los Grand Slam -Roland Garros, Wimbledon, US Open y Open de Australia- destinan de media unos 30 millones de euros a premios, siendo el US Open el torneo que más reparte, con 38 millones, y Roland Garros el que menos, con 25. En consecuencia, el ganador del US Open se embolsa 2,8 millones, mientras que el vencedor en la tierra batida de París obtiene 1,6 millones.

Si bajamos al segundo escalafón en los torneos de ambos circuitos -Masters 1.000 y Premier Mandatory, respectivamente-, el descenso de los premios es notable. El Masters 1.000 que más dinero ofrece al ganador es el de Shanghái, con 846.643 euros. En el caso femenino, es el China Open, que incluso supera al torneo masculino mencionado, con 868.385 euros para la ganadora.

Los tenistas, a diferencia de los deportistas que compiten en equipos y que tienen asegurado un sueldo, viven gracias a lo que obtienen en los torneos -además de sus propios contratos publicitarios-. Aun así, en un solo año Rafa Nadal o Novak Djokovic pueden alcanzar cifras similares a los mejores jugadores de fútbol o de la NBA. Por ejemplo, en 2014, el serbio Novak Djokovic levantó siete títulos -entre ellos Wimbledon y cuatro Masters 1.000- y se embolsó más de 13 millones de euros.

Para llegar a estas cifras millonarias han tenido que pasar muchos años, en los que los premios económicos destinados a los tenistas no han hecho más que subir. Un ejemplo es el torneo de Wimbledon. En el 2005, el ganador de Wimbledon se embolsó 839.054 euros, mientras que Djokovic, vencedor de 2014, obtuvo 2,4 millones. Lo que supone un incremento del 191 por ciento en una década.

Dos fuentes de ingresos

Si los organizadores de los torneos no hacen más que incrementar los botines es, en gran parte, gracias a los derechos de televisión y a los patrocinadores. Un ejemplo es el US Open, que el año pasado vendió sus derechos televisivos para los próximos 11 años -de 2015 a 2026- a la ESPN americana por un valor de 722 millones de euros. Unos 65 millones cada edición. En España, el Trofeo Conde de Godó, de categoría ATP 500, obtuvo en su reciente edición de 2015 hasta 10 millones de ingresos. De estos diez millones, 6,6 fueron por contratos de patrocinio -gracias a 70 patrocinadores- y 1,5 por los derechos de la pequeña pantalla.

En el caso del tenis femenino, la WTA (Women's Tennis Association) renovó su contrato televisivo con el grupo británico Perform por 459 millones de euros para los próximos 10 años a partir de 2017. Esto es, 45 millones de euros cada año por los derechos de la plataforma televisiva de los 54 torneos del tenis femenino.

Ahora más que nunca, el dinero mueve el tenis y de esto se ha dado cuenta Mahesh Bhupathi, ex tenista indio y creador de la IPTL (International Premier Tennis League). La IPTL es un torneo de exhibición que vio la luz el pasado mes de noviembre. Esta novedosa competición está formada por cinco equipos de siete tenistas cada uno. Su formación varía desde los mejores jugadores del momento hasta leyendas de la raqueta, como Pete Sampras y Carlos Moyá, entre otros. Con partidos a un set en cinco sedes de Asia -Bangkok, Hong Kong, Kuala Lumpur, Bombai y Singapur-, la liguilla se basa en el espectáculo y el entretenimiento de los aficionados.

Un millón de dólares es el botín para el equipo vencedor, aunque éste no parece ser el verdadero motivo por el que muchos tenistas como Nadal, Djokovic, Roger Federer, Maria Sharapova o Serena Williams han jugado o serán parte de esta competición. Un torneo que, además de no contar para el ranking ATP, ocupa las únicas semanas que sus piernas y brazos tienen para descansar. Algunas informaciones, ninguna oficial, señalan a que muchos de ellos pueden ganar hasta un millón sólo por participar. Casi lo mismo que por levantar la Copa de los Mosqueteros en París. En Asia, el dinero fluye en el tenis para comprar espectáculo y soñar con acoger algún día un Grand Slam. Otra historia bien diferente será comprar el prestigio y la tradición que inundan este deporte.

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