
"¿Pero los Cuadernillos Rubio todavía existen?" Ésta es la pregunta que algunos se hacían hasta que, en abril, saltó la noticia del desembarco de la pyme valenciana en Alemania. A partir del próximo otoño, los niños germanos podrán estudiar caligrafía con estos blocs, que no son iguales que los de los ochenta pero se les parecen mucho.
Será gracias al plan de internacionalización de la empresa, al que ésta destinará 50.000 euros este año. De ellos, 20.000 son para la aventura alemana. El resto, para visitar ferias y emprender acciones con vistas a entrar en mercados como el mexicano, el estadounidense y el brasileño, que ya han mostrado su interés por estos clásicos cuadernillos. Es el momento de lanzarse al exterior, explica Enrique Rubio, actual presidente e hijo del fundador de la empresa: "Pensé en internacionalizar la compañía porque sabía que habíamos hecho ya los deberes en casa y tocaba salir".
De la mano de un socio local
Rubio entrará en el país germano de la mano de Editono, una editorial que vende productos españoles en Alemania. En concreto, llevará sus cuadernillos de papel -unos en formato A4 y otros en A5, el tamaño clásico- de caligrafía, los que enseñan a colorear y también los dirigidos a personas mayores. Editono distribuirá en exclusiva estos cuadernos en Alemania durante cinco años.
En este momento, la editorial se encuentra traduciendo los contenidos. Posteriormente, los cuadernos se maquetarán e imprimirán en España -de ahí la principal inversión que tiene que acometer Rubio-. Cuentan con varias ventajas, explica Enrique Rubio: fabricar aquí es más barato que allí, y los precios de Alemania son mucho más elevados: "Si en España un cuaderno pequeño se vende por un euro, allí un producto de este estilo ronda los cinco euros. Nosotros los venderemos a tres, para ser competitivos". Esperan que, gracias a la entrada en Alemania, en tres años su facturación crezca un 30%.
Una pyme nacida en 1956
Fundada en 1956 en Valencia, Rubio cuenta con 10 trabajadores directos y genera cerca de 20 puestos indirectos. En 2012 vendió cuatro millones de cuadernos y facturó 1,7 millones de euros. En los años dorados, la década de los ochenta, ¿cuántos empleados llegó a tener? "¡Muchos más! Alcanzamos los 50 puestos directos", aclara Enrique Rubio, que atribuye el cambio a la mecanización. "Antes había que empaquetar manualmente los cuadernos, que ahora se encuadernan y sellan de forma mecánica".
Las perspectivas de Rubio se torcieron pasados los años ochenta, debido a la caída de la natalidad y a la aparición de imitadores. "Cuando me hice cargo de la empresa hace 12 años la competencia nos había comido mucho terreno", comenta el hijo del fundador. Proliferaron las editoriales que vendían "cuadernos tipo Rubio". La empresa fue a los tribunales, pero una sentencia dictaminó que el método Rubio (el sistema de enseñanza creado por el padre de Enrique Rubio, Ramón) no era propiedad de nadie. "Con el paso de los años perdimos nuestra identidad, pero la hemos recuperado", afirma orgulloso el hombre que ha conseguido que, al menos esta vez, sea España la que le ponga deberes a Alemania.