
Más que saludar, abraza como si te conociera de toda la vida. Se atusa el pelo, pregunta si está bien para posar en las fotos, invita a tomar algo, te lleva al despacho. Un lugar con las paredes vestidas de regalos de amigos: una fotografía hecha por Antonio Banderas y un cuadro de José María Cano que enseña con orgullo. Sandra lleva más de 20 años trabajando con famosos y con ellos tiene una intimidad que va más allá de la pura relación contractual. Anda estos días puliendo los últimos detalles de Starlite, la gala benéfica de la que es promotora. Con seis millones de euros de presupuesto, como para no hacerlo.
Cuéntenos a qué se dedica su empresa, porque hoy el famoso ocupa una relevancia que quizá no tenía hace unos años...
Hacemos contratación de celebrities, buscamos portavoces para un producto, para que tenga un mayor impacto al salir al mercado y así la empresa obtenga antes el break even. Por ejemplo, nos encargamos de hacer el relevo de Penélope Cruz como portavoz de L'Oreál hasta dar con Paz Vega. Dar con el portavoz adecuado es un proceso muy interesante, esa unión entre marca y un artista, los activos que eso supone... Hemos unido a Garnier con Mariló Montero, a Dewars con Robert de Niro...
Pero no es lo único que hacen.
Otra de las patas de la empresa son los eventos privados, fiestas de jeques, de fin de año... hemos organizado la gira de Pet Shop Boys y la vuelta de Raphael a Moscú. Más de 1.000 contrataciones en 20 años. Pero no somos manager, nosotros representamos a las marcas.
Hablar de famosos equivale a toda una ristra de tópicos y lugares comunes. Desmiéntanos algunos...
Es un sector muy exigente y es necesario limitar y controlar determinadas peticiones, hay que saber manejarlo. Al fin y al cabo, vendemos mercancía que está viva y opina.
Y cuya vida personal puede hacer cambiar la imagen que proyecta al público.
Hay que tomar decisiones muy rápidas ante los escándalos y tenerlo previsto en los contratos.
Lleva años trabajando con celebrities. ¿Podría decirme qué requisitos hay que cumplir para ese título y qué diferencia hay con el de famoso?
Prefiero utilizar la palabra celebrity porque famoso en España es casi cualquiera. Suelo decir que es una persona que no necesitas explicar quién es, un acelerador de resultados para las empresas. Por eso creo que no cualquier famoso puede hacer una campaña de publicidad. Y las cotizaciones de los artistas son como la Bolsa. En Estados Unidos se le considera a la celebrity lo que es: una empresa.
Es usted impulsora de la Gala Starlite, que este año cumple su cuarta edición. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
Tengo una fundación en México que se llama Niños en la Alegría y mi marido llevaba mucho tiempo diciéndome que tenía que hacer algo benéfico. Hablé con Antonio Banderas, al que ya conocía desde hace tiempo, y me sugirió hacerlo en Málaga. Hemos conseguido que sea la gala de charity más importante de España, repartimos a siete fundaciones y en tres años hemos recaudado más de un millón de dólares.
Pero hay novedades para este año.
Sí, es cierto que la gala en poco tiempo se ha ido haciendo tan grande que vimos que había que organizar algo más ambicioso, un proyecto empresarial que ejerza de paraguas. Solo el festival del año pasado tuvo un presupuesto de unos seis millones de euros. Por eso en el festival -desde el 23 de julio hasta el 24 de agosto- hemos juntado todo lo que tiene que ver con la cultura: música, gastronomía, cine, moda, exposiciones de arte... La gala es solo uno de esos días, pero pretendemos que la gente pueda disfrutar de cualquiera de esas actividades, y así de paso conseguimos uno de nuestros objetivos: que sea un proyecto exportable. Estamos en conversaciones para llevarlo a algún país de Sudamérica y también a China.
Me pregunto cuáles son las expectativas de recaudación para este año, teniendo en cuenta la crisis y que, permítame la obviedad, no todo el mundo puede permitirse los precios para asistir a Starlite...
Eso no va a suceder gracias al festival. Hay entradas desde los 30 euros hasta los 450. Y puedes asistir a un concierto por 30 euros también, aunque también hay tickets por 200 euros. Otra cosa es la gala, donde hay precios entre 500 y 1.000 euros. Y tenga en cuenta lo que ofrecemos. Julio y Enrique Iglesias por primera vez juntos en un cartel, Alejandro Sanz, Paco de Lucía, David Bisbal... Sara Baras nos hará un show personalizado, tendremos la oportunidad de disfrutar un día de música clásica con la filarmónica de Málaga... Merece la pena, ¿no?